Vivimos en un país donde predomina el pensamiento binario o dicotómico, esto es, la tendencia a evaluar las situaciones o cualidades personales en categorías extremas y absolutas, analizándolas desde una perspectiva de “blanco o negro”, “bueno o malo”, “aliado o enemigo”, etc. Este tipo de pensamientos, imposibilita la capacidad de análisis y como consecuencia, una pobre percepción de la realidad dado que nos impide ver las diferentes opciones de las que podríamos disponer con una mente más abierta, tomando las decisiones en base a esta polarización del blanco o negro sin tener en cuenta los infinitos grises que hay en el medio. El pensamiento dicotómico es excluyente, limitante y cerrado, ya que dos opciones es demasiado poco para tan compleja realidad.
Esto da como resultado fanatismos y simplificaciones extremas que oscilan de un extremo al otro, llevando a que los individuos discutan sólo por poseer la razón y la verdad intentando su imposición a los demás, donde para que uno gane, el otro debe perder, predominando una descalificación constante a todo aquel que piense o vea el mundo de una manera diferente. En todos los ámbitos de la sociedad, este pensamiento cierra todo tipo de espacios de construcción colectiva y de hallar intereses comunes que permitan la coordinación de acciones.
No significa que el paradigma de la simplicidad sea ineficaz ya que no podríamos tomar decisiones, esto se debe a que jamás podríamos analizar el 100% de la información sobre cualquier tema para tomar una decisión. El enriquecimiento siempre está en los grises, hablamos de ver el mundo desde un paradigma o el otro, pero lo importante es la reflexión que existe en los puntos medios de los dos extremos.
Son infinitas las alternativas que dejamos de lado por el solo hecho de “encasillar” cada una de las situaciones que se nos presentan en dos categorías absolutas, y reconocer este tipo de pensamientos limitantes es el primer paso para hacer visible lo invisible y tratable lo intratable, desarrollando una perspectiva integradora, dinámica y abierta.
Fuente: http://www.fundacionforo.com/pdfs/archivo34.pdf
Blog de Seminario de Integración II 
Aldana muy buen post, la verdad que me quede pensando mucho en lo que expusiste porque me veo reflejado en él, soy de las personas que siempre toma las situaciones de la vida en blanco y negro. Y es muy difícil a veces considerar los diferentes matices que se encuentran el medio. Creo que es algo que tengo que ponerlo en práctica en tratar de tener una mente más abierta. No soy de las personas que se cierran y no sabe escuchar las opiniones de los demás pero hay ciertas cuestiones de la vida que hay que ser concretos y no se puede plantear grises. Es un simple comentario personal, en otras cuestiones voy a tratar de ser más abierto en analizar la situación.
Aldana, muy buena temática para abordar. Creo que el pensamiento polarizado es el fiel reflejo de la sociedad Argentina en estos tiempos. ¿Estás conmigo o contra mí? Esta pregunta representa un buen ejemplo del pensamiento dicotómico, cuando pensamos de esta forma lo hacemos de forma extremista y dentro de dos categorías absolutas. No somos capaces de tener en cuenta ni los matices ni los términos intermedios. Modificar la forma de pensar, considero que no es fácil pero entender que hacer juicios polarizados acerca de las situaciones no es una manera adecuada de evaluar la realidad, ya que la vida rara vez es completamente blanca o negra, sino que es mucho más compleja e intervienen diferentes factores que hay que tener también en cuenta. Además, abarcar mejor el espectro permitirá ser mucho más flexible y abierto mental y emocionalmente para afrontar en mejores condiciones los cambios que se vayan produciendo a lo largo de la vida.
Muy buen post Aldana, en el ámbito laboral se suelen ver mucho estas situaciones. O estas con un jefe, o estas con otro, poniendonos a los empleados entre la espada y la pared, como si se enfrentraran dos organizaciones diferentes. Y a su vez, esto hace que no haya aprendizaje organizacional, ya que lo unico que importa es que uno de ellos tenga razón, independientemente de que lo que estén diciendo esté correcto, impidiendo la posibilidad del dialogo o unas simples palabras como «tenes razón, me equivoqué» vistas tan negativamente en las empresas argentinas.
Excelente post aldana, me voy a quedar con el final de la publicación, donde apunta que intentamos encasillar cada una de las situaciones. Creo como viene explicas es lo que mas nos limita, necesitamos constantemente sentirnos cómodos con lo que nos ocurre, y al buscar muchas veces esa zona de confort, intentamos encasillar todo, para no tener que reflexionar sobre lo que esta pasando.