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Los pugs son una raza encantadora y pícara que puede llegar a ser tozuda, pero tiene mucho carácter. Puedes optar por aparear a tus pugs si disfrutas del cuidado de esta raza, pero no debes tomarte esta responsabilidad a la ligera. Sigue leyendo para aprender más sobre cómo criar pugs.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Tomar la decisión de reproducir pugs

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  1. Debes asegurarte de hacerlo por las razones correctas, las cuales deben tener relación principalmente con mejorar la calidad general de la raza.
    • Esto quiere decir que debes producir especímenes que sean más felices y saludables.
    • Si tus principales razones para criar pugs son la ganancia monetaria, no deberás hacerlo.[1]
  2. Asegúrate de que los cachorros potenciales tengan un hogar a donde ir antes de empezar el proceso. La crianza de pugs no puede ocurrir de la nada, sino que en algún momento tendrás que encontrarles un nuevo hogar a los cachorros. Por tanto, lo más recomendable es coordinarlo de antemano de forma que ya haya personas interesadas en adoptar a los posibles cachorros. Sin embargo, debes asegurarte de filtrar a todos los candidatos y elegir únicamente a los que puedan a proporcionarle un buen hogar a un cachorro.
    • Podrías considerar quedarte con los cachorros si es que tienes espacio y dinero suficiente, o incluso simplemente darles un hogar hasta que encuentres algo más permanente para ellos. Sin embargo, debes tener en cuenta que cuidar de toda la camada implica gastos relacionados con las vacunas, las desparasitaciones y las esterilizaciones o castraciones.
    • Si bien no podrás predecir la cantidad de cachorros que habrá en la camada, coordina por lo menos entre cinco y siete hogares potenciales.
    • De esta forma, los cachorros no te supondrán una carga ni correrán peligro de terminar en albergues para animales.[2]
  3. Debes comprender bien los pormenores antes de empezar el proceso de crianza, como la mejor forma de lidiar con una perra preñada de esta raza, la duración del embarazo, el cuidado necesario y las posibles emergencias.
    • También debes informarte sobre la mejor forma de manejar el parto.
    • Ten a la mano el número de un veterinario de confianza en caso de que surja alguna emergencia.[3]
Parte 2
Parte 2 de 3:

Determinar si es apropiado reproducir a un pug

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  1. Este debe ser agradable, placentero y de buen comportamiento, y lo mismo aplica para el pug con el cual planees aparearlo. De esta forma, los cachorros tendrán una mejor posibilidad de ser buenas mascotas.
    • No debes reproducir a tu perro si tiene problemas emocionales o de temperamento, ya que el proceso de reproducción debe reservarse únicamente para los mejores ejemplares de la raza.[4]
  2. Debes asegurarte de determinar los antecedentes genéticos de un ejemplar antes de decidirte a reproducirlo. Este tipo de verificación revisa las cualidades de su linaje y solo es recomendable reproducir a aquellos pugs cuya evaluación sea positiva. Si tienes un pug de pura sangre, lo más probable es que puedas conseguir un informe más detallado de su linaje en el Kennel Club local o la organización equivalente en el lugar en donde vivas.
    • Asegúrate de que tu perro no tenga ningún parentesco con el perro con el cual lo quieras aparear. De esta forma, podrás evitar la endogamia y los posibles defectos genéticos que esta acarrea.[5]
  3. Un ejemplar adecuado para la reproducción debe estar en muy buena forma, lo cual implica una ausencia de problemas de salud genéticos que podría transmitirle a su camada. Por tanto, hazle a tu perro un chequeo veterinario para estar seguro. Estas son algunas enfermedades comunes que afectan a los pugs y debes reconsiderar reproducir al tuyo si detectas cualquiera de ellas:
    • Luxación de las rótulas: también conocida como "rótula tambaleante" o el movimiento de las rótulas hacia los lados, ocasionando que las patas traseras se queden extendidas.
    • Displasia de cadera: este problema ocurre cuando las caderas no se forman bien y hacen continuamente un mal movimiento al deslizarse contra la articulación. Por tanto, los perros que la padecen tienen problemas de espalda y padecen una artritis temprana.
    • Entropión: la inversión de uno de los párpados hacia adentro de forma que el pelo se frote constantemente contra la superficie del ojo, lo cual ocasiona irritación.
    • Hemivértebra: una malformación de la columna vertebral que se manifiesta como una deformidad física.
    • Paladar hendido: una separación del paladar en el área bucal, para lo cual se suele someter a los cachorros a una cirugía.[6]
  4. Tu perro debe estar al día con sus vacunas para poder aparearlo, sobre todo si es hembra, ya que no podrás administrarle casi ninguna vacuna después de que quede preñada.
    • Además, las vacunas le proporcionan una inmunización a la hembra que luego podrá transmitirles a sus cachorros por medio de la leche materna. De esta forma, estarán un poco más protegidos durante el periodo en el que su sistema inmunitario aún no se haya desarrollado del todo.
    • Tu perro también debe estar al día con su calendario de desparasitación y debes asegurarte de que este abarque todo tipo de parásitos (desde la dirofilaria immitis hasta los nemátodos).
    • Asegúrate de tomar estas precauciones tanto con los machos como con las hembras, ya que la preñez tiende a debilitar el sistema inmunitario, lo cual facilitaría que un parásito se reproduzca, afectando no solo la salud de la hembra, sino también la de los cachorros.
  5. Para poder aparearlo, un pug debe tener un peso saludable. Puedes revisarlo pasando los dedos por sus costillas y presionándolas ligeramente. Si tu perro tiene un peso saludable, no deberás sentir rollos de grasa.
    • Asimismo, revisa a tu perro desde arriba y desde un lado para asegurarte de que su cintura esté bien definida. Sin embargo, los huesos de las caderas y la pelvis no deben sobresalir excesivamente de la piel, sino que deben estar cubiertos por una capa suficiente de grasa.[7]
  6. La edad mínima a la cual puedes aparear a un pug hembra es de 18 meses, lo que quiere decir que debe haber experimentado por lo menos tres celos. De esta forma, le darás suficiente tiempo para crecer y madurar para así poder tolerar las exigencias de la preñez y el parto.[8]
    • En el caso de los pugs machos, la edad mínima a la cual puedes aparearlos es de 12 a 15 meses (es decir, ya deben haber alcanzado la madurez sexual).[9]
    • Si tu perra tiene más de 6 años de edad, no es recomendable aparearla, ya que para este punto, estará a punto de alcanzar la edad avanzada. Por tanto, una preñez a esta edad podría ocasionarles daños a diversos órganos.
    • Tampoco debes volver a aparear a tu perra la siguiente temporada de forma que pueda tomar un descanso después de su primera camada. No es recomendable que los pugs hembras tengan más de cuatro camadas en total.[10]
  7. Puedes reproducir a tu pug hembra incluso si no tienes también un macho con el cual aparearla, simplemente busca uno por diversos medios. Por ejemplo, puedes pagarle al dueño de un macho para que cubra a tu hembra, conseguir un macho por medio de un criador local o pedirle ayuda a alguien a quien conozcas que tenga un pug macho. En cualquier caso, debes revisar bien su pedigrí y asegurarte de que esté registrado en el Kennel Club local (o su equivalente en tu región). De esta forma, podrás registrar a los cachorros como pura sangre más adelante.
    • Sin embargo, ten en cuenta que no podrás conseguir listados de perros machos en un Kennel Club, ya que estas organizaciones no suelen llevar este tipo de registros. En cambio, deberás hacer toda esta investigación por tu cuenta.
    • Antes de aceptar que el macho preñe a tu perra, debes conocerlo en persona para determinar si su apariencia física y temperamento son aceptables.[11]
Parte 3
Parte 3 de 3:

Aparear a tu perra

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  1. Estos son los únicos periodos en los que una perra podrá quedar preñada y suelen ocurrir dos veces al año (aproximadamente cada seis meses) y durar de tres a cuatro semanas. Durante estos periodos, la perra experimentará cambios físicos y conductuales, y podrás notar que los machos tienden a acercársele más.
    • Para saber si tu perra está en celo, revisa sus genitales. La vulva estará inflamada y segregará sangre.[12]
  2. Incluso durante el celo, una perra solo podrá quedar preñada en un determinado momento; es decir, durante la ovulación, la cual ocurre entre los días 11 y 14 de su ciclo.
    • Durante este tiempo, notarás que buscará la compañía del macho.
    • Cada hembra tiene un rango distinto de ovulación.[13]
  3. Puedes ahorrar tiempo pidiéndole a tu veterinario que examine los ciclos de celo de tu perra de forma que puedas saber con exactitud cuándo empezarán y no tengas que estar pendiente de revisarla ni calcular constantemente si está ovulando. Esto te permitirá saber el momento óptimo para aparearla y tener la mejor posibilidad de que quede preñada.
    • Para ello, el veterinario hará un frotis a la vulva para analizar las células en un microscopio. Esto le permitirá determinar en qué etapa del celo se encuentra y cuál es el mejor momento para aparearla.
    • También puedes hacerle un examen de sangre para ver si está ovulando. Este examen revisa los niveles de las hormonas en la sangre, los cuales fluctúan dependiendo de la etapa del ciclo en la que la perra se encuentre.[14]
  4. Este periodo hace que una perra sea muy atractiva para los machos, por lo que debes supervisarla muy bien cuando la saques a pasear, ya que es posible que un macho la monte sin que te des cuenta.
    • Debes tenerlo en cuenta sobre todo si sueles dejar a tu perra suelta en un jardín cercado, ya que un macho podría saltar la cerca para llegar a ella.
  5. Después de determinar con exactitud cuándo estará ovulando tu perra, puedes presentarle al macho. Para ello, asegúrate de tenerlos a ambos en sus respectivas correas de forma que puedas separarlos en caso de que su primera impresión sea negativa. Antes de continuar, asegúrate de que se agraden mutuamente.
    • Ten en cuenta que las hembras no suelen querer acercarse a los machos hasta el momento mismo en el que estén listas para el apareamiento. Sin embargo, esto no deberá suponerte un problema si realizas bien el cálculo del periodo de ovulación.
    • Nunca obligues a la hembra a someterse al macho sujetándola a la fuerza, ya que ella lo hará de buena gana si es el momento adecuado.[15]
  6. Esto suele manifestarse a alrededor de 28 días después del acto, por lo que puedes hacerle un examen de sangre a tu perra pasado este tiempo para determinar si hay un cambio en sus niveles hormonales.
    • También puedes realizarle una ecografía a los 21 días después del apareamiento para confirmar la preñez.
    • Si tu perra está preñada, mostrará cambios físicos a alrededor de dos o tres semanas después del apareamiento (por ejemplo, un vientre abultado y tetillas ligeramente más grandes de lo normal).
    • La preñez será bastante obvia a alrededor de las cuatro semanas.[16]
  7. No la alimentes en exceso en la primera mitad de la preñez. El aumento de peso en esta etapa puede provocar problemas durante el parto. En lugar de ello, dale una cantidad constante de su comida habitual. A la mitad de la preñez, dale comida para cachorros y aliméntala con poco y de forma frecuente, ya que tendrá el estómago comprimido a causa de los cachorros en crecimiento.
    • Durante la preñez, la perra se cansará más de lo normal, por lo que debes asegurarte de que pueda descansar bien. Sin embargo, no debes descuidar sus paseos diarios, aunque es posible que deban realizarse a un ritmo más lento. Solo limita el ejercicio si lo indica el veterinario.
    • La preñez en los pugs dura alrededor de 63 días, aunque el rango completo normal es de entre 60 y 65 días.
    • Proporciónale una caja de parto en donde puedan caber tanto la perra como toda su camada. Asegúrate de cubrirla con una manta que tenga el olor de la perra.[17]
  8. Cuida de los cachorros. Debes monitorear muy de cerca a los cachorros recién nacidos durante las primeras semanas, asegurándote de que se mantengan limpios, calientes y bien alimentados y de que no dejen de subir de peso de una forma saludable (por lo general, alrededor del 10 % de su peso al día durante las dos primeras semanas).
    • Después de cuatro semanas, dales un mayor espacio a la madre y a los cachorros, ya que para este punto empezarán a ser más activos.[18]
    • Debes hacerles un chequeo veterinario a los cachorros a alrededor de las siete a ocho semanas de vida.
    • Podrás trasladar a los cachorros a sus respectivos hogares a alrededor de las 12 semanas.[19]

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Acerca de este wikiHow

Pippa Elliott, MRCVS
Coescrito por:
Veterinaria
Este artículo fue coescrito por Pippa Elliott, MRCVS. La Dra. Elliott, miembro del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios, es una veterinaria con más de 30 años de experiencia en cirugía veterinaria y práctica en animales de compañía. Se graduó de la Universidad de Glasgow en 1987 con un título en Medicina y Cirugía Veterinaria. Ella ha trabajado en la misma clínica de animales en su ciudad natal durante más de 20 años. Este artículo ha sido visto 22 813 veces.
Categorías: Perros
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