EL CIERRE DEL CANON

¿Quien es el autor de la Biblia? ¿Quien tiene la potestad de decidir cual libros son canónicos y cuales no? ¿Que tipo de libro tenemos en los manos? 

Desde la Reforma del siglo XVI, la Biblia dejó de ser el libro de unos pocos para convertirse en el Libro para todos. Aunque la Biblia es el libro mas traducido y difundido que se ha conocido jamás, todavía hay interrogantes y diferencias de opinión sobre la cantidad de libros que tiene que formar la Biblia y cual son los libros que tiene que formar el contenido canónico. También hay diferencias sobre ¿quién? y ¿cuándo? decidió «cerrar el canon».

«El Canon», término usado después del siglo III, no significa igual para un judío, un católico o protestante. Aunque, en el término, ellos entienden que es La Biblia o la Palabra de Dios como regla de fe, hay diferencias. Si el nombre “Canon” ha sido dado para señalar la enseñanza correcta, como regla de medir a los demás enseñanzas o como una colección oficial de libros sagrados, las respuestas a las preguntas presentadas tienen grandes  repercusiones.

Como converso protestante, lo que se sabía es – que el canon del Antiguo Testamento se cerró en Jamnia en el alrededor del año 90 d.C. y el Nuevo Testamento en el año 397 d.C. Parece que al estudiar un poco más profundo estas afirmaciones, no hay tanta exactitud. En las clases hemos visto que es posible hablar de un «Canon Cerrado del Antiguo Testamento» mucho antes de la fecha del año 90 d.C.  Por esto es importante responder  a la pregunta: ¿Cuándo se cerró el canon de A.T. y N.T.? También he tenido la oportunidad de estudiar el ¿porque? algunos cultos aceptan más libros que otros, en especial, en lo que nombramos como Antiguo Testamento.

Las dos incógnitas son ligadas entre sí, por estos los vamos a tratar juntos en este estudio sobre «El Cierre del Canon». Entonces, la segunda pregunta a que vamos a responder seria: ¿Cuántos y que libros contiene cada Testamento del canon bíblico?

 

  1. EL SIGNIFICADO DEL CIERRE DEL CANON

Para empezar, tenemos que apreciar que mientras hablamos del canon bíblico, hablamos prácticamente de un «Canon Cerrado». Un Canon es un Canon Cerrado y, mientras dure el proceso de canonizar, como sugiere F.F. Bruce, tenemos que buscar un término más flexible para los libros en discusión.  Para entender mejor que significa «el cierre del canon» debemos apreciar lo que remarca F.F. Bruce en el libro «El canon de la Escritura»:

«Las palabras a las que no puede añadir nada nadie […] y donde nada se puede quitar, cualquiera que fuere su significado en su contexto, parecen ciertamente indicar el principio de un canon cerrado. Hay algunos expertos que afirman que la palabra «canon» se debe utilizar sólo cuando se ha cerrado la lista de libros con autoridad especia[1]«.

De este modo, el terminó “Canon Cerrado” indica el catalogó o lista de libros sagrados aceptados como inspirados, normativos, sagrados y con autoridad, como una sola unidad.

 

  1. IGLESIA VS. BIBLIA. PRIORIDADES

Uno de los puntos importantes de donde parte la duda en lo que significa el cierre del canon bíblico es: ¿Quien tiene autoridad en la formación del canon bíblico, Biblia misma o la Iglesia?

  1. El criterio de la canonicidad en la teología católica

Los católicos nunca han escondido el pretendido poder y por supuesto, la autoridad, en lo que significa la formación de una teología en base a su poder de decisión más allá de lo «Escrito esta!» Si el Pueblo de Israel se convierte, después de la caída de Jerusalén,  en el «Pueblo del Libro», la madre Iglesia se convierte a través de los siglos al «Pueblo de la Tradición Apostólica».

Miguel Angel Tabet, en el libro «Introducción General a la Biblia» esta citando a «Dei Verbum» católica haciendo una afirmación explicita sobre él, antes mencionado, criterio de canonicidad de la Biblia Católica: «La misma Tradición [apostólica] da a conocer a la Iglesia el canon integro de los libros sagrados«.[2]

Tabet añade: «Este texto […] pone en evidencia la importancia, primaria e insustituible, de la Tradición apostólica en la determinación del canon bíblico». [3]

Al largo del tiempo, en los concilios, la Iglesia Católica ha decidido que la Escritura fuese basada sobre la tradición de la Iglesia y que la inspiración y revelación de la Escritura es bajo lo decidido en los concilios. En este caso, el Canon Bíblico, es formado por la decisión de la Iglesia, por encima de la autoridad de la Biblia.

 

  1. El criterio de la canonicidad en la teología protestante y judía

            Las iglesias protestantes y los judíos reconocen lo que es canónico en base a la inspiración de las Escrituras, por su validez y autenticidad interna. De esta manera la Iglesia reconoce y no establece, lo que es o no inspirado, lo que es o no canónico. También es verdad que la Escritura crea y mantiene la iglesia y no la iglesia crea la Escritura.

Esta posición de la teología protestante y judía no es negociable. En la Biblia se encuentra la base de la creencia protestante y judía. Sin el “Libro” no hay base para existir. Por esto las iglesias protestantes siguen el mismo rumbo que el pueblo Israel para ser el «Pueblo del Libro».

Los libros de la Biblia se recomiendan unos a otros, sigue la misma teología dentro de 1.500 anos de inspiración divina y son usados por Jesús y sus apóstoles. No hay base más firme que la Biblia misma.

 

  1. Resumen tras primer debate – Iglesia vs. Biblia

Si el Canon Bíblico tiene 66 libros, es porque en este caso, la Iglesia reconoce los libros sagrados en la Biblia misma. Si encontramos 73 o más libros, es porque las Iglesias Católica y Ortodoxa concuerdan en que la Iglesia tiene autoridad de aceptar a otros libros que no tiene sustento en la Biblia misma.

En el primer caso, la Iglesia es el producto de la Biblia y en el segundo caso, la Biblia es el producto de la Iglesia.

 

III. SEPTUAGINTA VS. TANAJ. EL CANON ALEJANDRINO VS. EL CANON PALESTINENSE

Las principales preguntas, expresadas al principio, que intentamos contestar en nuestro trabajo son: ¿Quien decide y cuando decide, el Cierre del Canon? La segunda: ¿Porque unas iglesias tiene más libros que otras?

En este apartado nos proponemos mirar hacia las fuentes de donde vienen nuestros documentos sagrados y analizar la legitimidad de cada una.

Tenemos por un lado el Canon Palestinense usado en Palestina, nombrado Canon Hebreo o Tanaj. También se reconoce como el «canon breve» con 39 libros (24 en la estructura hebraica). Es usado por los hebreos y protestantes.

El segundo es el Canon Alejandrino, o el canon ampliado, conocido como Septuaginta. Es una traducción griega desde el siglo III antes de Cristo y contiene los 39 libros del canon hebreo,  libros y fragmentos apócrifos. Parte de esta traducción esta usada por las iglesias Católica y Ortodoxa, cada una usando 7 o más libros de los apócrifos.

En adelante vamos a presentar cada uno de los 2 cánones y los libros apócrifos en disputa.

 

  1. El Canon Bíblico de los Alejandrinos – Septuaginta

En el siglo III a.C. la lengua principal de Alejandría, como en la mayor parte del mundo civilizado, era el griego. El hebreo cada vez se hablaba menos, aún entre los judíos. Por eso había una gran necesidad de una traducción griega de las Sagradas Escrituras.

 

  1. Historia de la formación

La Biblia en griego, de los Setenta o Septuaginta en latín (LXX), es una colección de escritos, la mayor parte traducidos del hebreo, otros redactados originalmente en griego, que formaron el bloque primigenio del Antiguo Testamento que se utilizaba en Alejandría.

Esta traducción de la Biblia fue compuesta a lo largo de cuatro siglos, desde el III a.C. hasta el I d.C. Según una tradición legendaria recogida en un apócrifo del Antiguo Testamento denominado Carta de Aristeas fueron 70 o 72 eruditos bíblicos judíos los que se trasladaron desde Jerusalén hasta Alejandría y allí tradujeron, ayudados por el Espíritu Santo, la “Torá” judía, es decir, el Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia. El faraón reinante en esos momentos era Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.). Dichos datos han sido confirmados en los escritos de Aristóbulo, Filón, Josefo, en fuentes rabínicas y cristianas.

Sin embargo, no se tradujo de manera completa en Alejandría, pues en esta ciudad sólo lo fueron los libros de la Tora, los históricos, algunos sapienciales y proféticos. El resto fue traducido en Palestina. En principio, la designación de versión de los LXX se refería solamente a la Tora o Pentateuco en griego. Los demás libros fueron traducidos más tarde y, por tanto, recoge traducciones hechas por diversos autores.

Ahora bien, comúnmente se entiende por la versión de los Setenta o Septuaginta los libros, no sólo de la Torá, sino el conjunto de la Biblia que tenían los judíos alejandrinos, y otros de la Diáspora que también hablaban griego en esos siglos.

Pero en esos momentos en los que empieza a verterse la «Biblia» hebrea al griego aún no se había fijado el canon o lista de libros sagrados del Antiguo Testamento, sino que existían muchos más libros considerados sagrados que circulaban.

 

  1. Contenido. Tanaj… mas apócrifos

Además de los libros del canon hebreo (Tanaj), la Septuaginta incluye mas 15 libros apócrifos.  Además fragmentos y capítulos que se añade a los escritos existentes en la Biblia Hebrea.

Estos son los siguientes: 3 Esdras, Tobias, Judit, Sabiduria, Eclesiastico, Baruc, Epistola de Jeremias, 1, 2, 3 y 4 Macabeos, Oracion de Manases, Libro de los Salmos de Solomon, Libro de Enos, Jubileos, Apocalipsis de Baruc, Los Paralipomenos de Baruc. Tambien hay framentos: Himno de los 3 jovenes (Daniel 3:24-90), Historia de Susana (Daniel 13), Historia de Bel y el Dragón, Resto de Ester (Ester 10:3-14), Salmo 151, etc. El texto de la Septuaginta sufrió varias revisiones.

 

  1. El Tanaj – la Biblia Hebrea. El canon Palestinense

El Tanaj (del acrónimo en hebreo תַּנַךְ tanakh) es el conjunto de los 24 libros de la Biblia hebrea. Constituye, junto a otros libros, aquello que los cristianos denominan “Antiguo Testamento”, pero a diferencia de este, no está ordenado cronológicamente. 

  1. El significado del Tanaj

El acrónimo Tanaj son las tres letras iniciales hebreas de cada una de las tres partes que lo componen, a saber:

  1. a) La  Torá(תּוֹרָה), ‘Instrucción’ o ‘Ley’;
  2. b) Los Nevi’im(נְבִיאִים), ‘Profetas’;
  3. c) Los Ketuvim(כְּתוּבִים), ‘Escritos’

 

La letra inicial kaf de כְּתוּבִים (Ketuvim) es letra final en el acrónimo תַּנַ»ךְ (Tanaj), y por ser última letra toma la forma de kaf final ( ךְ ) y se pronuncia suave, como J, no como K; por eso es Tanaj y no “Tanak”.

  1. Los libros del Tanaj – La Biblia hebrea

Malaquías)

 

Se puede facil observar que la Biblia Hebrea contiene los mismos libros que la Biblia Protestante, la diferencia siendo el modo y el orden de como lo está contando

 

  1. Convivencia

En Palestina y en el resto del mundo se han fabricado y usado materiales de que no se sabía cierta proveniencia. Algunos eran los libros apócrifos de lo que la versión Septuaginta contenía. Otros eran simplemente consejos, comentarios, etc.

Estos materiales circulaban libres en Palestina y Alejandría. Al parecer los judíos de Palestina hacían diferencia entre los escritos inspirados o no inspirados, mientras los Alejandrinos usaban todos los libros de la Septuaginta como si tuviera igual autoridad.

Al parecer este ha sido el motivo por lo cual más tarde las Iglesias Católica y Ortodoxa han considerado usar los algunos libros apócrifos de la Septuaginta como de igual autoridad a los libros inspirados del Canon Hebreo. La Iglesia Católica lo han canonizado después de 15 siglos y lo han nombrado deuterocanonicos – o el segundo canon.

  1. Deuterocanonicos – libros apócrifos bautizados

Cuando vemos la lista de los libros del Antiguo Testamento en cualquier traducción católica de la Biblia, nos encontramos que hay una serie de libros adicionales en comparación con nuestras versiones, así como algunas añadiduras al libro de Ester y de Daniel. Estos libros son llamados “apócrifos” que significa “ocultos” y son libros que no pertenecen al canon bíblico.

Los libros apócrifos son:

Tobías ( Las aventuras de una familia judía viviendo en Asiria).

Judit (Historia de cómo Judit (que significa “la judía”) rescata a los judíos de manos del ejército de Asiria.

Adiciones al libro de Ester (Una colección de adiciones de la Septuaginta al libro de Ester.

Sabiduría de Salomón (Colección de Proverbios; la última parte del libro contrasta Israel Vs. Egipto)

Eclesiástico o Sabiduría de Sirac (Una larga colección de Proverbios)

Baruc (Clama haber sido escrito por el siervo de Jeremías y consiste de alabanzas, oraciones y promesas)

La Historia de Susana (Susana es acusada de inmoralidad, pero es rescatada por Daniel en Babilonia (Dan. 13)

Canción de los tres hijos (Canción de Sadrac, Mesac and Abednego en ocasion del horno ardiente – inserto en Dan. 3:24- 90)

Bel y el Dragón (Las aventuras de Daniel al rehusar adorar al ídolo de Bel  – en Dan. 14)

1&2 Macabeos (Narrativa histórica de la Guerra de Independencia de los judíos)

 

¿Por qué estas versiones católicas incluyen estos libros? Ya mencionamos la historia de la Septuaginta (LXX) con Ptolomeo Filadelfo. El problema fue que Ptolomeo no pidió específicamente los libros “inspirados” sino todo el legado judío que era valioso para ellos para traducirlo al idioma griego.

Esto incluyó las Escrituras del Antiguo Testamento, pero parece que también fueron agregados otros escritos de carácter religioso, históricos etc., que no eran considerados como Escrituras por el pueblo de Israel.

Algunos de estos libros no inspirados fueron usados por algunos de los Padres de la Iglesia, y fueron incluidos posteriormente en la Vulgata Latina, que se convirtió en la versión oficial de la Iglesia Católica al comenzar la Edad Media. Pero no fue sino hasta el Concilio de Trento en el 1546, donde la Iglesia Católica los aceptó oficialmente como parte del Canon, llamándoles a estos libros “deuterocanónicos”.

 

  1. ¿Y porque no pueden entrar en el canon?

Las iglesias protestantes rechaza los libros apócrifos que incluyen las versiones católico-romanas, por las siguientes razones:

  • No fueron incluidos en el canon hebreo.
  • Ninguno de ellos fue citado por Cristo o los apóstoles.
  • Ningún canon o concilio de la iglesia cristiana de los primeros 4 siglos reconoció los apócrifos como inspirados y algunos de los padres de la iglesia se opusieron a ellos vehementemente.
  • El caso de Agustín es muy particular, pues aunque él los incluyó en su canon los consideraba de una autoridad inferior.
  • No fue sino hasta el 1546 que algunos de los apócrifos recibieron completa aprobación de la iglesia Católica en el Concilio de Trento. Este concilio fue convocado para contrarrestar a la reforma.
  • La Iglesia Ortodoxa Griega no siempre aceptó la Apócrifa como Canónica. No fue sino hasta el sínodo de Jafta en 1642, y el sínodo de Jerusalén en 1672 que fueron incluidos.
  • El hecho de que algunos de estos libros aparecieran en los manuscritos del Mar Muerto tampoco prueba nada, ya se trata de una librería que contenía fragmentos de cientos de libros, aparte de los libros aceptados como canónicos.
  • Algunas de las enseñanzas de estos libros son francamente heréticas, como la oración por los muertos (2Mac. 12:45-46; comp. He. 9:27; Lc. 16:25-26; 2Sam. 12:19-23) y la salvación por las obras (Tobías 12:9; comp. Rom. 4:5; Gal. 3:11; Ef. 2:8-9).
  • Algunos cometen errores históricos y cronológicos.
  • La mayoría de los libros apócrifos fueron escritos durante el período ínter testamentario (400 – 0 a.C.).
  • Estos libros no claman ser inspirados y algunos de ellos contienen declaraciones que dan a entender lo contrario (2Mac. 15:37)

Esto no significa que estos libros, unos más que otros, carezcan de valor alguno. Unos más que otros, pueden tener un valor histórico, moral, etc., que pueden servirnos de gran ayuda al estudiar el contexto judío después del exilio. Pero una cosa es ver el valor de un libro y otra es considerarlo como Palabra de Dios.

 

  1. Conclusiones tras el segundo debate

Hemos visto los dos cánones, Palestinense y Alejandrino. Hay diferencias. El canon Alejandrino tiene muchísimos mas libros y fragmentos que de lo que a incluido la Iglesia Católica en su Canon. El resto de los libros se quedaron sin más, fuera del canon. Si el canon Alejandrino era inspirado, no tenía que entrar todos los libros y fragmentos?

La respuesta se encuentra en el anterior punto 2 de nuestro estudio: «Iglesia vs. Biblia. Prioridades». La Iglesia Católica decide qué y cuándo, in función de necesidad de cubrir carencias doctrinales internas.

 

  1. CIERRE DEL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Estaba cerrado el Canon del Antiguo Testamento en el tiempo de Jesús? Se ha cerrado después? En el año 90 d.C. en Jamnia o en 1546 en Trento?

Hoy día tenemos por lo menos tres  tipos de Biblia: la Biblia Hebrea, Biblia Católica y la Biblia Protestante. Primera incluye 22 o 24 libros. La segunda, 73 de los cual 46 del Antiguo Testamento. La tercera Biblia 66 libros canónicos, de lo cual 39 libros del Antiguo Testamento. Cuál es la Biblia, la regla de fe, que Dios de verdad nos otorgo?

 

  1. El Canon Bíblico entre los hebreos

La falta de unidad entre los judíos de Palestina y los diversos partidos dentro de una nación que antes del año 70 d.C. era más centrada en el Templo que en la Escritura, nos impide saber por completo de lo que entendían los contemporáneos de los apóstoles por la Santa Escritura.

Hoy disponemos de muy poco material extra bíblico que alcanza mas del siglo III a. C., que nos puede guiar en entender cuál era la posición de los judíos sobre los libros antiguos poco después de Ezra y Nehemías.  Podemos deducir pero no podemos decir.

Vamos a presentar algunos pensamientos de los hebreos que vivían en tiempo de Jesús y sus apóstoles.

 

  1. El canon Bíblico de los Samaritanos

La Biblia Samaritana incluía solo algunos libros. F.F. Bruce, en el libro El canon de la Escritura,  opina: «En cuanto a los samaritanos, su Biblia se limitaba al Pentateuco. Tenían su propia edición del libro de Josué y unas cuantas tradiciones más, pero están no eran reconocidos como Escrituras sagradas.» [4]

Otra opinión, citada de el mismo autor, es que:  «La restricción samaritana del canon al Pentateuco implicaba un rechazo consciente de la colección de los Profetas, puesto que estos eran entonces considerados como canónicos en Jerusalén.» [5]

Hemos visto que los samaritanos solo aceptaban el Pentateuco y rechazaban los Profetas porque criticaban al reino del norte con capital en Samaria. Rechazaban los Escritos porque estaban vinculados al templo de Jerusalén.

 

  1. Los Targumim o versiones arameas del Antiguo Testamento

Cuando los judíos adoptaron el arameo como lengua de uso común durante el dominio del imperio medopersa, vieron la necesidad de disponer de traducciones de las Escrituras a esta lengua para el culto de la sinagoga y para el estudio en las escuelas. Una de las características de estas versiones es la tendencia a la paráfrasis. Los Targumim se hallan a mitad de camino entre lo que es una versión literal y un comentario midrásico (interpretación homilética) de la época rabínica.

Existen Targumim del Pentateuco, de los Profetas y de los Escritos a excepción de Esdras-Nehemías y Daniel. En la sinagoga la lectura de la Torah era seguida de la traducción en arameo, evitándose que hubiera una confusión entre ambas. La versión targúmica no era una simple traducción del texto, sino una interpretación autorizada del mismo de acuerdo con la «ortodoxia» rabínica. El Targum es a la vez traducción y comentario.

Este es un dato importante que nos indica de alguna manera que se usaba dentro de la sinagoga como escritura sagrada.

 

  1. Evidencias sobre el cierre del canon

La Iglesia ha recibido el canon del Antiguo Testamento a través de Jesús y de los apóstoles. La Iglesia cristiana empezó su existencia con un libro, aunque su existencia no se debe al libro, sino a Cristo, crucificado y luego resucitado de los muertos.  La función del Libro era dar testimonio a Cristo.

Es importante saber cuándo se cerró la Biblia hebrea para justificar el cierre del Canon del Antiguo Testamento que esta compartido con los cristianos evangélicos y protestantes.

  1. Evidencias dentro del Canon
  • El Nuevo Testamento contiene más de 350 citas o alusiones al Antiguo Testamento, todas usando los libros canónicos del Tanaj hebreo. No hay ninguna directa cita de los Deuterocanónicos o Apócrifos. Jesús, según la tradición evangélica, apelaba de forma regular a las Escrituras hebreas para validar su misión.
  • Como observamos, el libro de Crónicas, dentro del Tanaj, se encuentra en la ultima posición. Jesús, al principio del siglo I, reconoce este orden y los libros de la Biblia hebrea cuando dice en Lucas 11: 50, 51 «para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo , desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el Templo «.  F. Bruce dice:

     «Zacarías (c. 800 a.C) no fue cronológicamente el ultimo profeta en morir como mártir; unos dos siglos después, un profeta llamado Urias fue asesinado en Jerusalén porque su testimonio era inaceptable para el Rey Joacim Jeremías 26: 20-23). Pero Zacarías es, desde el punto de vista canónico, el ultimo profeta fiel que murió martirizado, porque su muerte se recoge en Crónicas, el último libro de la Biblia hebrea.» [6]

  • Jesús reconoce las tres secciones de la Biblia hebrea, La Ley, los Profetas y los Escritos, su testimonio siendo grabado en el Nuevo Testamento, Lucas 24: 44 u.p. «[…] era necesario que se cumple todo lo que está escrito de mi en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.«

Estas evidencias demuestran que Jesús y los apóstoles tomaban como un Canon Cerrado la actual Biblia Hebrea o Tanaj, el Antiguo Testamento que tenemos hoy.

 

  1. Evidencias externas

Hay evidencias externas que demuestra que el Canon Hebreo, implícito, el Antiguo Testamento se había cerrado antes del nombrado Concilio de Jamnia.

  • Una de las menciones más claras y antiguas de las tres divisiones del canon hebreo incluyendo los contenidos de cada una, aparece en una baraitha (tradición que pertenece a los anos 70 – 200 d.C) citada en el Talmud babilónico, en el tratado Baba Bathra (Baba Bathra 14b – 15a). Esta postura asigna autores inspirados o con autoridad a los 24 libros y cuestiona su orden.
  • Josefo Flavio, el historiador judío del siglo I, en el primer volumen de su tratado Contra Apion 1, 38-41, escrito en la última década del primer siglo d.C., menciona una división en tres partes de los libros de la Biblia Hebrea. El escribe:

     «No tenemos miles de libros discordantes y contradictorios entre sí, sino solo veintidós que contienen el relato de lo acontecido en todos los tiempos y que están bien acreditados. De estos, cinco son los libros de Moisés que contienen las leyes y la historia desde la creación del género humano hasta su propia muerte. Este periodo abarca un poco menos de tres mil años. Desde la muerte de Moisés hasta el reinado de Artajerjes, quien fue rey de Persia después de Jerjes, los profetas que sucedieron a Moisés escribieron en trece libros los hechos que tuvieron lugar en su tiempo. El resto de los libros contienen himnos en honor a Dios y preceptos para la vida de los seres humanos. Desde Artajerjes hasta nuestro tiempo se ha ido poniendo por escrito todo de forma detallada, pero estos relatos no se han considerado dignos de igual crédito que los anteriores porque desde entonces no ha sido bien establecida la sucesión exacta de los profetas.» [7]

 Cuando Josefo habla de veintidós libros, probablemente se refiera exactamente a los mismos veinticuatro documentos reconocidos por los judíos tradicionales, contando Rut con Jueces y Lamentaciones como parte de Jeremías.

  • El Eclesiástico, o la Sabiduría de Jesús ben Sira (c 180 a.C.) nos proporciona evidencias importantes. Hacia el 132 a.C., el nieto de este sabio judío tradujo el texto hebreo de esta obra al griego y escribió el prologo, en el que se refiere a «la Ley, los Profetas y los otros que le han seguido» – que sería la primera evidencia de una división tripartita de la Biblia Hebrea. El Eclesiástico alude, cita o se refiere a por lo menos 19 de los 24 libros del canon hebreo.

 

 Las evidencias externas e internas confirman que el Canon del Antiguo Testamento era ya fijado antes de la caída de Jerusalén y el concilio de Jamnia.

 

  1. Concilio de Jamnia

El cierre del canon en Jamnia fue parte del programa de reconstrucción del judaísmo tras la caída de Jerusalén, consecuencia de la polémica contra los cristianos o parte del trabajo de fijación del texto consonántico hebreo.

  1. Concilio de Jamnia. Vision judia y protestante

Se ha repetido por largo tiempo que el cierre del canon bíblico se llevó a cabo en el llamado sínodo de Jamnia (90 d.C.) en el que se resolvieron la disputas existentes hasta entonces sobre la canonicidad de cinco de los libros bíblicos: Ezequiel, Proverbios, Eclesiastés, Cantares y Ester.

F.F. Bruce afirma:

     «En cuanto a las Escrituras, los rabinos  de Jamnia no introdujeron innovaciones; examinaron la tradición que había recibido y la dejaron más o menos como estaba. Probablemente sea poco aconsejable hablar de que hubo un concilio o un sínodo en Jamnia que estableció los límites del canon del Antiguo Testamento.» [8]

 

La formación del canon de libros sagrados no era tanto una cuestión planteada y decidida en sínodos o concilios; éstos no hacían más que sancionar lo ya establecido por una larga tradición. En el cristianismo la discusión sobre el canon no llegó a plantearse en los concilios hasta una época muy tardía, hacia finales del s. IV, cuando el contenido fundamental del canon estaba ya muy avalado por una   larga tradición.

 

  1. La visión católica sobre Jamnia

Los teólogos católicos está usando el supuesto concilio de Jamnia para demostrar que en el año 90 d.C. todavía no era fijado el canon hebreo. Ellos culpan a la secta farisaica de aquel momento, acusándole de apoderándose en un contexto en cual las demás sectas no eran bien organizadas. Ellos creen que todavía en Jamnia no ha sido ni de lejos la última palabra en lo que se refiere a un canon hebreo reconocidos por todos, hebreos y cristianos, y de esta manera cerrado.

A continuación presentamos los argumentos de uno de los eruditos en el mundo católico, Miguel Ángel Tabet en su libro «Introducción General a la Biblia»:

«Hasta el año 70 d.C. no hubo en el judaísmo una opinión única sobre los libros que debían ser considerados sagrados y normativos. Entonces, la religión estaba basada en el culto y centrada en el Templo, y no se había transformado, como sucederá posteriormente, en una religión del libro. Después de la destrucción de Jerusalén y del Templo, y la desaparición del sacerdocio levítico, la situación cambio profundamente. Los fariseos alcanzaron una hegemonía espiritual absoluta y, siguiendo la tradición de los antiguos quisieron asegurar la vida religiosa de la nación estableciendo bases firmes para el judaísmo.[…] La academia de Jamnia, en la costa meridional de Palestina, tuvo un papel central, aunque no definitivo, como nuevo centro espiritual de judaísmo después de la destrucción de Jerusalén. Los rabinos parecen haber seguido tres criterios internos fundamentales: a) la antigüedad del libro: solo se debían considerar inspirados los libros escritos antes de  que la cadena de profetas se cerrase con el último de ellos, Malaquias (siglo V a.C.); b) que estuviesen escritos en la lengua sagrada (hebreo); y c) su conformidad con los principios religiosos transmitidos por la secta farisea. A estos criterios internos, sin embargo, es necesario añadir dos motivaciones externas, que llevaron a cerrar definitivamente el canon hacia los siglos II/ III d.C.: la polémica con el cristianismo naciente y la lucha contra las sectas que surgían dentro del judaísmo. Unos y otros se presentaban con libros que comenzaban a considerarse escrituras sagradas también en los ambientes estrictamente judíos: en el caso del cristianismo, los libros del Nuevo Testamento; para las sectas, diversas obras correspondientes a las distintas ideologías (gnosticismo, corriente apocalíptica, etc.). Los cristianos, además, utilizaban textos tomados de los libros deuterocanonicos, algunos con una doctrina mesiánica bastante desarrolladla (Sb 2: 12-20, por ejemplo), como argumentos en favor de su fe. Todas estas razones motivaron que los rabinos, cuya orientación religiosa era afín la de los fariseos anteriores al 70 d.C., delimitaron el canon según los principios religiosos del fariseísmo. Hubo también un rechazo de la versión griega de los LXX, que utilizaban los cristianos.» [9]

Por estos motivos, el mismo autor católico concluye: «La Iglesia primitiva recibió el canon del Antiguo Testamento de la tradición judía, pero no se trataba de un canon cerrado, que, como hemos visto, todavía no existía.» [10]

 

  1. Entonces, Jamnia?

            Como hemos visto, los protestantes y los hebreos están de acuerdo que, en el año 90 en Jamnia, el canon era ya decidido por la tradición judaica y grabada en el canon Palestinense. Por otro lado, los Católicos sostienen que en Jamnia los fariseos se aprovecharon de la situación para imponer su proprio canon. En este caso, muy lejos de tener un canon fijo. Que paso entonces en Jamnia?

Por muchos, nada más que una confirmación del canon como parte de la identidad judía que se mantiene como el «Pueblo del Libro». Había preguntas sobre algunos libros, pero no se han hecho cambios.

Después de Jamnia, los judíos continuaron el debate sobre el canon hasta siglos después de Jesús y los apóstoles. Debatían sobre si ciertos libros debían permanecer o no en el canon. Son los siguientes:

1) Ester, porque no se menciona a Dios.

2) Eclesiastés, por su escepticismo y hedonismo

3) Cantares, por las expresiones de amor excesivas

4) Proverbios, por las supuestas contradicciones internas

5) Ezequiel, porque según los judíos contradecía la Tora

 

Concluimos diciendo: el problema no era si debían o no incluirse otros libros, sino si todos los libros que formaban parte del canon eran suficientemente santos como para permanecer en el canon. 

Esta ultima inquietud ha permanecido a largo de los siglos y todavía permanece en algunos círculos.

 

  1. Concilio de Trento (1546 d.C.)

Como hemos visto, los católicos nunca han aceptado un cierre del canon del AT antes de Jamnia, mucho menos antes de Cristo. La Iglesia cristiana desarrollo a largo del tiempo y, a través de los siglos, retomaron posición sobre los libros apócrifos que los judíos no lo han considerado sagrados sino, como mucho, útiles. Empezando con los concilios del siglo IV en adelante, se han propuesto por uso interno algunos libros apócrifos y luego, poco a poco, incluirlos en el canon.

A partir del año 393 diferentes concilios, primero regionales y luego ecuménicos, fueron precisando la lista de los Libros «canónicos» para la Iglesia. Estos fueron: Concilio de Hipona (393), Concilio de Cartago (397 y 419), Concilio Florentino (1441) y Concilio de Trento (1546).

En este último, solemnemente reunido el 8 de abril de 1546, se definió dogmáticamente el canon de los libros sagrados de la Iglesia Católica. En el están incluidos como dogma de la Iglesia Católica los 39 libros «protocanónicos», los 7 libros y fragmentos de Ester y Daniel «deuterocanónicos» y 27 libros del Nuevo Testamento. 

 

  1. CIERRE DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

 

Los libros del Nuevo Testamento se escribieron en mucho menos tiempo que los de Antiguo Testamento. Los 27 libros que contiene se escribieron en un margen de tiempo muy reducido, menos de 50 anos (49-95 d.C.). 

  1. Consideraciones previas sobre la formación del

Canon del Nuevo Testamento

 

Al principio los apóstoles y los discípulos de los apóstoles utilizaban como Escritura el Antiguo Testamento . La enseñanza de Cristo y, luego,  de los apóstoles se transmitía de forma oral.

Las Epístolas del Apóstol Pablo, la mayoría dirigidas fuera del mundo hebreo, han sido las primeras en escribirse y las cartas mandadas de el gozaban de una amplia difusión entre las iglesias cristianas recientemente formadas entre los gentiles. Luego aparecieron cartas de los demás apóstoles y los Evangelios. Circulaban también cartas que hoy día se consideran apócrifas. Estos se leían en las reuniones y no existía un concepto de lo que llamamos ahora canonicidad en el final de primer siglo y  principio del segundo.

Mientras vivían los apóstoles y los discípulos de los apóstoles, no se ha visto necesario de formar una colección de escritos inspirados como regla de fe. La transmisión oral era lo importante y bastaba, porque muchos de esa generación escucharon a los mismos apóstoles o a sus discípulos.

Después de este periodo, sin los apóstoles y sus discípulos, se ha visto la necesidad de hacer diferencias entre lo que era testimonio verdadero o falso, y las cartas de los apóstoles empezaron a tener más importancia. La importancia de las cartas condujeron a situar todo lo que circulaba en un cuadro legal.

Antes de pasar a situar la fecha del Cierre del Canon, vamos a ver en breve los principales pasos que han llevado a tal decisión.

 

  1. Breves principios de canonicidad

El Nuevo Testamento tiene como base tres grandes principios de canonicidad:

a) El Origen Apostólico;

b) Recepción y larga aceptación por las formadas iglesias cristianas originales;

c) Uniformidad Doctrinal entre sí y con el texto del A.T.

 

  1. Primeros indicios sobre el valor de las cartas del Nuevo Testamento

Los primeros indicios sobre la formación del canon del Nuevo Testamento los encontramos en el mismo texto del Nuevo Testamento, donde los apóstoles mencionan la importancia para la comunidad cristiana del mensaje transmitido (1 Tes. 5:27; Col 4:16; 1 Tim.4:13, etc.) y el reconocimiento del apóstol Pedro sobre las Escrituras de Pablo (2 Pedro 3:15-16).

El siguiente paso – los padres de la iglesia empezaron a utilizar el lenguaje parecido a las cartas de los apóstoles (Clemente, aprox. 96 d.C.), usar breves  versículos ya de lo que conocemos hoy en la Santa Escritura (Ignacio de Antioquia, 110 d.C.) o, más tarde,  utilizar y hacer referencia a los libros de los Evangelios o Epístolas de Pablo (Policarpo, 115 d.C.; Dionisio, 170 d.C.; Papias principio de siglo II; Canon de Muratori, 170 d.C.). Por la influencia hereje de algunos como Marcion o Valentino, los líderes de la Iglesia empezaron a tomar medidas para que no se pierda el mensaje y la enseñanza de Jesús y sus Apóstoles.

Después del Canon de Muratori en el año 170 d.C., aumenta el número de evidencias que en las iglesias cristianas ya se decantaban entre los libros disputados, los que la Iglesia reconocía como inspirados y de fuentes seguras. Irineo de Lyon, Clemente de Alejandría, Tertuliano o Origene de Alejandría son los representantes de los escritores patrísticos posteriores que moraba para que la Iglesia tenga solo libros seguros.

 

  1. Libros en disputa

En los primeros 3 siglos de la era cristiana había muchos libros que circulaban entre los conversos cristianos. Desde que Santiago y Pablo escribieron por primera vez sus cartas (45-50 d.C) varias cartas, de origen conocido o menos conocido, circulaban para ayudar las iglesias recién formadas, dando instrucciones o animo. No solo los apóstoles y discípulos estaban escribiendo sino también lideres cristianos, conversos de los judíos o gentiles. Muchas veces había contradicciones entre las cartas y las iglesias pedían una palabra autorizada. La Iglesia expandida en todo el mundo tenía que hacer frente a todos los marcos sociales y culturales.

Entre las muchísimas cartas que circulaban se encontraban también los 27 libros que componen hoy el Nuevo Testamento. Ya sea por omisión de testimonio patrístico o porque eran nombradas con cierto grado de duda, los siguientes libros carecían de respaldo eclesiástico universal durante los primeros siglos:

  1. a) Hebreos – porque el occidente se quería distanciar de los judíos y porque no se conocía el autor;
  2. b) Santiago – duda sobre el autor y su mensaje hacia el pueblo judío;
  3. c) 2 Pedro – por no ser muy difundida y diferencias de estilo con 1 Pedro;
  4. d) 2 y 3 Juan – por no ser importantes;
  5. e) Judas – por duda de su posición entre los apóstoles;
  6. f) Apocalipsis – por uso abusivo de algunas sectas heréticas (El Montanismo) y diferencia de estilo con Evangelio de Juan.

La Iglesia Católica nombra estas 7 cartas que estaban en duda, deuterocanónicos, canonizadas después, para sostener su autoridad en el Concilio de Trento (1546) de autorizar más libros al Antiguo Testamento.

 

  1. Atanasio y la primera mención del canon

Tal como hemos visto, hay varias evidencias de la circulación de los Evangelios y todos los demás libros del actual canon Nuevo Testamentario hasta que en el año 367 cuando Atanasio menciona por primera vez los 27 libros juntos.

Al obispo de Alejandría se le dio la responsabilidad de informar a sus hermanos obispos con mucha anticipación, sobre la fecha del próximo Domingo de Resurrección. Atanasio, en su largo ejercicio como Obispo de Alejandría (328-373) emitió 45 tales cartas festivas. En estas cartas, él daba una homilía Pascual y también tomaba la oportunidad de dialogar sobre algunos otros asuntos de importancia actual para la iglesia.

En su carta 39 él trató la cuestión del canon del Antiguo y Nuevo Testamentos. F.F. Bruce en el libro «El canon de la Escritura» cita la carta de Atanasio sobre los libros  incluidos en el Nuevo Testamento:

     «Tampoco debemos vacilar al nombrar los libros del Nuevo Testamento. Son los siguientes: Los cuatro Evangelios: según Mateo, según Marcos, según Lucas y según Juan. Después están los Hechos de los Apóstoles y las siete denominadas epístolas católicas de los apóstoles, tal como siguen: una de Santiago, dos de Pedro, tres de Juan y, por último, una de Judas. Junto a estas hay catorce epístolas del Apóstol Pablo que son las siguientes escritas en orden: Primero a los Romanos; después dos a los Corintios y después a los Gálatas y a los Efesios; después a los Filipenses, dos a los Tesalonicenses y la dirigida a los Hebreos. Después hay dos a Timoteo, una a Tito y la ultima a Filemón. Por último, el Apocalipsis de Juan. Estas son las fuentes de salvación  […] Que nadie añada a estos o quite de ellos». [11]

En el Concilio de Laodicea (363 d.C) ya se había citado todo el canon menos Apocalipsis. Los eruditos creen que el canon del Concilio de Laodicea ha sido influenciado  en gran manera de Atanasio, pero la forma final se formulo en unos concilios, de Hipona (393) y Cartago (397), 30 años más tarde.

 

  1. Concilio de Cartago. Decisión final

Se cree que el Concilio de Hipona ha sido el primero en promulgar el canon tal como lo conocemos hoy, pero de las informaciones oficiales no disponemos. Por esto se ha quedado decidido que el Tercer Concilio de Cartago, en África del Norte (397 d.C) ha sido el que estableció los límites del actual canon. El documento oficial del Concilio de Cartago dice:

     «Y posteriormente se decidió que no se leería nada en la iglesia bajo el nombre de las divinas Escrituras excepto los escritos canónicos. Los escritos canónicos, por tanto, son los siguientes: Del Nuevo Testamento: los cuatros libros de los Evangelios, el libro de Hechos de los Apóstoles, las trece epístolas del Apóstol Pablo, la epístola dirigida a los Hebreos, del mismo, dos del Apóstol Pedro, tres de Juan, una de Santiago, una de Judas, el Apocalipsis de Juan, un libro. » [12]

Con este documento se cierra el Canon del Nuevo Testamento, concluyen las disputas sobre los libros canónicos y las iglesias a continuación son instruidas en utilizar como norma de fe los 27 libros del canon.

 

CONCLUSIÓN

Este trabajo se ha propuesto en encontrar el momento del Cierre del Canon. Tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento.

En el caso del Antiguo Testamento hemos visto que al largo del tiempo se han decantado dos propuestas:

  1. La Biblia define el Canon (en el caso de los hebreos y protestantes);
  2. La Iglesia define el Canon (Iglesia Católica utilizando su poder arbitrario).

 

La siguiente problema que hemos abordado ha sido la fuente utilizada:

  1. Canon Palestinense (utilizado por Jesús y sus apóstoles; más confiable por la utilización de la lengua original; fuentes creíbles dentro de la nación judaica);
  2. Canon Alejandrino (usado en diáspora, sin respaldo dentro de la nación judaica ni en el Nuevo Testamento).

 

De las propuestas de arriba derivan las fechas del Cierre del Canon del Antiguo Testamento. En el caso de la Iglesia Protestante, la Biblia se escribe y ella misma da testimonio sobre si misma. Luego tiene respaldo de Jesús, los apóstoles y el mundo judío. Dios guía su pueblo. El Pueblo del Libro. El canon se cristalizo antes de la era cristiana.

En el segundo caso, tiene que pasar mas de 1.500 anos para llegar a cubrir todo lo que no pega con la enseñanza de Jesús y los apóstoles. Usando nada más que los desechados de otros. Los apócrifos. Y la tradición apostólica como muleta. El Concilio de Trento, un fiasco ante una Reforma que pone la Biblia en su sitio – Sola Scriptura!

El Nuevo Testamento no ha tenido que pasar tanto en postularse. Hay mas documentos y la Palabra circula más y mejor en la era cristiana. Cartago 397 d.C. es la última fecha que ha dado resuelto el Canon del Nuevo Testamento.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

ARCHER, G. L. Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento, Chicago, Moody, 1981.

BIBLIA del pastor, versión Reina Valera 1995. (1ª ed.). Madrid, España: Safeliz S.L., 2015.

BRUCE, F.F. El Canon de la Escritura. Barcelona: Editorial Clie, 2002.

DOCKERY, D., MATTHEWS, K., y SLOAN, R. Foundations for Biblical Interpretation. Nashville: Broadman & Holman Publishers, 1984; pp. 77, 78. Citado por McDowell, p.39.

EPSTEIN, I. Contents of the Soncino Babylonian Talmud. Consultado el 08 de diciembre de 2015, disponible en: http://www.come-and-hear.com/bababathra/bababathra_14.html

PUIGVERT, P. Como llego la Biblia hasta nosotros. Terrassa: Clie, 2004.

ORREGO, A.D. Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo Día. (1ª ed.). Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.

OURO, R. Apuntes de clase. Sagunto, España, 2015.

TABET, M. Á. Introducción general de la Biblia. Madrid: Graficas Rogar S. A., 2004.

TREBOLLE, J.B. La biblia judía y la biblia cristiana. Madrid, Trotta, 1993.

WILTON, M.N. Diccionario Ilustrado de la Biblia. Caribe: Editorial Caribe, 1998.

[1] BRUCE, F.F. El Canon de la Escritura. Barcelona: Editorial Clie, 2002, p.22

 

[2] TABET, M. Á. Introducción general de la Biblia. Madrid: Graficas Rogar S. A., 2004, p. 178

[3] Idem.

[4] BRUCE, F.F. Op. cit. p.41.

[5] Idem.

[6] Ibid., p. 31.

[7] Ibid., p. 32.

[8] Ibid., p. 34.

[9] TABET, M. Á. Op. cit., p. 189

[10] Ibid., p. 191

[11] BRUCE, F.F. Op. cit. p.211.

[12] Ibid., p. 235

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