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La sabiduría es una virtud que no es innata, pero que solo puede adquirirse con la experiencia. Quienquiera que esté interesado en probar cosas nuevas y reflexionar acerca del proceso tiene la habilidad de adquirir sabiduría. Aprendiendo lo más que puedas, analizando tus experiencias y poniendo tu conocimiento a prueba, podrás ser una persona más sabia.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Adquirir experiencia

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  1. Es difícil adquirir sabiduría estando solo en casa haciendo lo mismo día tras día. Una persona es más sabia cuando sale y se da la oportunidad de aprender, cometer errores y reflexionar sobre las experiencias. Si tiendes a ser más cohibido, cultiva un espíritu curioso y la disposición de exponerte a situaciones nuevas.[1] Cada vez que experimentes algo nuevo, ábrete a la posibilidad de aprender y de ser un poco más sabio por intentarlo.
    • Viajar a lugares que nunca has visitado es excelente para adquirir experiencia en la vida. Cosas como reservar un viaje a otra ciudad o hacer un viaje por carretera al siguiente pueblo. Haz lo posible por comer en los restaurantes populares entre la gente local, en vez de ir a tu cadena de restaurantes favorita. Cada oportunidad que tengas, opta por lo novedoso en lugar de lo familiar.
    • Probar nuevas actividades sociales es otra manera excelente para abrir tu mundo. Si tiendes a pasar tu tiempo mirando deportes, compra entradas para ver un partido. Si eres un ratón de biblioteca total, puedes inscribirte a un club de senderismo o unirte al equipo de bolos.
  2. Si tienes miedo de hacer algo, quizá sea exactamente lo que tengas que hacer. Cuando tengas que enfrentarte a una situación incómoda o que te dé miedo, saldrás de ella mejor equipado para manejar el temor la próxima vez que lo enfrentes. Como dijo Eleanor Roosevelt en cierta oportunidad: “Adquirimos fuerza y valor y confianza con cada experiencia en que realmente nos detenemos a mirar el miedo en la cara…debemos hacer aquello que creemos que no podemos hacer”.
    • Por ejemplo, si tienes miedo de hablar en público, ofrécete como voluntario para hacer una presentación.
    • Si no te gusta hablar de tus sentimientos, haz lo posible por tener una conversación con una persona a quien quieras para decirle lo importante que es para ti. Pregúntale también cómo se siente.
  3. Habla con personas de otros orígenes, de perspectivas diferentes a las tuyas y presta atención a lo que puedas aprender de ellas. Trata de no juzgarlas basándote en tu limitado punto de vista. Entre más puedas empatizar con los demás, serás más sabio.[2]
    • Comparte también cosas de ti mismo con la gente con quien converses. Haz lo posible por tener conversaciones más profundas que casuales y de forjar nuevas amistades.

    Consejo: Practica tus habilidades de oyente y haz muchas preguntas para saber más. Presta mucha atención a lo que la gente diga en vez de dejar que tu mente divague. Cada conversación te dará la oportunidad de comprender mejor a alguien, de ampliar tus perspectivas y, por ende, de ser más sabio.

  4. En vez de juzgar cosas que no conozcas a fondo, tómalas en cuenta desde todo ángulo y esfuérzate por entender.[3] Es fácil fundamentar nuestras perspectivas en las limitadas experiencias que hayamos tenido en la vida, pero esa no es la manera de adquirir sabiduría. Es inevitable crecer en cierto lugar con cierta gente, pero puedes decidir cuán abierto eres para aprender sobre diferentes modos de vida.
    • No bases tus opiniones en lo que otros piensen ni en algo que sea popular. Averigua las cosas por tu cuenta y analiza ambos puntos de vista antes de decidir qué pensar sobre algún tema.
    • Por ejemplo, quizá pienses que cierto tipo de música no es buena, porque a ninguno de tus amigos le gusta. Antes de seguir al montón, trata de ir a un concierto de música en vivo y lee sobre su historia. Cuando te tomes el tiempo de comprender algo, podrás decidir si no te gusta, pero no antes.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Aprender de la gente sabia

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  1. Si estás interesado en aprender algo nuevo, una de las mejores maneras de hacerlo es tomando una clase. Las clases que tomes pueden estar afiliadas con una universidad, pero no tienen que estarlo necesariamente. Averigua si hay miembros en tu comunidad que den clases o talleres en sus campos de especialización.
    • Ser autodidacta es igual que valioso que tomar clases. Si no tienes acceso a una clase del tema que quisieras explorar, busca maneras alternativas de aprender. Busca libros en la biblioteca, entrevista personas y aprende haciendo.
    • Por ejemplo, si quieres aprender un nuevo idioma, puedes tomar una clase o aprender por tu cuenta. Busca un grupo de gente que hable ese idioma, lee libros escritos en ese idioma y viaja al país donde se hable.
  2. ¿A quién considera sabio en tu vida? La sabiduría se presenta en muchas formas. Podría ser un pastor que comparta mensajes importantes para que la gente reflexione cada semana. Podría ser un maestro con la habilidad de inspirar a otros con su conocimiento. Quizá sea un familiar que reaccione a cada situación difícil con la cabeza fría.[4]
    • Identifica por qué consideras que esa persona es sabia. ¿Es porque es extremadamente culta? ¿Da consejos excelentes cuando la gente tiene necesidad de ellos? ¿Parece que ha descubierto el significado de la vida?
    • ¿Qué puedes aprender de esa persona? ¿Qué decisiones de vida y comportamientos pueden servirte de ejemplo? Cuando surja algún problema, pregúntate qué haría esa persona.
  3. La lectura sirve para absorber los puntos de vista de los autores, sea cual sea el tema del que escriban. La lectura te hará comprender la manera de pensar de otras personas que de otro modo sería imposible entender. Leer ambos puntos de vista de temas importantes te dará la información que necesites para tener opiniones válidas y tomar decisiones lógicas.
  4. A medida que adquieras tu propia sabiduría y experiencia, verás que aquellos a quienes admirabas como mentores tienen sus propias debilidades. No sometas a nadie a estándares tan altos que sus errores te lleguen a impactar y repugnar. Haz lo posible por ver la humanidad de la gente, lo que significa no tenerlos en pedestales, sino tomar lo malo junto con lo bueno.
    • Practica el perdón cuando alguien a quien respetes cometa un error. Procura empatizar con la gente en vez de patearla cuando caiga.

    Nota: Cada niño llega a un momento en que se da cuenta de que sus padres no son perfectos y que luchan para encontrar el camino correcto, así como el resto de la gente. Llegar al punto de ver a los padres como iguales, es decir, como personas que se equivocan como todos los demás, es un signo de madurez y sabiduría.

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Parte 3
Parte 3 de 3:

Poner en práctica la sabiduría

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  1. Como dijo Sócrates: “La única verdadera sabiduría consiste en saber que no sabes nada”. Es difícil entender por completo este concepto hasta que nos vemos frente a una situación en la vida que nos deja completamente perplejos. Por más inteligente que seas y por más experiencia hayas tenido, habrá momentos donde la línea entre lo correcto y lo incorrecto se difuminará y no estarás seguro de qué decisión tomar.[5]
    • No enfrentes una situación nueva presumiendo que sabes exactamente qué hacer. Examina el problema de todos los ángulos, medita u ora, y luego actúa según lo dicte tu consciencia. Es lo único que puedes hacer.
    • Aceptar las limitaciones es un tipo elevado de sabiduría. Conoce aquello con lo que vas a trabajar y emplea tus talentos al máximo, pero no pretendas tener más de lo que tienes.
  2. Tómate el tiempo que necesites para analizar un problema antes de tomar una decisión. Piensa en los pros y los contras, toma en cuenta tu experiencia y los consejos de los demás para que tomes la decisión más sabia posible.

    Consejo: No tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites. Recurre a alguien que consideras sabio y pídele un consejo. Pero, debes tomar con pinzas incluso los consejos de alguien en quien confíes por completo. A fin de cuentas, tú eres la única persona que puede decidir qué cosa debes hacer.

  3. Recurrir a personas, a principios religiosos y a libros para pedir consejos y adquirir sabiduría es limitado. No te limites a aceptar una serie de valores solo porque eso fue lo que te enseñaron. Al fin de cuentas, tus valores deben estar alineados con tu consciencia, ese instinto que te dice qué hacer según lo que consideras una verdad. Cuando tengas que tomar una decisión importante, recuerda tus valores y adhiérete a ellos.
    • Por ejemplo, digamos que hay alguien en el trabajo a quien le hacen bullying, pero sabes que defenderlo enfadará a tu jefe. ¿Qué debes hacer? Piensa detenidamente y decide qué es lo más importante para ti: mantener tu trabajo o ayudar a alguien lastimado.
    • Defiende tus valores frente a las críticas. Esto no es nada fácil, ya que la gente te dirá toda la vida qué quiere que hagas. Separa tus valores de los de los demás y haz lo que consideres correcto, pase lo que pase.
  4. Incluso una decisión cuidadosamente tomada puede terminar siendo la equivocada. Cada vez que tengas una nueva experiencia, reflexiona en ella y piensa qué salió bien y qué no. Cuando te des cuenta de que has cometido un error, analiza qué lecciones puedes aplicar la próxima vez que enfrentes un problema similar.[6]
    • No te castigues por cometer un error. Eres un ser humano y lo único que puedes hacer es aprender del dolor de tus experiencias.
    • Comprende que la perfección no existe. La meta final no es ser perfecto o como un dios, sino hacer lo posible por actuar según nuestras consciencias y ser una buena persona en la vida.
  5. Esto no quiere decir que debas decirles qué hacer, sino dar el ejemplo. Muéstrales a los demás la sabiduría de ser una persona de mente abierta, sin prejuicios y considerada en todas las situaciones. Piensa en los mentores que te hayan ayudado en el camino y busca maneras de desempeñar ese papel con otras personas que quizá puedan beneficiarse de lo que has aprendido.
    • Si alguien te pide consejos, haz lo posible por encaminarlo en la senda que te parezca correcta. No permitas que tus deseos personales empañen tu consejo.
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Acerca de este wikiHow

Samantha Fox, MS, LMFT
Coescrito por:
Terapeuta matrimonial y familiar
Este artículo fue coescrito por Samantha Fox, MS, LMFT. Samantha Fox terapeuta matrimonial y familiar con un consultorio privado en Nueva York. Con más de una década de experiencia, Samantha se especializa en problemas de relaciones, sexualidad, identidad y familia. También brinda asesoría sobre las transiciones de vida a personas, parejas y familias. Tiene una licenciatura y una maestría en terapia matrimonial y familiar. Además, tiene una capacitación en sistemas familiares internos (IFS), psicoterapia dinámica experiencial acelerada (AEDP), terapia de pareja centrada en emociones (EFT) y terapia narrativa. Este artículo ha sido visto 59 266 veces.
Categorías: Filosofía
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