VELAR

v. Atalayar, Cuidar, Defender
Psa 102:7 velo, y soy como el pájaro solitario
Psa 127:1 si Jehová no .. en vano vela la guardia
Pro 22:12 los ojos de Jehová velan por la ciencia
Son 2:7; Son 3:5 ni .. hagáis velar al amor, hasta que
Son 5:2 yo dormía, pero mi corazón velaba
Jer 39:12 y vela por él, y no le hagas mal alguno
Hab 2:1 velaré para ver lo que se me dirá, y qué
Mat 24:42; 25:13


Los evangelistas emplean el verbo generalmente en sentido metafórico: Jesucristo inculca a sus discí­pulos la necesidad de velar, es decir, de estar alerta para que no sucumban ante la crisis inminente de su pasión (Mt 26,38-41; Mc 14,34.38), y nos advierte a todos que estemos en vela, preparados para cuando llegue la venida del Señor y nuestra llamada definitiva para pasar a la otra vida (Mt 24,42-43; 25,13; Mc 13,34-35; Lc 12,37-39).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

VELAR

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

EN EL SENTIDO DE ESTAR VIGILANTE 1. gregoreo (grhgorevw, 1127), velar. Se emplea: (a) de mantenerse despierto (p.ej., Mat 24:43; 26.38,40,41); (b) de vigilancia espiritual (p.ej., Act 20:31; 1Co 16:13; Col 4:2; 1Th 5:6, 10, para lo cual véase Nota más abajo; 1Pe 5:8; Rev 3:2 “Sé vigilante”, 3; 16.15). Nota: En 1Th 5:10 se traduce “para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con El”. No se emplea en este pasaje en el sentido metafórico de “estar vivo”; aquí­ se pone en contraste con katheudo, “dormir”, que nunca es empleado por el apóstol con el significado “estar muerto” (tiene este significado solo en el caso de la hija de Jairo, Mat 9:24, donde en realidad se emplea en contraste con apothnesko, morir). Por ello, el significado de gregoreo es aquí­ el de vigilancia y expectación en contraste con la laxitud e indiferenc ia. Todos los creyentes vivirán con Cristo desde el momento del arrebatamiento descrito en 1 Ts cap. 4; porque todos ellos tienen ahora vida espiritual, aunque la condición espiritual y los logros de cada uno de ellos varí­an considerablemente. Aquellos que son laxos y dejen de velar sufrirán pérdida (1Co 3:15; 9.27; 2Co 5:10, p.ej.), pero el apóstol no está tocando aquí­ este aspecto del tema. Lo que sí­ pone en claro aquí­ es que el arrebatamiento de los creyentes en la segunda venida de Cristo dependerá solo de la muerte de Cristo por ellos, y no de la condición espiritual en que se encuentren. El arrebatamiento no es asunto de recompensa, sino de salvación. 2. agrauleo (ajgraulevw, 63), alojarse en un redil en un campo (agros, campo; aule, redil). Se emplea en Luk 2:8:¶ Véase POSAR. 3. agrupneo (ajgrupnevw, 69), estar sin dormir (de agreuo, cazar, y jupnos, sueño). Se emplea metafóricamente, de estar vigilante, velar (Mc 13.33; Luk 21:36; Eph 6:18; Heb 13:17). Este término no expresa solo el hecho de estar en vela, sino la actitud vigilante de aquellos que están dedicados a algo.¶ 4. nefo (nhvfw, 3525), abstenerse de vino. Se emplea metafóricamente de vigilancia moral, y se traduce “velad en oración” en 1Pe 4:7: Véase SOBRIO, B, Nº 1. 5. eknefo (ejknhvfw, 1594), primariamente, volver a los propios sentidos saliendo de una borrachera, volverse sobrio. Se emplea en este sentido en la LXX, p.ej., Gen 9:24; metafóricamente, en Jl 1.5; Hab 2:7; lit., en 2.19, de las palabras de un idólatra a una imagen. En el NT en 1Co 15:34 “Velad debidamente y no pequéis”; la RVR77 traduce “Guardad la debida sobriedad”; más ajustadamente, VM traduce “Despertad a vuestros sentidos”, sugiriendo un retorno a la sobriedad de mente desde un estupor consiguiente a la influencia de una mala doctrina.¶ Nota: Para prosdokao, traducido “que veláis” (Act 27:33; VM: “habéis estado aguardando”), véase ESPERAR, A, Nº 1.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Velar, en sentido propio, significa renunciar al *sueño de la noche; se puede hacer para prolongar el trabajo (Sab 6,15) o para evitar ser sorprendido por el enemigo (Sal 127,1s). De ahí­ resulta un sentido metafórico: velar es ser vigilante, luchar contra el torpor y la negligencia a fin de llegar al fin que se persigue (Prov 8, 34). Para el creyente el fin es estar pronto a recibir al Señor cuando llegue su *dí­a; por eso vela y es vigilante, a fin de vivir en la noche sin ser de la *noche.

I. VELAR: ESTAR APERCIBIDOS PARA EL RETORNO DEL SEí‘OR. 1. En los evangelios. sinópticos la exhortación a la vigilancia es la principal recomendación que dirige Jesús a sus discí­pulos como conclusión del sermón sobre las postrimerí­as y el advenimiento del Hijo del hombre (Mc 13, 33-37). “Velad, pues, porque no sabéis qué dí­a ha de venir vuestro Señor” (Mt 24,42). Jesús, para expresar que su retorno es imprevisible, utiliza diferentes comparaciones y parábolas que dan origen al empleo del verbo velar (abstenerse de dormir). La venida del Hijo del hombre será imprevista como la de un ladrón nocturno (Mt 24,43s), como la de un amo que vuelve durante la noche sin haber avisado a sus servidores (Mc 13,35s). El cristiano, al igual que el padre de familia avisado o que el buen servidor, no debe dejarse vencer por el *sueño, debe velar, es decir, estar en guardia y apercibido para recibir al Señor. La vigilancia caracteriza por tanto la actitud del discí­pulo que *espera y aguarda el retorno de Jesús; consiste ante todo en mantenerse en estado de alerta y por el hecho mismo exige despego de los placeres y de los bienes terrestres (Le 21,34ss). Como es imprevisible la hora de la parusí­a, hay que tomar sus medidas para el caso en que se haga esperar: tal es la enseñanza de la parábola de las ví­rgenes (Mt 25,1-13).

2. En las primeras epí­stolas paulinas, dominadas por la perspectiva escatológicas, hallamos el eco de la exhortación evangélica a la vigilancia, especialmente en ITes 5,1-7. “Nos-otros no somos de la noche ni de las tinieblas; no durmamos, pues, como los otros; vigilemos más bien, seamos sobrios” (5,5s). El cristiano, habiéndose convertido a Dios, es “hijo de *luz”, debe estar .despierto y resistir a las tinieblas, sí­mbolo del mal: de lo contrario se expone a verse sorprendido por la parusí­a. Esta actitud vigilante exige la sobriedad, es decir, la renuncia a los excesos “nocturnos” y a todo lo que puede distraer de la espera del Señor; reclama al mismo tiempo que uno se revista de las armas espirituales: “revistámonos de la coraza de la fe y de la caridad, y del yelmo de la esperanza en la salvación” (5,8). En una carta posterior, temiendo san Pablo que los cristianos abandonen el fervor primero, les invita a despertarse, a salir de su *sueño y a prepararse para recibir la salud definitiva (Rom 13,11-14).

3. En el Apocalipsis, el mensaje que dirige el juez del fin de los tiempos a la comunidad de Sardes es una exhortación apremiante a la vigilancia (3,lss). Esta Iglesia olvida que Cristo ha de retornar; si no se despierta, la sorprenderá como un ladrón. Por el contrario, bienaventurado “el que vela y guarda sus vestidos” (16,15), pues podrá participar en el cortejo triunfal del Señor.

II. VELAR: ESTAR EN GUARDIA CONTRA LAS TENTACIONES COTIDIANAS. La vigilancia, que es espera perseverante del retorno de Jesús, debe ejercerse a todo lo largo de la vida cristiana en la lucha contra las tentaciones cotidianas que anticipan el gran combate escatológico.

1. Jesús, en el momento en que va a realizar la *voluntad salví­fica del Padre, debe sostener en Getsemaní­ un doloroso combate (agonia), que es una anticipación del combate del fin de los tiempos. El relato sinóptico muestra en Jesús el modelo de la vigilancia en el momento de la *tentación, modelo que resalta tanto más cuanto que los discí­pulos, indóciles a la exhortación del maestro, sucumbieron. “Velad y orad para que no entréis en la tentación” (Mt 26,41): la recomendación desborda el marco de Getsemaní­ y se dirige a todos los cristianos. A ella corresponde la última petición del padrenuestro: re-cama el socorro divino, no sólo en el momento del combate escatológico, sino también a todo lo largo del combate de la vida cristiana.

2. La exhortación a la vigilancia por razón de los peligros de la vida presente se repite diversas veces en las epí­stolas apostólicas (lCor 16,13; Col 4,2; Ef 6,10-20); está formulada en manera particularmente expresiva en un pasaje que se lee todas las tardes en completas: “Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar” (1Pe 5,8). Aquí­, como en Ef 6,10ss, se designa claramente al enemigo; *Satán y sus adláteres, que con un odio implacable, acechan continuamente al discí­pulo para inducirle a renegar a Cristo. Esté siempre en guardia e: cristiano, ore con fe y evite con su renuncia los lazos del adversario. Esta vigilancia se recomienda particularmente a los jefes que tienen responsabilidad de la comunidad ; la deben defender contra los “temibles lobos” (Act 20,28-31).

III. VELAR: PASAR LA NOCHE EN ORACIí“N. En Ef 6,18 y Col 4,2 hace san Pablo probablemente alusión a una práctica de las comunidades primitivas, las vigilias de oración. “Haced en todo tiempo por el Espí­ritu oraciones y plegarias. Ocupad en ello vuestras vigilias con una perseverancia infatigable” (Ef 6,18). La celebración de la vigilia es una realización concreta de la vigilancia cristiana y una imitación de lo que habí­a hecho Jesús (Lc 6,12; Mc 14,38).

Conclusión. – La vigilancia, exigida por la fe en el dí­a del Señor, caracteriza, pues, al cristiano que debe resistir a la apostasí­a de los últimos dí­as y estar apercibido para recibir a Cristo que viene. Por otra parte, dado que las tentaciones de la vida presente anticipan la tribulación escatológica, la vigilancia cristiana debe ejercerse dí­a tras dí­a en la lucha contra el maligno; exige al discí­pulo una oración y una sobriedad continuas: “Velad, orad y sed sobrios.”
-> Esperanza – Dí­a del Señor – Noche – Sueño.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

Seis o más palabras están traducidas como «velar» en el NT. Cuatro de ellas se usan en relación a la segunda venida de Cristo, siempre en forma metafórica, tanto en ese contexto como en pasajes relativos a la conducta ética. Agrupneō y grēgoreō significan «mantenerse despierto», o «estar en alerta, estar alerta espiritualmente». Mientras que nēfō, literalmente, significa «estar sobrio» (antónimo de estar bebido), sólo el significado metafórico «ser equilibrado, tener autocontrol» se encuentra en el NT. Blepō tiene la idea de «tener cuidado, mirar por uno mismo, cuidarse de». Estas cuatro palabras implican que nosotros debemos estar listos mental y espiritualmente para la venida de Cristo. Tal prontitud deriva de una dedicación a él. Otras dos palabras para velar son: tēreō, «vigilar, montar guardia, guardar en el sentido de preservar, proteger, observar»; paratēreō, «vigilar a alguien para ver qué hace, velar, montar guardia, y observar».

El NT hace mucho énfasis en cuanto a la conducta y la vida cristiana. Esto incluye la constancia en la oración (Ef. 6:18; Col. 4:2; Mt. 26:4; Mr. 14:38); el estar alerta ante la falsa enseñanza (Mr. 8:15; 12:38; Hch. 20:31); el ser sensato y estar alerta a causa de la actividad del demonio (1 P. 5:8); cuidarse de no caer de la posición que uno ha alcanzado espiritualmente (1 Co. 10:12; 2 Jn. 8); el cuidado por las almas y el autocontrol bajo todas las circunstancias como características de los líderes cristianos (Heb. 13:17; 2 Ti. 4:5); vigilancia en la derrota espiritual (Ap. 3:2–3).

En los pasajes escatológicos, «velar» pone de relieve la urgencia de la situación. En el discurso del Monte de los Olivos, el estar alerta es por la venida de Cristo, la cual ocurrirá después de la tribulación de esos días (Mt. 24:4, 29, 42; 25:13; Mr. 13:5, 9, 33, 35, 37; Lc. 21:8, 36). Los cristianos de Tesalónica, aun cuando eran hijos de luz, de manera que el día del Señor no les sorprendiera como un ladrón, debían estar en alerta y permanecer sobrios (1 Ts. 5:6, 8). Preparados para la acción, y ejercitándose en el dominio de sí mismos, los creyentes esperan en la gracia que le ha de traer la revelación de Cristo.

BIBLIOGRAFÍA

Arndt; G.E. Ladd, The Blessed Hope, pp. 105–119; A. Oepke en TWNT, II, p. 337; O. Bauernfeind, TWNT, IV, pp. 935–940.

  1. Berkeley Michelsen

Arndt Arndt-Gingrich, Greek-English Lexicon

TWNT Theologisches Woerterbuch zum Neuen Testament (Kittel)

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (630). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología