Hemos visto muchas veces en películas que se desarrollan en la selva, que una persona cae en una arena movediza e irremediablemente se hunde en ellas y desaparece por completo, sobre todo si se trata del villano de la película. Esto es un mito propagado por el cine, utilizándolo por su espectacularidad, pero no es tan fácil hundirse completamente, o más bien, es casi imposible.

El cuerpo humano (densidad: 0,95 g/cm3) flota en el agua (puede hacer la plancha), porque es menos denso (densidad del agua dulce 1,0 g/cm³). Las arenas movedizas, están formadas por arena, arcilla, vegetación, tierra, aire y agua. El agregado de esas sustancias sólidas al agua, la vuelven aún más densa y por ende el cuerpo humano flota aún mejor en ellas, que en el agua sola.

Las arenas movedizas, mientras no sean agitadas o perturbadas por algo que caiga en ellas, se mantienen bastante sólidas, pero si se agita algo en su seno, por ejemplo una persona que cayó en ellas y se mueve, el agua y la arena tienden a separarse y comienzan a absorber al cuerpo. El agua actúa como lubricante y los componentes sólidos se corren hacia los costados, dejando lugar al desafortunado que se metió en ese lugar, para que se deslice hacia abajo cada vez más.

Las arenas movedizas, casi nunca llegan a 1 metro de profundidad y generalmente, tienen algunos pocos centímetros. Una persona puede hundirse hasta el pecho, aunque generalmente no pasará de las rodillas.

Lo que sí es cierto, es que salir de ellas resulta extremadamente difícil y requiere un gran esfuerzo. Al intentar levantar un pié, tiende a formarse un vacío debajo de él, que lo succiona. Muchas veces no podrá salir sin ayuda exterior, salvo que pueda aferrarse a algo para jalarse. También resulta conveniente tratar de acostarse boca arriba, para así aumentar el área de contacto con la superficie y disminuir la presión del cuerpo.

Lo más importante es conservar la calma, no moverse, pedir ayuda y pensar cómo salir.

Algunas personas pueden morir en arenas movedizas, por ataques de pánico o similares, por insolación o directamente de hambre.

Este mito, encierra otra «CURIOSIDAD DE LA NATURALEZA».

Una última consideración para hacer en el momento en que caiga en esta curiosa trampa de la naturaleza:

¡Agradézcale a Arquímedes por su famoso Principio, según el cual, al introducirse en el seno de un líquido, recibirá un empuje, de abajo hacia arriba, que le salvará la vida!