Cuidados de la schefflera, la planta de interior para todos

Cuidados de la schefflera

Es una de las plantas tropicales por excelencia que tener, sí o sí, en casa por una razón de peso: los cuidados de la schefflera son tan sencillos que incluso al menos habilidoso no se le resistirá su cultivo. Y es que esta planta perenne de porte lustroso y gran número de hojas no necesita mucho más para ser longeva. Tan solo conocer mínimamente cómo cultivarla para evitar que una plaga o un ataque de hongos pueda estropearla.

Planta de interior en climas fríos y de buen arraigue en otros más cálidos, la schefflera es una familia vegetal versátil. Algo que hace que podamos encontrarla en bonsái, en arbusto, en maceta o incluso como un pequeño árbol de copa redondeada. Sea como sea, los cuidados de la schefflera son los mismos independientemente de su formato y la frondosidad de sus hojas, en las que se combinan tonalidades verdes intensas con amarillo.

Pero si la sencillez de los cuidados de la schefflera no es, en sí, un buen motivo para convencernos de tenerla hay uno más: forma parte de la selecta lista de plantas purificadoras recomendadas por la NASA. Funciona como un pulmón vegetal que, además de decorar de manera natural, estará ayudando a que el ambiente de nuestra casa u oficina sea más saludable.

 

5 CUIDADOS DE LA SCHEFFLERA

Antes de entrar en materia, dejemos algo claro: aunque los cuidados de la schefflera son sencillos, eso no le resta espectacularidad a la planta. En realidad, tan solo nos facilita poder disfrutar de ella si conocemos sus particularidades de cultivo.

Veamos, pues, cinco claves fundamentales para que cualquier schefflera nos acompañe durante mucho tiempo e, incluso, nos regale su humilde pero llamativa floración roja en forma de racimos muy finos.

1. Poco riego y humedad, fundamentales en los cuidados de la schefflera

Como hemos mencionado, la schefflera es una planta verde tropical. Esta procedencia marca de manera inherente su carácter en lo que a humedad respecta, pero que debemos conocer a fondo ya que supone un auténtico juego de opuestos.

Cuidados de la schefflera
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Y decimos esto porque, en cuanto al riego, la schefflera tolera razonablemente bien la falta de agua y se resiente especialmente del exceso de la misma. Por esta razón tendremos que regarla más bien poco, siempre en pequeñas dosis y comprobando antes de hacerlo que el sustrato está seco. Dado que el encharcamiento es uno de sus principales enemigos, tendremos que comprobar que el tiesto en el que está plantada tiene un buen drenaje que permita eliminar todo el agua que no absorba la planta en cada riego. Y, por supuesto, olvidarnos de dejarle un plato inferior con ella después de regar.

Pero si demanda poca agua en lo que se refiere al sustrato, no es lo mismo en lo que respecta al ambiente. El ideal para la schefflera es uno con un cierto grado de humedad ambiental, aunque tolera vivir en un espacio más seco, como el que se crea dentro de nuestros hogares durante el invierno por la calefacción. De tenerla en un espacio así, es recomendable ayudar a que se encuentre mejor pulverizando agua en sus hojas.

2. Ubícala en un espacio muy luminoso con buena temperatura

Dado que es una planta tropical, la luz es un aspecto fundamental para la salud de la schefflera. En caso de que no tenga la cantidad que necesita, la planta nos lo hará saber tirando las hojas. Para evitarlo, tendremos que colocarla en una estancia con mucha luz. Es más: a diferencia de otras plantas de interior, sí tolera el sol directo en los meses de invierno.

Otro aspecto importante de los cuidados de la schefflera es el calor. Su temperatura ideal es de 21 grados, si bien podemos mantenerla sin problemas en un abanico entre los 15 y los 25. También es importante que la mantengamos alejada de corrientes de aire.

3. Mímala con un buen sustrato, abono y pequeñas podas

Como hemos comentado otras veces, tanto la maceta como el sustrato son el hogar de nuestras plantas. Una razón de peso para que elijamos correctamente cuáles necesitan de entre los distintos tipos de macetas y tierras.

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En el caso de la schefflera, lo ideal es optar por un sustrato fértil que no se apelmace y drene correctamente. Además y dado su crecimiento, lo ideal es que la trasplantemos anualmente para asegurarnos de que tiene el espacio que necesita para crecer y un suelo renovado para hacerlo. Para ayudar en el drenaje, lo recomendable es que nos decantemos por una maceta de barro ya que ayudará a la transpiración de la tierra.

Si no es exigente en ese aspecto, sí es más demandante en lo que hace referencia al abono. Lo ideal es que, durante la época de crecimiento, usemos un fertilizante líquido para plantas verdes como parte del agua de riego. Durante el resto de meses del año, bastará con que este aporte sea mensual. Si detectamos que en las hojas aparecen manchas secas, tendremos que dejar de abonar.

 

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En lo que respecta a podar, la schefflera tolera bien que eliminemos algunas de sus ramas ya sea porque están enfermas o porque queramos dar forma a la planta.

4. Mantén limpias sus hojas

Como ya vimos al repasar los cuidados de las plantas de interior en invierno, la limpieza regular de hojas es fundamental para su correcto bienestar. Es importante recordar que es a través de ellas como las plantas absorben la luz, por lo que también en el caso de la schefflera es recomendable mantener sus hojas limpias.

Aunque podemos simplemente limpiarlas con un paño húmedo, siempre es mejor pulverizar la planta con agua templada antes de eliminar el polvo. De esta manera, estaremos ayudando también a esa hidratación ambiental que necesita.

5. Pon mucha atención a las plagas de la schefflera

Si seguimos al pie de la letra los cuidados de la schefflera, será francamente raro que pueda sufrir el ataque de alguna plaga. Sin embargo, si la planta no se encuentra en perfecto estado, puede ser objetivo de algunas de las plagas más comunes: cochinilla algodonosa, araño roja o pulgón, cuya presencia en la planta viene aparejado del hongo negrilla.

 

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Además y si nos excedemos con el riego, estaremos favoreciendo la aparición de hongos.

Y con estos sencillos cuidados de la schefflera, podremos disfrutar de sus bondades: sus espesas y coloridas hojas; y su carácter de planta ornamental, capaz de poner un punto tropical en la decoración de nuestra casa sin demandarnos demasiados cuidados.

Una planta de interior perfecta para cualquier ambiente y apta para cualquier amante de la naturaleza.