Blog
01 marzo 2019

Aprendamos sobre yogures. ¿Sabes que un bífidus no es un yogur?

Ha llegado el día de hacer la compra semanal en tu comercio de confianza. Y llegas a la nevera de los productos lácteos para coger el paquete de yogures que compras habitualmente. Cerca hay otros productos, que a pesar de tener la apariencia de yogures no lo son. Vamos por partes y comencemos definiendo qué se entiende por yogur. El yogur es un producto lácteo que se obtiene de la fermentación de la leche mediante dos bacterias beneficiosas para la salud: Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus. Ambas bacterias se encuentran vivas en  una cantidad de entre 100 millones y 10.000 millones por cada envase individual de yogur.

 

No obstante, si al final del proceso de elaboración del yogur se aplica un tratamiento térmico para asegurar una mayor durabilidad, entonces el producto resultante no contiene bacterias viables y beneficiosas, su valor nutritivo es diferente. El envase tiene el mismo aspecto que el del yogur convencional y lo reconocerás porque lo puedes encontrar en las estanterías del comercio y no requiere refrigeración. Estos yogures están etiquetados como «pasteurizados después de la fermentación.»

 

Los bífidus no son yogures

Por otro lado, si durante el proceso de fabricación se ha añadido alguna otra bacteria adicional distinta a las mencionadas antes, entonces el producto final no se puede denominar yogur, es una  leche fermentada, como es el caso de los bífidus.

 

Los bífidus contienen los dos bacterias del yogur y una tercera bacteria adicional vivo del género Bifidobacterium que está presente en una cantidad de hasta 12.500 millones en cada envase de yogur. De hecho, las bifidobacterias forman parte de nuestra microbiota intestinal desde pequeños. Y cuando las consumimos en forma de leche fermentada tienen propiedades probióticas saludables.

Seguro que te has fijado en que en las neveras de los lineales se separan los yogures de las otras leches fermentadas y éstas a menudo se identifican con la categoría de probióticos. ¿Por qué? El motivo es que son leches fermentadas que se han enriquecido con una bacteria del género Lactobacillus o Bifidobacterium, que permanecen vivas al producto final. Actualmente son productos muy estudiados para intentar demostrar sus efectos beneficiosos.

 

Beneficios del yogur y las otras leches fermentadas

El yogur y los diferentes tipos de leches fermentadas del mercado aportan los nutrientes de la leche con la que se han elaborado (proteínas, lactosa, nata) y un importante número de bacterias vivas (fermentos).

Cada bacteria aporta una textura, un olor y un sabor característico ya sea en el yogur, o en una leche fermentada y tiene propiedades beneficiosas para la salud que van más allá de mejorar la salud digestiva.

Los beneficios del yogur para nuestra salud se conocen desde hace mucho tiempo. De hecho, el científico ruso Elie Metchnikoff observó por primera vez en 1910 que los habitantes de las aldeas de los Balcanes alcanzaban edades muy avanzadas. Él relacionó este hecho con el consumo habitual de una leche fermentada que contenía las dos bacterias del yogur.

 

Otros beneficios del yogur y  de las otras leches fermentadas para la salud son según algunos estudios científicos y universitarios:

  • Aumentar la asimilación del calcio.
  • Prevenir las enfermedades infecciosas intestinales y respiratorias.
  • Disminuir los episodios de diarrea.
  • Mejorar el tránsito intestinal.

Todas estas ventajas para la salud  hacen que este grupo de alimentos, y en particular el yogur, ayuden a mejorar la calidad de la dieta como parte de un patrón alimentario saludable y un estilo de vida activo.

 

Mejor acompañado que solo

Las leches fermentadas son un alimento vivo y se recomienda consumirlas en un patrón alimentario saludable adaptado a cada etapa del ciclo vital.

 

En particular, la mezcla de yogur y frutas (por ejemplo, en forma de un tazón de yogur con frutas de temporada) es una combinación ganadora para mejorar tu salud. Y esto es así debido a que aporta una gran comunidad de bacterias vivas beneficiosas (efecto probiótico) que se alimentan de la fibra de la fruta (efecto prebiótico). Es un buen tándem para media mañana, merienda o como postre ¿No te parece?

En conclusión, el yogur y demás leches fermentadas son un grupo de alimentos saludables debido a su perfil nutricional y al contenido de bacterias vivas que contienen. Es una buena idea incluir su consumo en el contexto de un patrón alimentario.

 

Te beneficiarás de ello y también las comunidades microbianas beneficiosas de tu intestino que trabajan las 24 horas del día durante los 365 días del año para mejorar tu salud.

 

Andreu Prados. Farmacéutico y nutricionista especializado en comunicación cientifico-médica.

Forma parte de la comunidad
Suscríbete
Colabora con los proyectos de La Fageda
COLABORA
Síguenos en redes sociales
×ATENCIÓ: Cookies no configurades en l'idioma actual. Revisa la teva configuració al plugin, gràcies!