Un apéndice inflamado o perforado puede ser encapsulado por el epiplón mayor adyacente o por asas de intestino delgado, lo que origina apendicitis edematosa o absceso focalizado.
En la apendicitis purulenta o supurativa, el aumento de las presiones intraluminales tarde o temprano supera la presión de perfusión capilar, lo cual se asocia a obstrucción del drenaje linfático y venoso y permite la invasión de la pared apendicular tensa por líquido bacteriano o inflamatorio. La diseminación transmural de las bacterias ocasiona apendicitis purulenta aguda. Cuando la serosa inflamada del apéndice entra en contacto con el peritoneo parietal, los pacientes suelen experimentar el típico cambio de dolor desde la región periumbilical hasta la fosa iliaca derecha, que es continuo y más grave que el dolor visceral temprano.
En la apendicitis gangrenosa el apéndice se perfora debido a la isquemia persistente de los tejidos posterior al infarto apendicular. La perforación puede originar peritonitis circunscrita o generalizada.
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Citar este artículo: Mini Examen Clínico: ¿Qué tanto sabe sobre la apendicitis? - Medscape - 3 de enero de 2017.
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