También conocidas como frutas glaseadas o frutas escarchadas por su aspecto brillante y su textura, son aquellas que se someten a un elaborado proceso de cocción azucarada no solo para lograr conservarlas por mucho tiempo sino también para crear deliciosos postres. Son ideales para decorar y rellenar, y también para embellecer cocteles.

A pesar de que todas las frutas resultan ser una buena opción para confitar, las más comunes son las cítricas como la naranja, el limón y la toronja (sobre todo la piel), la piña y la parchita (maracuyá), pero también la lechosa (papaya) o la patilla (sandía) y los frutos rojos.

Sin importar la fruta que se prefiera confitar, el objetivo principal es hacer que la misma pierda la humedad en su interior. Esto se logra gracias al reemplazo del agua que llevan en sus propiedades naturalmente por el almíbar que caracterizará todo el proceso de elaboración. Es decir, los ingredientes que se necesitan son nada más azúcar, agua y especies de olor si se quieren agregar.

Las frutas se deben calentar a temperaturas bajas para evitar que cristalicen o se caramelicen rápidamente. Asimismo, de forma progresiva, se busca impregnar la fruta para nutrir su pulpa hasta el fondo sin que se rompa o se endurezca.


Cómo confitar corteza de limón, naranja o toronja


La fruta debe estar limpia y en buenas condiciones.

Luego, hay que picarlas  en dos, exprimirlas y reservar su jugo y sacarles toda la fibra para obtener solo su corteza.

Las cortezas se ponen a remojar durante 24 horas, empleando algo pesado que las hunda en el agua y así evitar que floten.

Luego de las horas sumergidas, se deben enjuagar y ponerlas a hervir hasta que estén blandas. Posteriormente se deben volver a enjuagar 3 veces más continuas: se exprimen, se secan con un pañito y así sucesivamente. Esto es para que pierdan su amargor.

Al día siguiente se vuelven a secar para evitar el exceso de humedad y picarlas de la forma y el tamaño de la preferencia.

Ahora viene la parte dulce: ¡es hora de ponerlas en el almíbar! La cantidad de azúcar y de líquido (el jugo de la fruta + agua) es proporcional al peso de la fruta (ejemplo: 200 gr de fruta, 200 gr de azúcar, 200 gr líquido).

Se ponen a cocinar hasta conseguir un almíbar espeso.

Dependiendo del uso que se les vaya a dar, se se separan las cortezas del almíbar y se dejan secar en una bandeja cubierta de azúcar durante uno o dos días.

Si deseas colorearlas, puedes hacerlo cuando ya estén listas.

Cómo confitar lechosa (papaya):


Las frutas deben estar limpias y en buen estado, y la lechosa (papaya) debe estar verde.

Primero hay que quitarles la piel y dejar solo la pulpa, sin dejar semillas ni membranas. Se pone a hervir para que suavice un poco hasta que consuma toda el agua. Después se cuela y se le agrega azúcar y el agua en las mismas proporciones, y clavitos de olor si se desea aromatizar.

Luego se sacan, se dejan escurrir bien y se dejan secar  en una bandeja con el azúcar por un día aproximadamente.

Sin embargo, recuerda que las condiciones ambientales influyen mucho en el tiempo de este tipo de procedimientos. Lo importante es tener en cuenta que la fruta debe quedar tiesa y brillante para saber que están realmente listas.

 

Conservación


Luego de que las frutas estén listas se deben guardar en frascos bien tapados a temperatura ambiente para utilizarlas cuando se desee y mantendrán su sabor, aroma, textura y color por mucho tiempo.

 

Torta de naranjas confitadas