La virginidad y el honor

"Un elemento importante dentro del concepto del honor, como se aplicaba a las mujeres, era la conservación de su virginidad. Esta tenía un doble significado físico y espiritual en la tradición cristiana, pero también implicaba importantes connotaciones sociales. Al denotar una condición física, también simbolizaba la castidad y el respeto de los cánones morales de la iglesia. La virginidad era muy importante dentro de la política de los intereses matrimoniales y familiares, en la medida en que una novia virgen representaba una línea segura de sucesión libre de indeseables manchas o intrusiones. En tiempos de la Colonia, la doncella era distinta a la soltera. La primera era virgen, la última, no.

El apego a las restricciones sexuales era un punto favorable para toda mujer y su familia, y podía manejarse con astucia para propósitos muy variados. Las arras, dote del hombre a la novia, siempre tenían relación con la virginidad y pureza de la mujer cuando se cumplían tales condiciones. Los testamentos de las mujeres que morían solteras y vírgenes establecían claramente la doncellez de la testadora, su última expresión de orgullo social y personal. En un medio en donde eran frecuentes las relaciones sexuales fáciles entre mujeres de niveles socioétnicos bajos, la virginidad denotaba una cualidad social que valía la pena conservar, si bien, como se podrá apreciar, no era una condición absolutamente necesaria para el matrimonio o el honor. Aunque importante, la virginidad no era la única condición del honor. Tanto hombres como mujeres casados debían observar ciertas pautas de conducta propias de su situación para mantener su honor y el de su familia. La fidelidad y una vida de recogimiento eran las virtudes que salvaguardaban el honor de una esposa"


Fuente: Asunción Lavrin (coord.),Sexualidad y matrimonio en la América hispánica, Ed.Grijalbo, México, 1991, págs.24-25.
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