Las 10 diferencias entre ser Viajero o Turista

Según la definición del diccionario, un viajero es todo aquel que viaja, mientras que un turista es aquel que viaja por placer. Seguro que de entrada te identificas con ambos calificativos, pero… ¿eres viajero o turista?

Viajar es trasladarse de un lugar a otro utilizando cualquier medio de locomoción y hacer turismo es realizar la actividad viajera por placer. Un viaje puede hacerse por muchas circunstancias mientras que el turismo está siempre asociado al ocio y la diversión.

Ambas expresiones son utilizadas a menudo para calificar a los que viajan con el objetivo de conocer nuevos lugares y vivir nuevas experiencias, así que desde este punto de vista, ser viajero o ser turista es lo mismo. No obstante, existen muchas diferencias conceptuales entre ambos términos, que se manifiestan en la práctica cuando se visitan otros países y parajes.

También es cierto que estas dos palabras no son en absoluto antagónicas y poseen en esencia mucho en común, aunque parece haberse establecido una etiqueta un tanto despectiva respecto a que ser turista es algo corriente e incluso vulgar. En cambio el concepto de viajero parece transferir categoría y conocimiento. Sin duda que esto no es así porque todos hacemos turismo cuando visitamos nuevos lugares y todos somos viajeros por el deseo de conocer nuevas experiencias.

Queda claro que ambos roles se solapan a menudo y ninguno de los dos es bueno o malo. En cualquier caso, está claro que al ser humano le gusta asignar definiciones y clichés que sirven sobre todo para juzgar a los demás.

Hechas estas acotaciones, sí que voy a relacionarte 10 diferencias esenciales, aunque algunas casi son verdaderamente imperceptibles, que distinguen a un término del otro. Si te consideras viajero o turista, tal vez estos puntos te ayudarán a precisarlo.

Las 10 diferencias entre ser viajero o turista:

Elección del itinerario, el transporte y el alojamiento.

Aunque esto pueda parecer muy tópico, el turista sale con todo previsto y perfectamente organizado desde casa. Reservas hechas y confirmadas de transporte, hoteles y visitas a realizar. Intentará gozar de un área de confort durante el viaje que no lo separe demasiado de sus hábitos. El viajero, aunque haga una cierta planificación de su viaje, se preocupará menos de estas certidumbres con la expectativa de que hará lo que los acontecimientos viajeros le traigan día a día, puesto que precisamente sabe que para vivir su experiencia ha de salir de su rutina diaria. El encuentro con lo inusual, lo exótico y las sorpresas serán lo que mayor valor dará a su viaje.

La preparación del equipaje.

Un viajero preparará su equipaje con tranquilidad y sin excesos de previsión. Cogerá todo lo necesario, optará por la ropa más cómoda, el dinero preciso y creerá que cualquier imprevisto lo solventará de una u otra manera. Por el contrario, el turista preparará sus maletas con esmero para asegurarse que lleva cubiertas todas sus necesidades, repasando la ropa, las medicinas, los documentos, las cámaras y todo lo que necesita para desarrollar su viaje con total garantía.

Viajar solo o acompañado.

El turista raramente viaja solo. Suele hacerlo con su familia, con amigos o con grupos afines organizados, puesto que compartir la experiencia con otros siempre será más divertido y enriquecedor. Por el contrario el viajero prefiere hacerlo solo o con una compañía muy reducida, siempre que sea con gente en su onda y afín con su filosofía viajera.

El aprovechamiento del tiempo y el camino a seguir.

Un turista aprovechará al máximo el tiempo de sus visitas. Sabe que su viaje tiene una duración limitada y tratará de no dejar de hacer nada de su itinerario, siguiendo escrupulosamente el programa fijado. El viajero normalmente afronta su periplo con flexibilidad de tiempo y a veces sin fecha concreta de retorno. Intentará forjar su propio camino, utilizar transportes locales, interactuar con la población local y buscar por sí mismo los lugares donde ir, aunque no sean forzosamente los más recomendados.

El viaje como un acontecimiento especial.

Un turista realiza su viaje con la máxima ilusión, utilizándolo como un escape de su vida rutinaria, una oportunidad para conocer cosas distintas y sabiendo que la experiencia tendrá un final que quedará entre sus recuerdos más imborrables. El tiempo es oro y hay que aprovechar al máximo las vacaciones. Para el viajero, cada salida es una extensión más de su vida porque es intrínseca a su forma de ser y su forma de concebir la existencia. Para él, un viaje se da en cualquier momento y lo vive con naturalidad.

La actitud ante lo nuevo y lo desconocido.

El turista observa asombrado lo que el viaje le depara y se empapa con las diferencias culturales que ve para recordarlas y narrarlas. El viajero no se limitará a observar sino que tratará de ser partícipe directo de lo que encuentra en su camino. Por expresarlo más gráficamente, el primero preferentemente tomará fotos y el segundo intentará vivir de lleno la experiencia.

Lugares claves a visitar.

Cuando prepara el viaje, el turista se asegurará de no perderse ninguno de los puntos de mayor interés popular del destino. Se informará y buscará las máximas referencias y opiniones para no perderse nada importante. El viajero realizará su aventura a su aire y hará lo que le apetezca en cada momento. No dejará de conocer los lugares más emblemáticos pero si se pierde alguno porque está viviendo algo de mayor interés para él, pensará que ya lo hará en otra ocasión o momento. Para el viajero la interacción con los habitantes del lugar, su cultura y sus costumbres son más importantes que la admiración de los monumentos más señalados.

La visión de la realidad de la vida.

El turista se sorprende por las diferentes realidades que observa por el mundo. Aunque tiene tendencia a juzgarlas, aprende de ellas y llega a comprenderlas para ampliar su bagaje vital. Pero el viajero ya ha entendido que hay incontables diferencias por el mundo y las vive con la normalidad de saber que todos somos diferentes y al mismo tiempo iguales, ya sea en una gran urbe o en una remota aldea. En todo el mundo los seres humanos actúan, trabajan y luchan para tratar de hacer mejor su vida y el viajero se sumerge en la realidad de cada sitio. Turista y viajero conectan de una manera muy diferente con el lugar y la gente de su destino.

Los documentos gráficos del viaje.

Aquí suele producirse bastante diferencia entre los conceptos turista o viajero, ya que el primero lo fotografiará o filmará todo, lo repetirá desde varios ángulos para asegurarse tener las mejores imágenes y se preocupará para salir él y sus acompañantes en muchas de las tomas, como testimonio indeleble de su visita. El segundo en cambio, tratará de tomar imágenes especialmente bonitas de su periplo –especialmente de los paisajes naturales– y que le proporcionen un sentido, sin preocuparse para nada de aparecer en las mismas. Sus fotografías, básicamente constituyen recuerdos personales y muy exclusivos para él.

Souvenirs y recuerdos.

En las maletas de regreso del turista seguro que no faltarán los recuerdos, comprados casi de forma obligatoria, como testimonio de su viaje. El viajero raramente adquirirá artículos convencionales de recuerdo, aunque puede regresar con algún objeto especial para él y que ha encontrado en un lugar fuera de los recorridos habituales.

La verdad es que es muy difícil decidir si eres viajero o turista. El viajero puro sin duda existe, pero esto puede acotarse a muy pocos casos, a gente que hace del viaje su forma de vida natural y que no entiende de tiempo, de diferencias culturales y de fronteras. Por el contrario, ajustar al cien por cien el término turista igualmente se puede dar únicamente en ciertos casos, para personas que viajan muy esporádicamente y que viven la ocasión exclusivamente como algo para engrandecer su bagaje y divertirse sin más.

La verdadera diferenciación tal vez la debamos hacer entre otros dos tipos de viajeros: los que se comprometen y los que no. Los que muestran respeto y apuestan por un mundo sostenible y mejor, y los que van por el mundo sin ningún respeto por nada que se aparte de su forma de ser. Ahí sí que debemos alinearnos.

Más allá de los tópicos, todos somos viajeros y turistas. Cabe reiterar que para nada debemos tomar como peyorativo este último término porque todos somos turistas cuando realizamos un viaje para disfrutar por encima de todo. Y por supuesto que todos somos viajeros porque nos trasladamos a otro país o lugar en busca de vivencias enriquecedoras. Tal vez lo correcto es decir que somos viajeros turistas o turistas viajeros.

Lo importante es que tenemos alma viajera, ganas de conocer nuevas experiencias y de conseguir un mundo mejor. En cualquier caso tú decides con qué calificativo te quedas y con qué te identificas más. Pero hazlo con total franqueza, ¿eh?

¿Eres viajero o turista?

¿Qué te sugieren ambos términos?