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Los caballos pueden ser muchas cosas: juguetones, majestuosos, fuertes, curiosos, gentiles, dependientes, etc. pero también pueden ser amables y leales. Una vez que entablas una amistad con un caballo, éste será tu amigo de por vida. Sin embargo, desarrollar este tipo de relación requiere dedicación y esfuerzo. Deberás dedicarle algunas de tus horas al caballo y demostrarle que eres alguien en quien él pueda confiar. Cuando te ganes esa confianza, tendrás el amigo más fiel que todos quisieran tener. Este artículo te ayudará a hacerlo.

Método 1
Método 1 de 3:

Parte 1: Presentarse

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  1. Cuando acabas de conocer a un caballo, es importante que le proporciones el espacio y tiempo que requiere para acostumbrarse a tu presencia. No debes simplemente acercarte al caballo y empezar a acariciarlo y frotarlo o montarlo sin más. El caballo necesita tiempo para entender que tú no eres una amenaza antes de que empiece a confiar en ti y que te vea como amigo y líder. Puedes comenzar con este proceso así:
    • Simplemente pasando tiempo con el caballo en su establo, ruedo o pastizal. Consigue una silla y siéntate con él, o camina lentamente a su alrededor, sin acercarte mucho, haciendo que se vaya acostumbrando a tenerte cerca. Pronto verás que empezará a seguir tus movimientos con la vista y la cabeza, mirándote con curiosidad.
    • Haz esto todos los días, sin poner presión en el caballo para que interactúe contigo. En cuestión de tiempo, caminará hacia ti por voluntad propia y empezará a analizarte más de cerca. Permítele olerte, acariciarte con el hocico y lamerte, sin intentar tocarlo como respuesta.
    • Una vez que se haya establecido la amistad, el caballo podría caminar hacia ti a medida que te le acerques, relinchar como un saludo o empezar a seguirte a medida que estés a su alrededor. ¡Entonces sabrás que ya son amigos![1]
  2. Una manera esencial de vincularte con tu caballo es hacer que se acostumbre al sonido de tu voz. Háblale sobre el clima, sobre los precios de las acciones, sobre la nueva receta de lasaña que siempre has querido preparar, ¡cualquier cosa! Mientras le hables con un tono de voz calmado y seguro, el caballo estará feliz de oírte.[2]
    • A algunas personas les gusta incluso leer libros a sus caballos. Esto es genial sobre todo en las noches frías de invierno, cuando está muy oscuro o muy frío como para salir a montar caballo. Llévate una silla al establo del caballo y saca un libro. Experimenta con diferentes géneros y estilos para ver si a tu caballo le gustan los cuentos del Dr. Seuss o si prefiere a Tolstoy.
    • Otros le cantan a sus caballos. Esto puede ser una forma genial de vincularse con el caballo mientras lo cuidas o sacas a pasear. Una vez más, usa el tono de voz calmado, y no le vayas a poner death metal.
  3. Muévete lentamente, los caballos protegen mucho su espacio personal por naturaleza, intenta leer el lenguaje corporal del caballo antes de acercártele mucho. Si el caballo retrocede o se aparta cuando vayas a tocarlo, sabrás que te estás moviendo muy rápido. Acércatele por un lado, en lugar de acercártele de frente, y toca su lomo u hombro en lugar de su cara.
    • Intenta caminar hacia el caballo poco a poco, paso a paso, antes de acercártele y tocarlo con la mano. Coloca una mano en el hombre o lomo del caballo. Haz esto por un par de segundos, luego retira tu mano y aléjate. Esta es una conducta muy inofensiva y servirá para que el caballo se sienta seguro.[3]
    • Casi todos los caballos tienen un "punto ideal" en sus cruces, que se encuentran en la base de la melena, entre los omóplatos. Ráscale un poco en ese lugar e inmediatamente el caballo se relajará.
    • Las personas no familiarizadas con caballos buscarán inmediatamente acercarse a la cara o nariz del caballo, lo cual es un error. La nariz de un caballo es un punto muy sensible y privado y debe tocarse sólo si el caballo lo permite.
  4. Si alguna vez observas cómo interactúan los caballos cuando están solos, notarás que se saludan entre sí olfateando y respirando alrededor de sus fosas nasales. Esto les permite reconocer el olor del otro.
    • Puedes hacer lo mismo soplando suavemente en las fosas nasales de tu caballo para saludarlo.
    • !Quizás le agrades aún más si te comes una menta antes de hacerlo!
  5. Como ya podrás saber, los caballos aman los premios. Por tanto, ser el que le otorgue los premios es la mejor manera de hacerse querer por cualquier amigo del tipo equino.
    • Entre los premios más conocidos están las pasas, cubos de azúcar, tajadas de manzana, zanahorias, semillas de girasol, cubos de heno y mentas. Debes experimentar con diferentes alimentos para descubrir cuál es el que más le gusta a tu caballo.
    • Dale premios con moderación, ya que la salud del caballo es la prioridad. Ellos deben recibir una recompensa por buena conducta luego de entrenarlo o peinarlo. Asegúrate de que el caballo no tenga condiciones médicas que puedan hacer que algún tipo de alimento le haga daño.
    • Evita tener los premios en tus bolsillos o dárselos con la mano. Con el tiempo, el caballo podría empezar a asociar estos lugares con ciertos bocadillos deliciosos y empezaría a morder dedos o acariciar los bolsillos con el hocico. No promuevas esta conducta, en vez de eso, coloca los premios en un comedero o una cubeta.[4]
  6. El tiempo que toma amistarse con un caballo varía entre ellos. Dependerá de la edad del caballo, del tratamiento que haya recibido por parte de sus antiguos dueños, así como de la personalidad propia del caballo.
    • Los caballos jóvenes bien cuidados podrán rápidamente acostumbrarse a un nuevo dueño, confiando completamente en él en cuestión de semanas.
    • Los caballos mayores, que hayan sido maltratados en el pasado, les tomará más tiempo adecuarse a una nueva persona y su confianza deberá ganarse lentamente, durante varios meses, o incluso años.
    • Es muy importante tener paciencia con el caballo y evitar forzarlo a hacer cosas que él no quiera. Una relación con un caballo, así como la amistad entre humanos, requiere tiempo para fortalecerse. Una vez que se establece la confianza, tendrás a un amigo para toda la vida.
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Método 2
Método 2 de 3:

Parte 2: Cabalgar a caballo

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  1. Debes hacer los preparativos con tu caballo antes de tratar de cabalgarlo. Esto te establecerá como el líder y le enseñará al caballo a seguir tus órdenes, a la vez que su confianza en ti se fortalece.
    • Empieza llevando a tu caballo a dar un paseo, como si pasearas a tu perro. Usa un cabestro, guíalo y ve hacia una pequeña expedición, caminando entre árboles, a través del agua o sobre puentes, uno al lado del otro. Esto te pondrá firmemente en la zona de confort del caballo.
    • Camina siempre al lado del caballo, nunca en frente de él, y evita arrastrarlo o jalarlo hacia adelante. Camina al lado de su cabeza o coloca tu mano sobre sus hombros, acariciándolo y hablándole mientras caminan. ¡Piensa en ello como si se estuvieran tomando de las manos!
  2. Los caballos son animales de rebaño y les gusta seguir a un líder. Una vez que te ganes su confianza y te establezcas como el líder, te seguirá a donde sea.
    • Entrénalo para ir hacia la derecha y hacia la izquierda, detenerse y retroceder, en respuesta a movimientos ligeros de la guía o el freno.
    • Entrenar al caballo para responder a estas órdenes en el terreno te beneficiará grandemente en la silla de montar.
  3. Trata de ser firme y consistente al montar a caballo. El hecho de que quieras gustarle al caballo no implica que debas dejar que se comporte mal. Si muerde o pellizca, dale una firme palmada en el hombro para demostrarle que eso no está bien. Si hace algo mal, hazlo de nuevo.
    • Sin embargo, es muy importante entender la diferencia entre un caballo que se ha estado portando mal y un caballo que está confundido o asustado. No esperes que realice actos para los que no ha sido entrenado, o responder a órdenes incompatibles.
    • Asegúrate de ser justo y consistente en tu entrenamiento. Usa las mismas señales cada vez que des una orden, sin alterar la señal. Los caballos son animales de costumbre y responderán solamente a órdenes que conozcan.[5]
  4. Así como en cualquier otra buena relación, amistarse con un caballo consiste básicamente en comunicación. Con la notable excepción del Sr. Ed, los miembros de las especies equinas no son particularmente verbosos, así que una discusión abierta con tu caballo no será una opción viable. Por tanto, tendrás que apoyarte en el lenguaje corporal.
    • Aprende a leer las expresiones faciales y movimientos corporales de tu caballo, por más sutiles que sean. Estas te ayudarán a interpretar cómo se siente un caballo, e incluso te permitirán evitar accidentes cuando el caballo esté asustado o inquieto.
    • Por ejemplo, si las orejas de un caballo se inclinan hacia adelante significa que está prestando atención y que está interesado en lo que sucede, si están inclinadas hacia los lados significa que esta relajado o adormecido y si están hacia atrás, el caballo está furioso o asustado. Otras partes del cuerpo a las que hay que prestar atención son la cola, el hocico, los ojos y las patas.[6]
  5. Una vez que hayas mejorado en cabalgar, el objetivo será volverse uno con el caballo, casi hasta el punto de que él intuitivamente sienta en qué dirección quieres que vaya. No debe ser necesario que jales las riendas o pincharle violentamente con los tacones, él debe responder al más ligero empuje o movimiento en tu sitio. Tienes que buscar convertirte en el mítico centauro: mitad humano, mitad caballo.
    • Este proceso tomará tiempo, para que tu caballo aprenda a leer tus señales y tu las suyas se necesitará paciencia, perseverancia y por supuesto cabalgarlo seguidamente. No esperes volverte uno con tu caballo si lo cabalgas una vez a la semana.
    • Invierte tiempo y esfuerzos para lograr la unidad con tu caballo y los resultados serán muy beneficiosos.
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Método 3
Método 3 de 3:

Parte 3: Cepillar al caballo

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  1. Cepillar a tu caballo es una experiencia importante de vinculación, ya que le demuestra al caballo que su relación no consiste sólo en cabalgar y trabajar, es también sobre pasar tiempo juntos y encontrar cosas que lo hagan feliz.
    • Cepillar minuciosamente a tu caballo con una almohaza es un buen punto de partida, tan solo asegúrate de alcanzar aquellos puntos que él no puede, como su pecho y barriga.
  2. A la hora del baño, haz que la experiencia sea lo más agradable posible para tu caballo, lavándolo con agua tibia, ni muy caliente ni muy tibia.
    • Con una esponja suave, aplica un shampoo especial para caballos en su pelaje, pero asegúrate de enjuagarla bien luego, para evitar irritación.
    • Retira cualquier exceso de agua con un rascador de sudor.
  3. Las patas de un caballo son muy sensibles, así que si un caballo te permite tomar sus patas, el caballo te estará demostrando una gran confianza. Haz que se acostumbre a tu toque pasando suavemente tus manos a lo largo de su pata delantera, empezando desde su rodilla y abriéndote camino lentamente hasta el espolón. Si se pone nervioso comienza de nuevo desde arriba.
    • Una vez que el caballo te permita tocar su espolón, aprieta ligeramente a algunas pulgadas sobre este con el pulgar y el dedo índice. Esta será la señal de levantar la pata.
    • Una vez que te levante a pata, revisa que su herradura esté intacta y que no haya nada alojado en su pezuña. Suavemente devuelve su pata al suelo y recompénsale con una palmadita.[7]
  4. Darle un masaje a tu caballo es una excelente manera de hacer que se relaje y promover la confianza. Al trabajar en algunos nudos o puntos sensibles aliviarás dolores y tensiones, lo cual podría mejorar su rendimiento también.[8]
    • Aprende a reconocer la sensación de los músculos de tu caballo y ser capaz de identificar que partes necesitan más masaje. Con el tiempo él aprenderá a inclinarse para el masaje, mostrándote dónde es que lo necesita.
    • A veces todo lo que el caballo necesita es un rápido masaje en la boca, otras veces necesitarás ir un poco más lejos, esforzándote para aflojar sus caderas o músculos del hombro.[2]

  5. Los oleos esenciales (diseñados especialmente para caballos) pueden hacer maravillas para relajar y calmar a tu caballo mientras lo peinas.
    • Frótalo con un par de dropas del oleo preferido por debajo de sus fosas nasales y alrededor de su hocico, él obedecerá tus órdenes con mucho gusto.
    • Como una ventaja adicional, los oleos esenciales también sirven como repelentes de insectos, que pueden ser de gran ayuda durante los viajes de verano.[2]

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Consejos

  • Retira la silla de montar y freno del caballo. Estos artículos pueden hacer que el caballo se sienta incómodo. Retirarlos hará que tu caballo sienta que estás quitando un peso de su espalda.
  • Pasa tiempo con tu caballo y quiérelo.
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Cosas que necesitarás

  • Dulces para caballos
  • Equipo de peinado
  • Una actitud positiva

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