Nuevo Nacimiento

 

Introducción

"...De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3.3). Con estas palabras, el Señor Jesucristo nos habla de la necesidad que hay, en cada ser humano, de tener un nuevo nacimiento, para entrar en la patria celestial. Hay tantas religiones en el mundo que ofrecen la vida eterna pero sin nuevo nacimiento, en otras palabras, sin recibir a Jesús, tal cosa no existe. Acompáñeme un minuto.

 

¿Por qué es necesario?

 

Primero:

Porque el ser humano necesita un cambió de naturaleza.

Cuando Adán y Eva quebrantaron el mandamiento divino en el huerto del Edén, su naturaleza cambio; después de ser hijos de Dios, se convirtieron en hijos y esclavos del diablo. La biblia dice: "El que práctica el pecado es del diablo..." (I Juan 3.8). También: "...Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció" (II Pedro 2.19).

 

Desde los días de nuestros primeros padres, el ser humano está sometido a la voluntad y gobierno del maligno. Somos semejantes o parecidos a Dios en nuestro cuerpo físico. "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza..." (Génesis 1.26). Cuando no hemos nacido de nuevo, en nuestro exterior nos parecemos a Dios; pero en el interior, al diablo, pues hacemos de continúo el mal.

 

Nuestro carácter, conducta o manera de ser, necesita ser cambiada, para que así como nos parecemos a Dios en nuestro exterior, también lo seamos en nuestro interior. Una persona natural o que no ha nacido de nuevo, hace lo malo y para ella es normal porque tiene una naturaleza pecaminosa que le lleva a ofender a Dios y a atentar contra su alma. Matar, violar, odiar, Ingerir alcohol o drogas, tener relaciones sexo coitales con cualquier persona, aun del mismo género, hablar palabrotas etc.

 

Son algunas de las cosas que la persona sin Dios práctica y no se incomoda en ello, porque su naturaleza es de pecado. Pero cuando se nace de nuevo, la naturaleza humana cambia y desde el momento que se hace la oración de fe, comienza una nueva vida, en la que si se comete algún pecado eso incomoda, ya no es agradable, porque se tiene una naturaleza santa, la naturaleza de Dios. Esto lleva al hijo de Dios a apartarse del mal, pues ya no se deleita en hacer lo malo.

 

Al recién nacido le gusta leer la biblia, asistir a una congregación o iglesia donde se alaba a Dios, escuchar la voz de Dios, orar o hablar con Dios, y en general, practicar el bien. Lo anterior, lo hace un hijo/a de Dios, y lo disfruta, pues lo hace voluntariamente. Muchas personas practican o participan de alguna religión, pero difícilmente la disfrutan porque no está Jesús en sus corazones.

 

Segundo:

 

Porque es así como nos convertimos en hijos de Dios.

En el nuevo nacer, el individuo es engendrado por Dios mismo, solo entonces alguien puede afirmar que es hijo/a de Dios.

 

"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1.12-13).

 

Es de notar, según estos versículos, que solo al recibir y creer en Jesús, es que alguien se convierte en hijo de Dios, pues es engendrado por él.

 

Tercero:

 

Solo entonces tenemos derecho de entrar en los cielos.

Un día, dice la biblia, se acercó a Jesús un doctor de la ley llamado Nicodemo, para platicar con nuestro Señor, en esa conversación Jesucristo le expresa:

 

"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3.3,5).

 

Como podemos ver, es indispensable el nuevo nacimiento, sin él no hay acceso a los cielos. No se puede ignorar u omitir esto, si en verdad deseamos morar en la eternidad con Jesús. La oración de fe, el creer en Jesús y recibirle (Juan 1.12; Romanos 10.9-10), no es un rito evangélico, como muchos creen o podrían creer; pues como estamos viendo es algo que la biblia establece que es necesario hacer, si queremos asegurar nuestra estadía en la eternidad con Jesús.

 

¿Qué sucede en el nuevo nacer?

La importancia del nuevo nacimiento no tiene parangón o comparación, pues es de esta manera que aseguramos nuestra alma en las manos de Dios. Cuando hacemos de corazón la oración de fe, nacemos de nuevo, pero también suceden otras cosas, que son vitales para cada ser humano sobre la faz de la tierra:

 

a.) Nuestros pecados perdonados.

 

Todo lo que pudimos haber hecho hasta ese momento que ofendió a Dios y dañó a nuestro prójimo, Jehová lo perdona, y quedamos ante él limpios y sin mancha.

 

"Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz" (Colosenses 2.13-14).

 

El acta a la cual se refiere este versículo, es todo lo que está escrito en los libros de las malas obras, que están delante de Dios. "...Y los libros fueron abiertos... y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20.12). Simbólicamente, esta acta, es la tabla que pusieron sobre la cabeza de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, cuando fue crucificado.

 

"Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDIOS" (Mateo 27.37).

 

De manera que cuando creemos en Jesús y le recibimos en nuestro ser, todo lo malo que habíamos cometido, hasta este momento de la conversión, queda clavado en la cruz y es perdonado por Jehová Dios; todo es borrado cuando pedimos perdón en el nombre de Jesús. "...Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre" (Apocalipsis 1.5).

 

b.) Somos Inscritos en los cielos

"Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10.20).

 

"...Y de los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida" (Filipenses 4.3).

 

El hecho de que nuestro nombre sea escrito en el libro de la vida, en el mismo instante que recibimos a Jesús como Señor y Salvador, es algo que no se encuentra literalmente en la biblia, sino que es algo que se infiere, que se sobre entiende, que cuando hacemos la oración de fe, somos inscritos en los cielos.

 

Si una persona no tiene su nombre escrito en este libro, no tendrá entrada en la eternidad con Dios, y será echada en el lago de fuego y azufre, en el juicio final. "Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego" (Apocalipsis 20.15).

 

Conclusión

Asegurar el alma en las manos de Dios, no se logra solo con asistir a cualquier congregación donde se diga alabarle. Es menester o necesario nacer de nuevo, si queremos estar con Dios eternamente. Si no sucede esto, hay una condenación eterna esperando por los desobedientes.