SIEGA

v. Cosecha, Mies
Exo 23:16 la fiesta de la s, los primeros frutos
Jos 3:15 suele desbordarse .. el tiempo de la s
Rth 1:22 llegaron a Belén al comienzo de la s de
1Sa 12:17 ¿no es ahora la s del trigo?
Pro 6:8 en el tiempo de la s su mantenimiento
Pro 10:5 el que duerme en el tiempo de la s es
Pro 25:13 como frío de nieve en tiempo de la s
Pro 5:24 da .. y nos guarda los tiempos .. de la s
Jer 8:20 pasó la s, terminó el verano, y nosotros
Mat 13:30 hasta la s ;y al tiempo de la s yo diré
Mat 13:39 la s es el fin del siglo; y los segadores
Mar 4:29 se mete la hoz, porque la s ha llegado
Joh 4:35 faltan cuatro meses para que llegue la s?


Siega (heb. qâtsîr; gr. therismós). La 1ª gramí­nea que se cosechaba en Palestina era la cebada, que por lo general estaba lista para la siega en la 1ª parte de abril. Le precedí­a la ofrenda de una gavilla (Lev 23:10, 11) en el 16º de Nisán (vea 2Sa 21:9). A la cosecha (heb. ‘âsîf) de la cebada le seguí­a de cerca la del trigo (Rth 2:23), que se extendí­a por varias semanas, pues comenzaba temprano en las tierras bajas pero terminaba alrededor de junio y julio en las tierras más altas. La siega del trigo se celebraba mediante la presentación de 2 panes en el templo en el 50º dí­a después del 16 de Nisán (Lev 23:15-21; Deu 16:9-12). En el otoño vení­a la recolección de las frutas. Cuando se terminaban todas, se celebraba la fiesta de las Cosechas (Exo 23:16) o de los Tabernáculos (Lev 23:34-43). Este era un momento de gran regocijo y de acción de gracias al Señor por las bendiciones del campo y del bosque (Neh 8:14-18; cf ls. 9:3). El Psa_65 y posiblemente el 67 son himnos de siega y regocijo. Jesús se refirió al mundo como un campo maduro para la cosecha del evangelio, pero con pocos obreros para hacer al trabajo que esto demanda (Mat 9:37, 38; Luk 10:2; Joh 4:35). La siega se usa también en el AT para 1093 representar el momento del juicio (Hos 6:11; Jl. 3:13). Lo mismo hizo Cristo (Mat 13:24-30; cf Rev 14:15). Jeremí­as estableció un paralelo entre el fin de la siega y el fin del tiempo de prueba concedido a los seres humanos (Jer 8:20; cf Rev 22:11). Véase Hoz.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., catsar; gr., zerí­dso, siega). Leyes estrictas para la siega fueron impuestas sobre Israel (Lev 19:9; Lev 23:10; Lev 25:11; Deu 16:9). Samuel menciona que la siega serí­a un deber que el recién escogido rey de la nación, Saúl, demandarí­a de ellos (1Sa 8:12). El uso figurado del término habla de hechos que producen su propia cosecha (Pro 22:8; Hos 8:7; 1Co 9:11; Gal 6:7-8).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El tiempo de recolectar los frutos en las llanuras y partes bajas de la tierra de Israel era a mediados del mes de abril. En las montañas llegaba tres o cuatro semanas después. Lo primero que se segaba era la cebada. Coincidí­a el comienzo de la s. con la fiesta de la Pascua. La s. del trigo vení­a al final, y entonces se celebraba Pentecostés (Lev 23:9-16; Exo 34:22). Cuando se recogí­an los frutos habí­a que tomar cuidado en dejar †œpara el pobre y para el extranjero† (Lev 23:22). De la práctica de ese mandamiento tuvo provecho †¢Rut la moabita, en los campos de †¢Booz (Rut 2:1-3). La s. era tiempo de gran alegrí­a (Isa 9:3). La lluvia en tiempo de la s. no convení­a (1Sa 12:17-18; Pro 26:1). Dios es el que †œguarda los tiempos establecidos de la s.† (Jer 5:24).

Se usa la figura de la s. para expresar la llegada de un tiempo maduro para una determinada acción. Jeremí­as dice a Jerusalén que a Babilonia le llegarí­a †œel tiempo de la s.†, es decir, el momento en que se harí­a juicio sobre ella (Jer 51:33). A Judá le estaba †œpreparada una s.†, decí­a Oseas, anunciando el retorno del cautiverio (Ose 6:11). El Señor Jesús usó la s. como figura del †œfin de este siglo†, en la parábola del trigo y la cizaña (Mat 13:24-30, Mat 13:37-43). También para señalar a sus discí­pulos que el mundo estaba preparado, maduro, para recibir las buenas nuevas de salvación (Jua 4:35-38).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Véanse AGRICULTURA, COSECHA, ESPIGAR, TRIGO.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Véanse RECOLECCIí“N; SEGADOR, SIEGA.

Fuente: Diccionario de la Biblia

therismos (qerismov”, 2326), relacionado con therizo, segar. Se traduce “siega” en Mat 13:30, dos veces; v. 39; Mc 4.29; Joh 4:35, dos veces. Véase MIES. Cf. therizo bajo SEGAR; theristes bajo SEGADOR.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

La siega, como la *vendimia, significa a los ojos del campesino el *fruto de su *trabajo y la garantí­a de su subsistencia anual. Este juicio pronunciado por la naturaleza sobre el trabajo del hombre puede significar también el *juicio de Dios.

I EL GOZO DE LOS SEGADORES. La recolección de la cebada (abril) y la del trigo (mayo) son ocasión de regocijos populares: de colina en colina se propaga el canto de los grupos de segadores, que hace olvidar la ruda fatiga del trabajo con la hoz, bajo un sol abrasador (Rut 2; Is 9, 2; Jer 31,12; Sal 126,6). En este *gozo no se olvida a Yahveh: la recolección es signo y fruto de la *bendición divina. A Dios que ha dado el *crecimiento (lCor 3,6s), corresponde la acción de gracias (Sal 67, 7; 85,13); ésta se expresa por la fiesta litúrgica de la siega, *pentecostés, durante la cual se ofrecen las *primicias de la cosecha (Ex 23,16; 34,22), especialmente la primera gavilla (Lev 23,10).

El segador debe también compartir su alegrí­a con los demás mostrándose liberal. La ley prescribe que “no se ponga bozal al buey que trilla” (Dt 25,4; lCor 9,9) y sobre todo que “no se siegue hasta lo último del campo y que no se recoja la rebusca” (Lev 19,9; Dt 24,19) para reservar su parte al pobre y al *extranjero. A esta liberalidad debió Booz el encontrarse y casarse con Rut, la extranjera, a la que se considera como la abuela de David y del Mesí­as (Rut 2,15ss; Mt 1,5).

Sin embargo, este gozo legí­timo y fraternal no debe pegar a la tierra la mirada del campesino. Es sin duda lo que querí­a inculcar la ley acerca del año *sabático, que imponí­a que se dejara reposar a la tierra cada siete años (Lev 25,4s), invitando al campesino a volver a una vida pastoril y a poner más su confianza en sólo Dios. Y Jesús lo puntualiza : hay que abandonarse al Padre celestial como “los cuervos que no siembran ni siegan” (Le 12,24 p). Así­ pues, el campesino no pondrá su seguridad ni su esperanza en sus graneros llenos de trigo, y no acaparará para sí­ mismo, sino “en vista de Dios” que un dí­a cosechará su alma (Le 12,16-21; cf. Jer 17,11).

II. LA SIEGA Y LA SEMENTERA. 1. La cosecha es el fruto de la *siembra. Entre ambas hay correspondencia en diferentes grados. Se cosecha lo que se ha sembrado (Gál 6,7); sin laboreo, no hay cosecha (Prov 20,4); “quien siembra la injusticia recoge el infortunio” (Prov 22,8); hacer siembra de justicia es recoger una cose-cha de bondad (Os 10,12s). Todo esto significa que “Dios da a cada. uno el fruto de sus *obras” (Jer 17,10). Inútil protestar diciendo como el siervo perezoso: “Dios cosecha donde no ha sembrado” (Le 19,21), porque Dios, al crear y rescatar a .los hombres, sembró su palabra en todos los corazones (Jer 1,21; Mc 4,20).

2. Aunque la siega es de la misma naturaleza que la siembra, difiere, sin embargo, de ella por el modo como se realiza. “Los que siembran en lágrimas cosechan cantando” (Sal 126, 5). Difiere también en la medida; cierto, “quien siembra escaso, escaso cosechará, y quien siembra col. largueza, con largueza cosechará” (2Cor 9,6), pero, a la manera de Dios, siempre sobreabundante en sus obras, la cosecha es superior a lo sembrado y puede llegar hasta el céntuplo en el caso de Isaac (Gén 26,12) o en el de la buena tierra que acoge la palabra de Dios (Mt 13,8.23 p).

3. Finalmente, aunque el ideal es cosechar lo que se ha sembrado (Is 37,30), Dios ha distribuido los tiempos de la siembra y de la siega (Gén 8,22; Jer 5,24) de modo que el hombre deba aguardar con *paciencia mientras madura el grano (Mc 4,26-29), pero con plena confianza, pese al refrán : “Uno siembra y otro cosecha” (Jn 4,37).

III. LA SIEGA, JUICIO DE DIOS. Al segar Dios las obras de los hombres los *juzga según la *retribución de su *justicia. Este juicio que tendrá lugar al fin de los tiempos, es anticipado por la venida de Jesucristo.

1. El dí­a de Yahveh. La siega tiene doble aspecto. Al recogerla, *gozo, alegrí­a; al cortarla, golpearla sobre la hierba, trillarla y por fin quemar la paja (Is 28,27s), es el *castigo.

Dios, a la manera de un segador, corta, aplasta, criba cuando castiga a Israel (Is 17,5; Jer 13,24) o a Babilonia (Jer 51,2.33). Y ,euando la malicia de los hombres llega al colmo, hay que “echar la hoz: la mies está madura” (J1 4,13), la mies del juicio de los pueblos. Pero al mismo tiempo, por un contraste radical que reflejan los oráculos proféticos, viene inmediatamente el anuncio de la recolección gozosa, que sigue de cerca a la fatiga de las faenas (Jl 4,18; Am 9,13; Os 6,11; Sal 126,5s).

2. En los tiempos mesiánicos. Este anuncio se hace realidad con la venida de Jesús.

a) El sembrador y el segador. Mientras que para el Precursor es Cristo el aventador que limpia su era y separa el grano de la barcia (Mt 3,12 p), los cristianos ven en Jesús a la vez al sembrador por excelencia que esparce la palabra en el corazón de los hombres (Mc 4,3-9 p) y al segador que mete la hoz en el campo en que está la mies en su punto (4,29). No hay que aguardar: “los campos están blancos para la siega:..; el sembrador comparte así­ el gozo del segador” (Jn 4,35s).

b) Los obreros de la siega. Si la mies está ya madura, el maestro llama a la tarea (Mt 9,38 p). Los discí­pulos, enviados por el mundo, recogerán el fruto del trabajo de sus predecesores, sobre todo de Jesús, que pagó con su sangre la multiplicación del grano de trigo. En esto se verifica el refrán que distingue al sembrador y a los segadores (Jn 4, 37). Sin embargo, los segadores mismos serán “pasados por la criba” de la *prueba y de la *persecución (Le 22,31).

c) En espera de la siega final. Si es cierto que el nuevo *pentecostés inaugura la siega de la Iglesia, ésta, sin embargo, no se concluirá sino el *dí­a del Señor, cuando el *Hijo del hombre eche la hoz en la mies finalmente madura (Ap 14,14ss; Mc 4,29). Hasta este momento la cizaña continúa mezclada con el buen grano; si bien corresponde a la Iglesia juzgar y condenar el mal, no tiene la misión de arrojar a los malos al fuego. El Hijo del hombre será quien, al fin de los tiempos, enví­e a sus ángeles a ejecutar el *juicio que haya pronunciado sobre las obras de los hombres (Mt 13,24-30.36-43).

-> Bendición – Gozo – Dí­a del Señor – Juicio – Pentecostés – Sembrar – Vendimia.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas