La dulzura

Lilicitus
2 min readMar 14, 2019

“Panal de miel son las palabras amables, dulzura para el alma y medicina para el cuerpo” (Proverbios 16, 24). La dulzura del lenguaje es un rasgo extraordinario, que habla de la grandeza del ser. La persona dulce es prudente, considerada y especialmente esmerada en el buen trato con los demás. Es una persona caracterizada por ser cariñosa, tierna y agradable en la interacción. Demuestra bondad y sensibilidad en el contacto con los otros, a través del uso de un lenguaje suave. Sus palabras y gestos transmiten paz y bondad. Siempre busca el conciliar y el llegar a acuerdos que procuren la paz y la armonía.

La persona dulce es naturalmente amable. Su amabilidad la transmite a través de actos sencillos y espontáneos como un abrazo, una sonrisa o una mirada. Sus palabras son asertivas y llenas de empatía, porque suele colocarse en el lugar del otro. La sutileza de su lenguaje, la hace lograr generar vínculos de confianza con los demás. Es generosa en sonrisas, y particularmente atenta y dispuesta a ayudar. Su generosidad también se expresa en su natural vocación de servicio, al procurar siempre la felicidad y el bienestar de los demás. La persona dulce es grata, benigna y mansa de corazón.

Las personas dulces saben establecer clara diferencia entre la dulzura que prodigan y la equivocada debilidad que se pueda llegar a proyectar por “ser bueno”. Son inteligentes y también indulgentes. Son compasivas. Se solidarizan para ayudar a aliviar o remediar el sufrimiento de los demás. Sus sentimientos son puros y transparentes, en completa consonancia con la mirada bondadosa que tienen de la vida y de lo que acontece en ella.

El ser dulce es una caricia para el alma. La persona dulce es poseedora de un corazón dadivoso y afable. Enaltece lo bueno. Su carácter apacible y noble, la hace poderosamente atrayente. “Con la paciencia se consigue persuadir al juez, y la lengua dulce rompe los huesos” (Proverbios 25, 15). Son persuasivas, a través de la suavidad, cordialidad y calidez de su lenguaje. Tienen el don de darle ese toque “azucarado” a los distintos momentos que componen la vida.

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Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos, espiritualidad y actitudes positivas. Reflexiono, comparto anécdotas personales e intento aportar algo. Es mi legado