El
Gaucho
La palabra gaucho
deriva del término quechua "huachu", que significa sin
padres. Esta palabra se usó en las regiones del Plata,
Argentina, Uruguay y aún en Brasil, para designar a los jinetes de
la llanura o pampa dedicados a la ganadería.
El gaucho es una especie de vagabundo de la pampa, rústico y
varonil que sabe defender su honor y demuestra valentía en
circunstancias de peligro
Su origen criollo
proviene de la mezcla de sangre entre el español y el indígena.
El Gaucho, según
cuenta la historia:
El gaucho luchó
durante doscientos años contra las hostilidades de los indígenas
y la tierra. Forjó un espíritu noble y osado. Vivió nómada,
sin apegos ni prejuicios, cantó su rebeldía y amó la libertad.
Nunca tuvo patrones y se ganó el sustento trabajando en el campo.
Hábil jinete y criador de ganado se caracterizaba por su destreza
física, su altivez y su carácter reservado y melancólico.
Realizaba casi todas las faenas a caballo, animal que era su
mejor compañero y toda su riqueza.
El lanzamiento del lazo, la doma, el rodeo de hacienda y las
travesías, eran llevadas a cabo por los jinetes que hacían
del caballo su mejor instrumento.
La
Vestimenta
La
ropa del gaucho fue cambiando con quitas y agregados. En los
principios, el gaucho de la pampa guardaba todavía semejanzas con
sus predecesores inmediatos: el vaquero andaluz y el beduino
errante.
Más tarde fue admitiendo cambios que se vieron en la
indumentaria, en sus costumbres cotidianas y hasta en el arreglo
de su caballo.
Lentamente, se volvió "paisano", y
cuando llegaron los vascos, les impusieron la boina de Vizcaya, a
los peones de faena. La rastra, sin embargo, siguió intacta, lo
mismo que las espuelas, el
cuchillo -caronero, facón o daga- y el poncho. Estas fidelidades
indican pertenencia y son las señales de nuestra leyenda.
La boina fue reemplazando de a poco al sombrero "serenero"
la golilla y el norteño "panza de
burro", pero indemnes los gachos o chambergos de ala doblada y sujeta a la
copa, de original confección española, como lo es de herencia
el sombrero correntino,
típicamente andaluz. No obstante las alteraciones de las épocas,
ahí están los recados y rebenques que estuvieron siempre, y
hasta el lazo, que fue orgullo en los primeros tiempos.
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Aspectos del
Gaucho:
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El payador: la
guitarra es su instrumento y las reuniones de paisanos, su medio
social. Canta décimas improvisadas ante un público ocasional.
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El luchador: es un hombre habituado a las peleas en la
lucha a muerte contra el indígena. Sus armas son el cuchillo
(facón), y las boleadoras.
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El maestro: es el gaucho vago y sin trabajo; deambula por
las zonas fronterizas y huye de la ley. Lleva un destino incierto.
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El político: juzga la situación de las luchas civiles y
toma partido.
Tareas en las que se desempeña
El gaucho
era un
hombre muy diestro para dominar a los animales. Los conocía
bien y no les temía. Era rudo, astuto y hábil jinete. Para la
yerra siempre se lo convocaba.
También era domador incomparable amansando a los potros más
salvajes. En las tareas del arreo era un experto y sabía dirigir
la hacienda por los terrenos más tortuosos.
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Arriero: es el que arrea el ganado, especialmente en la
región andina. Entre los quichuas el arriero de las montañas
recibía el nombre de curumí.
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Tropero: es, en
nuestro país, el conductor del ganado especialmente vacuno. Lo
que lo obliga a ambular frecuentemente por los valles y por las
pampas.
Entre todos los trabajos del gaucho, el más paciente y heroico
fue el del tropero.
Juegos y Entretenimientos:
En la época
del gaucho,
la tierra se brindaba entera, con la sola amenaza de los malones
indígenas. El gaucho alternaba sus quehaceres rurales
con algunos juegos y entretenimientos que aún hoy se practican.
Son éstos juegos sociales, donde participan los jugadores y el público
que los observa.
La
sortija: en el juego de la sortija se pone
en evidencia la destreza del jinete. Entre dos postes se
cuelga una pequeña argolla de metal. La tarea de los competidores
es embocar, al galope, un palito de madera. Lo hacen a gran
velocidad y generalmente deben pararse sobre los estribos para
lograr mayor precisión.
La taba:
el juego de la taba fue traído a éstas tierras por los
españoles, aunque ya se conoce su existencia en la época de la
roma clásica. Consiste en tirar al aire un hueso de vaca o
carnero ( es el garrón de las patas traseras del animal ), como
tiene una forma irregular según el modo en que caiga se determina
el ganador.
Las
carreras cuadreras: estas carreras eran a caballo y se denominan
cuadreras porque se toma una cuadra como medida de distancia a
recorrer. Son carreras cortas e intensas, para las cuáles los
caballos eran entrenados con mucha dedicación.
El
pato: es también una competencia entre jinetes. En ella se
enfrentan dos equipos que corren tras una pelota de cuero con
agarraderas. Antiguamente se utilizaban patos vivos, hoy se
practica de manera menos violenta, pero continúa apasionando al
público y competidores.
Truco:
juego de naipes, posiblemente el que más difusión tiene en el país,
tiene como interés no sólo el juego en sí, sino los floreos que
a veces usan los jugadores para cantar envido y la flor. Para el
primero, como se sabe, el puntaje máximo es treinta y tres.
Se anuncia entre otros con los siguientes versos:
Le garanto, sin cartear,
que tengo la del inglés,
de mayo y, con 33,
nadie me hace aturrugar.
El
fogón: éste era un ritual común entre los paisanos, en el
cual se acostumbraba a tomar mate alrededor de una fogón, cantando o
simplemente conversando. Esta bebida siempre ha sido un puente de
comunicación entre los hombres.
En el mate se comparte todo: desde el fogón hasta la yerba, desde
la bombilla hasta la calabaza.
La
viguela: la viguela, como denominaba el gaucho a la
guitarra, compartía su vida nómade. Para interpretaciones en
verso, en canciones y baladas, sola o acompañada por algún
instrumento de percusión.
El
tañido de la guitarra
gaucha se caracteriza por el predominio de
los tonos suaves, de allí la denominación de "la bordona" que se
refiere a la zona más grave del encordado.
Poesía
gauchesca: tiene sus orígenes en un modo de cantar
popular: la payada.
El hombre da campo acostumbraba a reunirse
alrededor del fogón para recitar versos improvisados que
acompañaba con su guitarra. Sus estrofas hablaban de la vida y
las tareas rurales, del amor y la naturaleza.
Los poetas gauchescos fueron hombres de vasta formación literaria
que inspiraron en éste estilo, imitando su lenguaje y sus temas
pastoriles.
Bartolomé Hidalgo, autor uruguayo, fue quién inició
el camino que tuvo muchos seguidores en la literatura rioplatense
del siglo XIX.
El
Lenguaje
En los textos de poesía gauchesca encontramos un
lenguaje rico y peculiar, que responde a la lengua hablada por el
hombre de campo.
Está cargado de imágenes inspiradas en la Naturaleza,
comparaciones de situaciones humanas con hechos de la tierra (
animales, plantas, clima ). También se caracteriza porque abunda
en refranes y dichos a modo de enseñanzas o moralejas.
Palabras
Gauchas
El léxico de los gauchos deriva, en muchos casos de
vocablos españoles que quedaron en el campo con alguna
modificación local. Por ejemplo: ansina, por decir así;
agora, por ahora; cencia, por ciencia; mesmo,
por mismo. Hay también una gran influencia de términos
indígenas, palabras como maíz, ombú, mandioca, chajá, no
tienen traducción y fueron asimiladas a la lengua.
Refranero
Popular
El refrán es una sentencia o máxima
popular que se repite tradicionalmente. Son frases cargadas de significado,
invariable y que hablan a cerca de la fisonomía de un pueblo.
Varios de nuestros refranes surgen directamente del Martín
Fierro, otros tienen sos orígenes en el campo y han llegado hasta
nosotros. Algunos ejemplos: "A buen entendedor pocas
palabras", "Los hermanos sean unidos", "Es
mejor que aprender mucho, al aprender cosas buenas".
La
Pulpería
Era el lugar de reunión; el pulpero atendía a sus
clientes tras gruesos barrotes de hierro para estar a salvo de
posibles ataques.
En la pulpería los gauchos compartían copas, juegos y
cantos. Tampoco faltaban las peleas, que en defensa del honor se
desataban, cuchillo en mano. También era el espacio de recreo
entre los duros trabajos y funcionaba como almacén de ramos
generales, donde se podía adquirir desde un kilo de yerba hasta
los tablones y clavos para armar un galpón.
Objetos
Facón: daga o cuchillo grande que usa el
hombre de
campo. Según lo entendemos nosotros, el facón es usado tanto
para las tareas de campo como para la defensa o ataque en las
peleas.
Se le llama facón caronero al que por ser muy grande el
gaucho debe llevarlo debajo de las caronas del recado, y no
en el cinto.
El
cuchillo
Fue el más
valioso complemento del gaucho; parte casi de su propio ser.
Fue todo para él: cuchillo y tenedor para comer, mondadientes, elemento
para matar animales, instrumento para cuerear, útil de toda su artesanía
y herramienta de todas las tareas y arma defensiva y ofensiva.
En el hombre
de campo el cuchillo es herencia cultural europea llegada con los
primeros conquistadores. Los usos que tenía asignados eran
innumerables: faenear, castrar, matar, charquear, sebear, cuerear,
carnear.
El cuchillo
sustituyó, a mediados del s. XIX, al facón
que, por sus propias características caía en desuso. De hoja ancha, de
unos 25 cm de largo, sin gavilán, con filo y punta hacia arriba. El
lomo ancho junto a la empuñadura. Era el arma y el instrumento ideal
que el hombre de campo precisaba. Se lleva como el facón, atravesado
sobre los riñones con el mango junto al codo derecho.
El Facón
Es, en
realidad, una daga, por lo tanto tiene, filo completo y contra
filo. Termina en punta al eje o fuera de éste. La hoja mide, en
general más de
30 cm., lo cual lo hacía poco cómodo para
sacar y para el uso como utensilio doméstico o herramienta (no
como arma para la faena).
La empuñadura es fuerte, generalmente de "guampa" (asta), de bronce o, en
los de lujo, de plata, con gavilán (travesaño) en S o en cruz.
La vaina, de acuerdo con la calidad del
arma, puede ser de suela o cuero crudo con
esterillados de tiento, sin lonjear, con contera y pasadores y
oreja (gancho) de bronce o plata.
El facón
caronero, era de grandes dimensiones - de hasta 80 cm de
hoja - propio para montear o como arma o como para matar reses,
que por su propio tamaño era imposible llevar sobre sí, por lo
que el gaucho lo llevaba horizontalmente entre las caronas del
recado (de ahí su nombre). La hoja se hacía generalmente
con un sable o bayoneta.
El facón
verijero era de hoja pequeña que suplía al facón
cuando éste esultaba
demasiado grande para ciertas tareas (castrar, picar tabaco,
etc.). Era un "lujo"
y se llevaba adelante, por la delantera del tirador, con el mango
hacia la derecha, junto a la rastra.
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