Sofistas, educadores para el éxito

Los sofistas eran maestros de retórica, capaces de dar argumentos en favor de casi cualquier punto de vista
Los sofistas eran maestros de retórica, capaces de dar argumentos en favor de casi cualquier punto de vista

 

En la Grecia clásica, el término sophos aludía a los sabios y de allí evolucionó a la palabra sophistes, que, en principio, eran sinónimas, pero más adelante la segunda tuvo una connotación negativa. De ahí surge la palabra sofisma, que según la Real academia, significa “razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso.” Los sofistas suelen tener mala fama porque son el objeto preferido de crítica en los diálogos platónicos. Sin embargo, se pueden considerar aspectos positivos en los sofistas, que algunos consideran que fueron los primeros humanistas.

Existe un libro precioso que explica el origen de la educación en la Grecia clásica. Se llama Paideia y lo escribió Jaeger. En esta obra se va contra la imagen tópica de los sofistas, es más, se les otorga un importante papel. En concreto, en el origen de la educación en el sentido estricto de la palabra: la paideia. En el siglo V a. C. se da un movimiento educador donde tiene origen la idea occidental de cultura. Como afirma Guthrie, probablemente se suponía que un sophistés debería ser un maestro educador.

A continuación, se destacarán algunas características de los sofistas, con comentarios en la línea de Estrategia Minerva Blog.

Profesionalismo

Filosofía y democracia tuvieron el mismo contexto de descubrimiento, la polis de Atenas. La democracia requería de ciudadanos activos que debatieran sus ideas en el Agora. Para hablar en público era necesaria una educación que los sofistas fueron los primeros en dar. Los sofistas eran los educadores de los ciudadanos para la democracia. Jaeger precisa que eran los educadores de los nobles y caudillos.

Una de las características que en aquel tiempo eran objeto de crítica era el hecho que los sofistas recibieran dinero a cambio de sus clases. Su característica era el profesionalismo frente al amor por el saber de Sócrates y su enfoque filosófico. Actualmente el profesionalismo es algo a reivindicar, también en el sentido de que en todas las disciplinas existen buenos y malos profesionales y se han de destacar las cualidades y virtudes de lo que supone ser un buen profesional, en eso consiste la ética de las profesiones.

Técnica retórica

Los sofistas educaban en la areté política, que se componía de actitud intelectual y oratoria. Eran expertos en el uso de técnicas de retórica y elocuencia que, a veces, utilizaban en exhibiciones públicas de oratoria y en las que enseñaban a sus discípulos.

Una de las técnicas que utilizaban se denominaba erística que consistía en una serie de habilidades y técnicas dialécticas que tenían como objetivo vencer al adversario en un debate. La erística era necesaria en el debate de los asuntos públicos en la polis de Atenas donde regía un sistema democrático, que se basaba en la igualdad y la participación de sus ciudadanos. Guardando algunas distancias, se podría decir que los sofistas educaban a los ciudadanos para conseguir el éxito de sus propuestas.

Como sostiene Gorgias, “la palabra es un poderoso soberano” y la democracia, en ocasiones, se define como el gobierno del mejor argumento. En este contexto, un sofista podría definirse como “un maestro en el arte de hacer pronunciar agudos discursos.” Platón, Protágoras, 312d.

Con el poder de persuasión de las palabras, después de que alguien era entrenado, se conseguía convencer a pequeños y grandes auditorios. De ahí que Peitho, la persuasión, era una diosa poderosa como “el ser encantador a quien nada se niega”. Los sofistas eran expertos en el arte de hablar, arte de los lógoi. El sofista cuando enseña la areté –excelencia- política, denomina a su profesión techné –técnica- política.

Los sofistas son los primeros coach, eran entrenadores y preparadores en el arte de la retórica y la elocuencia. También eran los primeros spin doctors o asesores políticos donde desarrollarían una determinada visión del poder y consejos para conservarlo. Lo relevante es que la educación en la democracia comporta el dominio de una serie de técnicas ya que hablar en público requería una determinada formación. El éxito requiere dominar una serie de técnicas.

Relativismo

La mala fama de los sofistas viene de aquellos que les acusan de ser capaces de defender algo y su contrario, sin demasiados problemas. O, en otras palabras, los sofistas serían el origen de los sofismas, que sería un razonamiento falso o que se basa en falsedades. Sin embargo, para otras visiones, los sofistas son los primeros humanistas.

Como sostiene Jaeger, las más modernas historias de la Filosofía consideran que los sofistas fueron fundadores del subjetivismo y relativismo filosófico. Esto significa que el supuesto epistemológico que todos compartían era que: “el conocimiento no podía sino ser relativo para el sujeto perceptor.”

Un ejemplo de este relativismo lo ofrece Gorgias cuando afirma que no había que reprochar nada al retórico si sus alumnos empleaban su habilidad para fines torcidos, como tampoco se puede reprochar a un instructor de boxeo si su alumno va y derriba a su padre. Esto está vinculado a la ética de las profesiones, a la adecuación ética de medios y fines.

Se podría decir que los sofistas afirmaban un escepticismo crítico que contrasta con su defensa de la democracia o la igual dignidad humana, en la no se distingue al más aristocratizante Platón, su fervoroso crítico.

Quizá se podría decir que los sofistas afrontan el tema del poder como un antecedente del pragmatismo maquiavélico. Ambos enfoques buscan el éxito y aconsejan cómo conseguirlo de forma realista, a veces cínica, a veces sagaz.

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