¿Qué es la fiebre puerperal?

Fiebre puerperal

Dr. D. Nicolás Mendoza Ladrón de Guevara. Especialista en Ginecología y Obstetricia Clínica Margen. Universidad de Granada. Grupo de Trabajo del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada

Fiebre puerperal

La fiebre puerperal, tan frecuente en otra época y que tantas vidas maternas segaba, esta hoy bastante controlado. Sin embargo sigue siendo una amenaza real en el postpato. El control de los factores de riesgo y el tratamiento antibiótico han disminuido su frecuencia y sus consecuencias.

1. ¿Qué es la fiebre puerperal?

La infección puerperal se define como la afectación inflamatoria séptica, localizada o generalizada, que se produce en el puerperio como consecuencia de las modificaciones y heridas que en el aparato genital ocasionan el embarazo y parto.

Se considera que padece una infección puerperal toda mujer que en su periodo postparto presenta una temperatura superior o igual a 38ºC en al menos dos determinaciones separadas por un intervalo de 6 horas, excluyendo las primeras 24 horas postparto. Aunque desde la introducción de los antibióticos han disminuido considerablemente la frecuencia y gravedad de este tipo de infecciones, todavía suponen un gran problema clínico.

2. ¿Cuál es la causa de la fiebre puerperal?

Suele tratarse de una infección polimicrobiana, esto es, con mezcla de diversos gérmenes que suelen habitar en el intestino, en el periné, en la vagina y en el cuello uterino, y que aprovechan la modificación de la flora habitual de la vagina y las lesiones del parto para colonizar el aparato genital femenino.

Hay bacterias aerobias implicadas como la Escherichia Coli, las especies de Klebsiella, Proteus y Pseudomonas También anaerobias como las especies de Peptoestreptococos, Peptococos, Bacteriodes y Clostridium El streoptococo Beta hemolítico del grupo A suele ser de origen exógeno causando graves infecciones

3. ¿Qué situaciones favorecen o empeoran la infección o fiebre puerperal?

La infección puerperal puede presentarse por diferentes factores de riesgo, entre las causas más frecuentes se encuentran las hemorragias, la mala higiene genital, el parto largo y complicado, o que queden restos de placenta dentro del útero.

Otros factores de riesgo que favorecen o empeoran la fiebre puerperal son:

  • La anemia o la desnutrición
  • El déficit inmunológico o las enfermedades sistémicas.
  • La ausencia de controles prenatales o el bajo nivel socioeconómico.
  • La presencia de bacterias en el liquido amniótico en el momento de la cesárea
  • El coito cerca del final del embarazo
  • La vaginosis bacteriana, una infección de transmisión sexual

4. ¿Cómo se adquiere una infección puerperal?

Existen distintas formas de adquirir la infección:

  • Exógena: por medio de instrumentos, ropa o manos de personal sanitario. Es la más grave.
  • Endógena: es una autoinfección por gérmenes propios de los genitales femeninos.

Puede presentarse en diferentes partes del aparato genital, como en el útero, en las heridas de la vagina o en la episiotomía, o la cicatriz de la cesárea.

5. ¿Qué tipo de síntomas produce una infección puerperal?

Los síntomas de infección puerperal no suelen aparecer hasta que transcurren 3 o más días desde el parto, si aparecen antes es porque la infección ya estaba antes del parto; y si ocurre mucho después, es debido a otra causa distinta del parto.

La fiebre es el signo clave de la infección puerperal, por eso se le llama fiebre puerperal y se suele acompañar de malestar general y en algunos casos sudores y taquicardias. En otras ocasiones, sobre todo cuando existen complicaciones o la infección se propaga, se acompañan de dolor abdominal, útero no contraído y dolor a la palpación del abdomen. Los loquios (secreciones vaginales postparto) suelen ser abundantes, purulentos y malolientes.

6. ¿Cuándo se debe acudir al médico?

No todas las fiebres que se presentan tras el parto se deben a una infección, por ello si además de fiebre presenta dolor genital, hemorragia y mal olor de los loquios o secreciones vaginales, deberá acudir al médico, ya que podría tratarse de una infección propagada más allá de la vagina o afectando a la mucosa que reviste el útero.

7. ¿Cómo se realiza el diagnóstico de una fiebre puerperal?

Como su nombre indica, el dato clave para el diagnóstico es la fiebre. Para la confirmación diagnóstica se necesita que la temperatura oral supere los 38 grados centígrados en dos de los primeros diez días posparto o que pase de los 39 grados centigrados en las primeras 24 horas posparto.

En la exploración de los genitales, su médico podrá observar también la presencia de dolor, hipersensibilidad uterina, útero no contraído, loquios fétidos o purulentos y el cérvix abierto.

8. Complicaciones de la fiebre puerperal

Si la infección no es prevenida o correctamente tratada, se pueden producir una serie de complicaciones a corto o largo plazo, entre las que destacamos:

  • Endometritis: es la infección de la mucosa uterina que se manifiesta como un útero no contraído, loquios fétidos o purulentos, y puede acompañarse de dolor abdominal o hipersensibilidad.
  • Miometritis: es una infección más avanzada del propio útero y son mayores los síntomas anteriores, con sangrado y secreción purulenta abundantes.
  • Salpingitis: es una infección que alcanza las trompas de Fallopio. El dolor es mucho más intenso y se necesita ingreso urgente. A veces puede formarse un abceso y englobar incluso a los ovarios
  • Celulitis pélvica: es un cuadro infeccioso grave que afecta a las paredes vaginales y que puede propagarse a los miembros inferiores.
  • Tromboflebitis pélvica séptica: se trata de una infección de las venas que irrigan los genitales internos, sobre todo las ováricas, muy poco frecuente en la actualidad pero de gran gravedad.
  • Pelviperitonitis: es la forma más avanzada y grave de la infección puerperal. En casos donde no se dispone de tratamiento antibiótico puede evolucionar a un shock séptico y la muerte de la madre.

9. Prevención de la fiebre puerperal

La mejor forma de prevenir la fiebre puerperal se hace evitando o tratando los factores de riesgo.

De todos ellos, quizá el más importante sean las medidas que habitualmente se realizan en los partos, manteniendo las medidas de asepsia y otros cuidados perinatales. Además, no debemos olvidar la propia higiene materna después del parto, junto a una buena alimentación, un descanso materno adecuado y la protección de las relaciones inmediatamente después del parto.

10. Tratamiento

Para aliviar el dolor y bajar la fiebre se recomienda la toma de antipiréticos/ analgésicos, siguiendo siempre las recomendaciones de su médico. En el caso de confirmar la existencia de una infección puerperal, se administrarán antibióticos para eliminar los microorganismos causantes. Frecuentemente se emplean fórmulas que combinan varios antibióticos, dependiendo de la sensibilidad mostrada frente a los gérmenes que provocaron la infección o de la posible alergia que presente la madre.

Por ejemplo, se pueden administrar conjuntamente, Penicilina y metronidazol, clindamicina y gentamicina, ampicilina sulbactam o cefalosporinas más clindamicina o metronidazol. En muchos de esos casos, el tratamiento antibiótico debe administrarse dentro de un hospital, y si se complica se requiere de otras medidas más agresivas como la cirugía o el ingreso en unidades de cuidados intensivos.

 

 
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