OLIVO

v. Aceite, Silvestre
Gen 8:11 volvió .. traía una hoja de o en el pico
Jdg 9:8 y dijeron al o: Reina sobre nosotros
2Sa 15:30 y David subió la cuesta de los O; y la
Psa 52:8 estoy como o verde en la casa de Dios
Psa 128:3 tus hijos como plantas de o alrededor
Jer 11:16 o verde, hermoso en su fruto y en su
Hos 14:6 sus ramas, y será su gloria como la del o
Hab 3:17 aunque falte el producto del o, y los
Zec 4:3 junto a él dos o, el uno a la derecha del
Mat 21:1; Mar 11:1; Luk 19:29 vinieron a Betfagé, al monte de los O
Mat 24:3; Mar 13:3 se sentó en el monte de los O
Mat 26:30; Mar 14:26 salieron al monte de los O
Luk 21:37 y de noche .. en el monte .. de los O
Luk 22:39 se fue, como solía, al monte de los O
Rom 11:17 siendo o silvestre, has sido injertado
Rev 11:4 estos testigos son los dos o, y los dos


Olivo (heb. generalmente zayith; gr. comúnmente eláia). El olivo común de la Biblia era uno de los árboles más valiosos del mundo antiguo. Hoy, en algunas partes de Tierra Santa, los troncos grisáceos retorcidos con sus ramas rí­gidas y hojas correosas son los únicos árboles de gran tamaño que hay a la vista, y se encuentran en pintorescos bosquecillos en el valle de Siquem, y en las llanuras fenicias de Galaad y de Moré, para mencionar sólo unos pocos lugares destacados. Alcanza una altura de 6 a 12 m. Sus hojas perennes son alargadas o casi redondas, de color polvoriento, y las flores son blanquecinas o amarillentas. La porción exterior carnosa de los frutos negros o violáceos, las aceitunas,* contiene el muy apreciado aceite* de oliva. El árbol crece 857 lentamente y vive muchos años. En la mente oriental ha sido el sí­mbolo de la prosperidad (2Ki 18:32), la fortaleza y la bendición (Psa 52:8; Jer 11:16; Hos 14:6). 386. Bosque de olivos en Creta. Los olivos naturales o silvestres (por no ser cultivados) no tienen valor comercial, a menos que se injerte un retoño sobre ellos, porque su fruto es pequeño y sin valor. Pero posee una vitalidad maravillosa, y es casi indestructible, porque aparecen nuevos retoños donde se ha cortado el tronco, y pronto un grupo de 2 a 5 renuevos ocupa el lugar donde habí­a sólo un árbol. La 1ª mención del olivo está relacionada con el relato del diluvio. La paloma que Noé habí­a enviado trajo al arca una ramita de ese árbol (Gen 8:11). Bosquecillos de olivos fueron parte del botí­n que se prometió a los israelitas en Canaán (Deu 6:11). Se les ordenó dejar algunos de sus frutos en los árboles durante la cosecha para que los recogieran los pobres (24:20). Si el pueblo olvidaba a Dios, sus olivares dejarí­an de producir o dejarí­an caer sus frutos (Deu 28:40; Hab 3:17). En las Escrituras se habla de los olivares con frecuencia (Exo 23:11; Jos 24:13; Jdg 15:5; 1Sa 8:14). Pablo usa el injerto en los olivos como una ilustración de cómo los gentiles convertidos formaban parte del tronco judaico (Rom 11:16-25).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Ver aceituna.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver PLANTAS

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El o. se menciona por primera vez en la Biblia en la historia de Noé. La paloma que trajo †œuna hoja de o. en el pico† (Gen 8:11) es tomada como el sí­mbolo de la paz. De este árbol existen varias especies. La más conocida en Israel es la Olea europea. Crece aun en terrenos rocosos, pero hay muchos o. en la †¢Sefela, donde David tuvo importantes olivares (1Cr 27:28). Su fruto es la oliva o aceituna, muy rica en aceite, de color verde cuando no está madura y negra cuando lo está. Es de denso follaje. El tronco toma formas muy peculiares debido a las protuberancias que se forman en él según se va haciendo más viejo. Se piensa que algunos o. que hay en Israel tienen más de mil años. El tronco se ahueca cuando el olivo es viejo, pero continúa ensanchándose hasta llegar en algunos casos a unos 6 m de circunferencia. El o. florece al principio del verano, pero la flor se cae antes de que se forme el fruto, a lo que alude Job 15:33 (†œY derramará su flor como el o.†). El fruto está listo para ser cosechado a principios de octubre. La madera del o. es dura y presenta vetas hermosas. Se la utiliza mucho para la fabricación de pequeños objetos ornamentales. Salomón hizo querubines y puertas en el †¢templo que eran †œde madera de o.† (1Re 6:23, 1Re 6:31). Esto ha sido visto como extraño, por cuanto el tronco del o., al ahuecarse con la edad, generalmente no es útil para confeccionar objetos grandes.

El o. se mencionaba entre los cultivos anunciados como abundantes en la Tierra Prometida (†œ… tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de o….† [Deu 8:8]). En efecto, los israelitas encontraron en Canaán extensos olivares (†œ… viñas y olivares que no plantaste† [Deu 6:11]). Los granos, los vinos y el aceite de o. formaban la base de la economí­a de Israel. La Galilea occidental, territorio de la tribu de Aser, era riquí­sima en o. (†œA Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser … y moje en aceite su pie† [Deu 33:24]). Un o. lleno de aceitunas es un espectáculo hermoso, tomado como signo de abundancia (†œO. verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová su nombre† [Jer 11:16]). El justo es †œcomo o. verde en la casa de Dios† (Sal 52:8).
utiliza la figura de un injerto hecho en un o. al hablar del judí­o y el gentil, diciendo que este último ha sido †œhecho participante de la raí­z y de la rica savia del o.† (Rom 11:17). En Apocalipsis se menciona a dos testigos, que †œson los dos o., y los dos candeleros que están en pie delante del Dios…† (Apo 11:4). †¢Aceite. †¢Plantas de la Biblia.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, FLOR ALIM ARBO AGRI

ver, ACEITE

vet, (del lat. “oleum”, “aceite”). En Palestina habí­a una gran cantidad de olivos (Ex. 23:11; Jos. 24:13; Jue. 15:5; 1 S. 8:14); también los habí­a en Asiria (2 R. 18:32). Se halla entre los árboles de Armenia mencionados por Estrabón; se supone que es originario de la India septentrional y de las regiones templadas de Asia. Su madera se empleaba en construcción (1 R. 6:23, 31, 32, 33). Los frutos daban un aceite valioso, de uso cotidiano (véase ACEITE). Las plantas, nacidas de una aceituna, o de un tallo tomado por debajo del injerto, así­ como los vástagos que suben de abajo del tronco, dan una variedad silvestre que es preciso injertar. Los mejores olivos retornan al estado silvestre si no reciben cuidados. El olivo silvestre es un arbusto con unos frutos minúsculos y sin valor. El vástago, sacado del olivo silvestre e injertado en una variedad cultivada, es la imagen que emplea Pablo en Ro. 11:17 para representar el injerto en el tronco del pueblo de Dios de los cristianos salidos del paganismo. En horticultura, el proceso era distinto. Se injertaba una rama sacada de un olivo cultivado en el olivo silvestre, con el fin de cambiar su naturaleza. Cuando se retiraron las aguas del diluvio, la paloma volvió llevando en su pico una hoja de olivo (Gn. 8:11). Este árbol ha venido a ser el sí­mbolo de la paz. Su fruto era el emblema de la prosperidad, de la bendición divina, de la belleza, de la fuerza (Sal. 52:10; Jer. 11:16; Os. 14:6). El tronco de un olivo viejo está frecuentemente rodeado de vigorosos retoños (Sal. 128:3). En ocasiones, durante las fiestas, las mujeres se adornaban con guirnaldas de olivo (Jdt. 15:13). En Grecia, los vencedores de los Juego Olí­mpicos recibí­an una corona de hojas de olivo. El olivo de Israel es la especie común, “Olea europea”, de hojas lanceoladas enteras, de un verde pálido por arriba y blanquecino por la parte inferior. Las flores son pequeñas y blancas, gamopétalas, agrupadas en paní­culos. El olivo se cultiva hoy en casi todas las regiones de Israel.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Arbol productor de aceite, frecuente en toda la cuenca mediterránea. En el lenguaje cristiano se asocia con el Huerto cercano a Jerusalén, en donde Cristo pasó la última noche de oración y en donde comenzó su pasión con el apresamiento por los enviados del Sanedrí­n.

El dato del árbol olivo sólo en Lucas aparece (Lc. 22.39), aunque Mt. 26.36 y Mc. 14.34 citan el nombre del huerto llamado de Getsemaní­ (en hebreo “gat-se-mane”, lugar de aceite).

El olivo entre los griegos y los romanos era señal de triunfo. Pero es forzar la circunstancia de que fuera en el Huerto de los Olivos donde Jesús fue apresado y donde hoy se levanta el templo de “Dominus flevit” (el llanto de Jesús), dar a su pasión y carácter triunfal, no deja de ser un dato interesante para sacar consecuencias catequí­sticas sobre el sentido de la redención y los efectos finales de la pasión que deben ser situados en la resurrección.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Arbol de hoja perenne, que, junto con la higuera y la vid, es una plantación tí­pica de Palestina, que se encuentra por doquier (Gén 4,20; Dt 28,40; ls 17,6). Es sí­mbolo de los ungidos (Zac 4,12-13), de los hombres buenos (Sal 52,10), llenos de obras buenas (Eclo 50,10); de la Sabidurí­a, que enseña el camino del bien (Eclo 24,14).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

(heb. zá·yith; gr. e·lái·a).
El olivo era sin duda una de las plantas más valiosas en tiempos bí­blicos, tan importante como la vid y la higuera. (Jue 9:8-13; 2Re 5:26; Hab 3:17; Snt 3:12.) Aparece al principio del registro bí­blico, pues, acabado el Diluvio, una hoja de olivo que llevó una paloma le indicó a Noé que las aguas se habí­an retirado. (Gé 8:11.)
El olivo (Olea europaea) abunda en las laderas de las montañas de Galilea y Samaria y en las mesetas centrales, así­ como en toda la región mediterránea. (Dt 28:40; Jue 15:5.) Crece en suelo rocoso y gredoso, demasiado seco para muchas otras plantas, y puede aguantar frecuentes sequí­as. Cuando los israelitas salieron de Egipto, se les prometió que la tierra adonde iban era una tierra de †œolivas de aceite y miel†, con †˜viñas y olivares que ellos no habí­an plantado†™. (Dt 6:11; 8:8; Jos 24:13.) Como el olivo crece despacio y puede tardar diez años o más en empezar a dar buenas cosechas, el que estos árboles ya estuvieran creciendo en la tierra era una ventaja importante para los israelitas. Este árbol puede alcanzar edades excepcionales y producir fruto durante cientos de años. Se cree que algunos de los olivos de Palestina son milenarios.
Los olivos ofrecen un panorama refrescante por toda Palestina. A menudo crecen en las terrazas de las laderas rocosas y cubren el suelo de los valles. Pueden superar los seis metros de altura. El tronco nudoso, cuya corteza es de color ceniza, tiene un profuso sistema de ramas que produce un follaje espeso de delgadas hojas verde grisáceas. Este árbol de hoja perenne normalmente florece en mayo y se cubre con miles de flores de color amarillo pálido. La Biblia menciona la facilidad con que el viento arrebata estas flores. (Job 15:33.) El fruto o drupa del olivo en un principio es verde, pero cuando madura, se vuelve de un color entre purpúreo oscuro y negro. La cosecha se efectúa en otoño (entre octubre y noviembre), para lo que todaví­a se utiliza con frecuencia el antiguo método del vareo. (Dt 24:20; Isa 24:13.) En tiempos bí­blicos los rebuscadores recogí­an lo que quedaba del fruto. (Isa 17:6.) Por naturaleza, el árbol produce cosechas alternas, es decir, a una buena cosecha le sigue al año siguiente otra baja. El fruto fresco contiene una sustancia amarga que se elimina al remojarlo en salmuera, después de lo cual se pueden comer las aceitunas sin más tratamiento o adobadas. Sin embargo, su principal valor está en el aceite, que compone hasta el 30% o más (del peso) del fruto fresco. Un buen árbol produce entre 38 y 57 l. de aceite al año, una aportación de grasas suficiente para la dieta de una familia de cinco o seis personas. La madera del árbol es muy dura y debe secarse por años para usarla en ebanisterí­a.
El olivo no solo vive centenares de años, sino que, si se corta, de sus raí­ces brotan hasta seis nuevos retoños, que se desarrollan en nuevos troncos; los árboles viejos suelen perpetuarse de esta manera. Para plantar árboles nuevos suelen utilizarse a menudo plantones cortados de un olivo adulto. Por lo tanto, es muy apropiada la ilustración del salmista que asemeja a los hijos de un hombre bendecido con †œplantones de olivos todo en derredor de tu mesa†. (Sl 128:3.)

El injerto. A los acebuches u olivos silvestres que crecí­an en las laderas de las colinas se les injertaban esquejes de los olivos cultivados con el fin de que produjeran buen fruto. Por consiguiente, era contrario al procedimiento normal injertar ramas de acebuche en un olivo, pues esta continuarí­a produciendo su propio fruto. Este hecho realza la fuerza de la ilustración de Pablo que se encuentra en Romanos 11:17-24, en la que asemejó a los cristianos gentiles que llegaron a ser parte de la †œdescendencia de Abrahán† a ramas de acebuche injertadas en un olivo para reemplazar las ramas infructí­feras que habí­an sido desgajadas, y que representaban a los miembros judí­os naturales rechazados, quitados del árbol simbólico por su falta de fe. (Gál 3:28, 29.) Este acto, †œcontrario a la naturaleza†, enfatiza la bondad inmerecida de Dios hacia tales creyentes gentiles, subraya los beneficios que obtienen como ramas de †œacebuche† al recibir la †œgrosura† de las raí­ces del olivo de huerto y, por lo tanto, elimina cualquier razón para que estos cristianos gentiles se jacten. (Compárese con Mt 3:10; Jn 15:1-10; véase INJERTO.)

Olivares y prensas. Siempre que era posible, los pueblos de Palestina tení­an su olivar. Si no daba fruto, como cuando lo dañaba la oruga, el pueblo sufrí­a. (Am 4:9.) El rey David tení­a olivares valiosos en la región de la Sefelá. (1Cr 27:28.) En los dí­as del rey David, el monte que habí­a al E. de Jerusalén, a la distancia del †œcamino de un sábado†, se distinguí­a por sus olivos, y en el tiempo de Zacarí­as aún se le llamaba †œla montaña de los olivos†. (2Sa 15:30; Zac 14:4; Lu 19:29; 22:39; Hch 1:12.) La gran cantidad de prensas de aceite de piedra encontradas por toda Palestina demuestran que este árbol se cultivó extensamente en tiempos antiguos. Los †œjardines† de aquel entonces solí­an ser huertos y normalmente tení­an su prensa de aceite. El jardí­n llamado Getsemaní­, donde Jesús se retiró después de la última cena con sus discí­pulos, derivó su nombre de un término arameo, gath schema·néh, que significa †œprensa de aceite†. En ocasiones las aceitunas también se pisaban en lagares. (Miq 6:15.)

Uso figurado. El olivo se usa de manera figurada en la Biblia como sí­mbolo de productividad, belleza y dignidad. (Sl 52:8; Jer 11:16; Oseas 14:6.) Sus ramas estaban entre las que se usaban en la fiesta de las cabañas. (Ne 8:15; Le 23:40.) En Zacarí­as 4:3, 11-14 y Revelación 11:3, 4, también se usan olivos para simbolizar a los †œungidos† y †œtestigos† de Dios.

[Fotografí­a en la página 547]
Los olivos crecen en suelo rocoso, demasiado seco para muchos otros árboles

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. elaia (ejlaiva, 1636), denota olivo (Rom 11:17,24; Rev 11:4, plural); el Monte de los Olivos recibí­a este nombre debido a los numerosos olivos que crecí­an en él, e indica la importancia que se daba a estos árboles; el Monte solo es mencionado en el NT en relación con la vida del Señor en la tierra (Mat 21:1; 24.3; 26.30; Mc 11.1; 13.3; 14.26; Luk 19:37; 22.39; Joh 8:1); (b) aceituna (Jam 3:12). Véase ACEITUNA.¶ 2. agrielaios (ajgrievlaio”, 65), adjetivo (de agrios, que crece en los campos, silvestre, y Nº 1), denotando “del olivo silvestre”. Se utiliza como nombre en Rom 11:17, 24: “olivo silvestre”.¶ 3. kalielaios (kallievlaio”, 2565), el olivo de huerto (de kalos, hermosura, y Nº 1). Se utiliza en Rom 11:24 “el buen olivo”.¶ Nota: Para elaion, traducido “de los olivos” en Luk 19:29; 21.37, véase OLIVAR.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

(heb. ayiṯ; gr. elaia). Uno de los *árboles más valiosos de los antiguos hebreos; se menciona por primera vez en Gn. 8.11, cuando la paloma retornó al arca con una rama de olivo. Cuando los israelitas tomaron posesión de Canaán constituía un elemento conspicuo de la flora (cf. Dt. 6.11). En épocas posteriores se estimaba el olivo, junto con la vid, como fuente de ingresos (1 S. 8.14; 2 R. 5.26).

Aunque el nombre botánico del olivo es Olea europaea, se cree que este árbol es nativo del Asia occidental, posteriormente introducido en la región mediterránea. Los pueblos orientales consideraban al olivo como símbolo de belleza, fortaleza, bendición divina, y prosperidad. En armonía con la tradición noética, se ha venerado a la paloma y al olivo, desde entonces, como símbolos de amistad y paz (cf. Sal. 52.8).

En muchas partes de Palestina el olivo, del cual existen muchas variedades en el Cercano Oriente, es, todavía, muy a menudo el único árbol de algún tamaño en la localidad inmediata. El olivo cultivado crece hasta una altura de aproximadamente 6 m, con tronco retorcido y numerosas ramas. El crecimiento del árbol es lento, pero a menudo alcanza una edad de varios siglos si no se lo daña. Cuando se lo corta salen nuevos brotes de la raíz, de modo que pueden salir hasta cinco troncos nuevos. Los olivos moribundos generalmente brotan de nuevo de esta manera (cf. Sal. 128.3). Los olivares eran valiosos, principalmente por su producción potencial de *aceite, aunque también se los estimaba mucho por el abrigo que ofrecían del calor del sol, y como lugar en el que se podía meditar (Lc. 22.39).

En la antigüedad los olivos se desparramaron profusamente por Palestina. Los que se encontraban en el borde de la llanura fenicia son particularmente dignos de mención, al igual que los de la planicie de Esdraelón y el valle de Siquem. Belén, Hebrón, Galaad, Laquis y Basán adquirieron renombre en épocas bíblicas por la riqueza de sus olivares.

Las aceitunas maduraban a principios del otoño, y se las cosechaba a fines de noviembre. El método primitivo y bastante dañino de cosechar aceitunas que describe Dt. 24.20, sacudiendo, o, incluso, golpeando los árboles con palos, todavía se emplea bastante. En tiempos antiguos se dejaba algunas aceitunas en el árbol o en el suelo para beneficio de los pobres. Normalmente se transportaba la cosecha de aceitunas a los lagares en cestas o a lomo de burro. Usualmente se extraía el aceite colocando las aceitunas en una cisterna de roca de poca profundidad, y luego triturándolas con una gran piedra de molino en posición vertical. Ocasionalmente los cosechadores las pisaban (Dt. 33.24; Mi. 6.15), pero era un procedimiento bastante ineficaz. Después de haberlo dejado reposar durante un tiempo, el aceite se separaba sólo de las materias extrañas, y se lo almacenaba en vasijas o cisternas de roca.

Los querubines del templo salomónico fueron tallados en madera de olivo (1 R. 6.23), y como tenían 4, 50 m de altura y sus alas extendidas cubrían igual longitud, se ha conjeturado que estaban compuestos de varias piezas de madera ensambladas. Si bien todavía se emplea la madera de olivo para la construcción de armarios finos en Palestina, los troncos cortos y nudosos no permiten largas piezas de madera. Una vez que se deja estacionar durante unos años, la rica madera de grano color ámbar puede pulirse hasta un alto grado de brillantez.

Es natural que un árbol tan prolífico como el olivo sirviera para un buen número de usos. Se consideraba que podía llamársele rey de los árboles (Jue. 9.8), y durante las coronaciones se empleaba su aceite como emblema de soberanía. Se utilizaban ramas de olivo para construir las cabañas durante la fiesta de los tabernáculos (Neh. 8.15). Las aceitunas frescas, o en escabeche, que se comían con pan, formaban parte importante de la alimentación de la antigua Palestina. El aceite constituía la base de muchas preparaciones de ungüentos, y también se lo empleaba como fijador para el cabello. Además, servía como combustible (Mt. 25.3), como medicamento (Lc. 10.34; Stg. 5.14), y como alimento (2 Cr. 2.10).

El olivo tenía un amplio uso simbólico entre los hebreos. La virilidad y lo fructífero del árbol sugería el hombre recto ideal (Sal. 52.8; Os. 14.6), cuyos hijos se describían como “plantas de olivo” (Sal. 128.3). En Job 15.33 encontramos una alusión a la facilidad con que a veces cae la flor del olivo, pasaje en el que Elifaz afirma que el impío “derramará su flor como el olivo”. En Zac. 4.3 los dos olivos se mencionan como emblemas de fructificación, e indican la abundancia con la que Dios provee para las necesidades humanas.

El olivo que se menciona en Is. 41.19 (heb. ˓ēṣšāmen) ha sido equiparado con el Elaeagnus angustifolia, botánicamente no relacionado, que da un aceite de calidad inferior; pero según el contexto es probable que se trate del olivo verdadero.

En su estado silvestre el fruto del olivo es pequeño y no tiene valor alguno. Para que llegue a ser prolífico el olivo debe injertarse, procedimiento por el cual se hace crecer la planta buena sobre el arbusto silvestre. Pablo se vale del mismo para crear una poderosa alegoría (Ro. 11.17) para mostrar que los gentiles deben sentirse obligados hacia el verdadero Israel, indicando así que es contrario a la naturaleza que una rama de olivo silvestre se injerte en una planta buena.

Bibliografía. J. R. Díaz, “Olivo”, °EBDM, t(t). V, cols. 616–619; M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 173, 177.

W. M. Ramsay, Pauline and Other Studies, 1906, pp. 219ss; H. N. y A. L. Moldenke, Plants of the Bible, 1952, pp. 157–160; A. Goor, “The Place of the olive in the Holy Land and its history through the ages”, Economic Botany 20, 1966, pp. 223–243; A. Goor y M. Nurock, The Fruiis of the Holy Land, 1968, pp. 89–120.

R.K.H., F.N.H.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico