14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Helenos

Luis Sánchez Sancho

Un amigo me preguntó si a los griegos se les llama también helenos por Helena, la legendaria mujer que por ser la más bella del mundo antiguo provocó involuntariamente la guerra de Troya.

La respuesta es no. En realidad, a los griegos se les llama helenos porque, siendo una parte del pueblo aqueo, vivían una región que llamaban Hélade (así como los troyanos vivían en la Tróade), de manera que ellos se llamaban a sí mismos Héllas, que en la forma españolizada es Helenos.

El nombre de griegos se originó, según Isaac Asímov, del hecho de que los miembros de una tribu helénica que emigró a Italia se hacían llamar graikoi, que en la lengua latina se convirtió en graeci. Luego los romanos aplicaron a todos los helenos el nombre de graeci, que en castellano pasó a ser griegos.

Sin embargo, la versión legendaria sobre el origen del nombre de helenos es más interesante, y poética, como todo lo mitológico. De acuerdo con la leyenda, los helenos deben su nombre a Helén, hijo de Deucalión, quien a su vez era hijo de Prometeo, el que robó el fuego de los dioses para darle inteligencia y dignidad a los humanos. Deucalión amó a Pirra, se unió a ella y ambos fueron los únicos sobrevivientes del diluvio universal.

Pero esta historia comienza cuando Cronos, destronado de los cielos por su hijo Zeus, se fue a vivir a la Tierra, con los mortales, a quienes en gratitud por la buena acogida que le brindaron los colmó de bendiciones y prosperidad. La humanidad vivió entonces en la Edad de Oro, cuando no regían leyes escritas, no habían tribunales ni jueces, la justicia y las costumbres eran respetadas espontáneamente, las personas eran absolutamente honradas y reinaban la abundancia, la igualdad, la paz y la felicidad.

Después vino la Edad de Plata. En esa época el tiempo se dividió en estaciones con sofocantes calores y mortales heladas. Los hombres tuvieron que trabajar para ganarse el sustento con el sudor de su frente, y las mujeres fueron condenadas a las faenas domésticas y la crianza de los hijos.

Luego llegó la Edad de Bronce. La gente se hizo mala y se enseñorearon la traición, el robo, la violencia y el asesinato. Entonces Zeus se indignó y decidió destruir a todos los humanos con un diluvio, pero Prometeo alertó a su hijo Deucalión, quien construyó una barca especial y se salvó junto con Pirra, su mujer.

Las aguas subieron hasta la cumbre del monte Parnaso y allí se refugiaron Deucalión y Pirra. Al bajar las aguas fueron a consultar al oráculo de Temis cómo se podría poblar de nuevo la Tierra. El oráculo les dijo que debían arrojar los huesos de su madre por detrás de sus hombros. Deucalión entendió que el oráculo se refería a la madre Tierra, y que sus huesos eran las piedras. De manera que caminaron y fueron arrojando las piedras hacia atrás: las que tiraba Deucalión se convertían en hombres mientras que las que arrojaba Pirra se transformaban en mujeres.

Deucalión y Pirra tuvieron varios hijos: Anfictión, Helén, Pandora, Protogenia y Tia. Helén amó a la ninfa Orséis, hija de Zeus, y con ella procreó tres hijos: Doro, quien fue el padre de los Dorios; Eolo, el padre de los Eolios; y Juto, el padre de los Jonios.

Así fue que Helén se hizo el padre de todos los pueblos que genéricamente se llamaron helenos, es decir griegos como se llaman desde entonces y hasta ahora.

Editorial
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí