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En la redacción, un tema es la idea subyacente que se encuentra detrás de un artículo o historia que unifica sus palabras en un conjunto coherente. Se le conoce como el “músculo” o “vehículo” de una historia.[1] [2] Un tema puede expresarse en una de dos formas. Puede hacerse de forma explícita, generalmente en correspondencia comercial, redacción técnica y editoriales. También puede hacerse de forma implícita, generalmente en historias cortas, novelas y guiones cinematográficos. En este caso, el tema generalmente surge como la moraleja de la historia. Un tema sólido y bien definido le permite al lector vislumbrar el significado más profundo en la historia y la intención detrás de tu propia motivación por redactarla. Si bien la estructura y finalidad de escribir una historia de ficción y no ficción varían, existen técnicas comunes para ambos formatos de redacción, los cuales se describirán más adelante.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Prepararte para desarrollar el tema

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  1. El término “temática” es más general que “tema”. En una historia de no ficción la temática es un contenido general de interés mientras que en una historia de ficción es algún aspecto de la condición humana explorado dentro de la obra. Por otra parte, un tema es una declaración explícita o implícita sobre la temática.
    • Como un ejemplo de una historia de no ficción, un libro blanco podría tener como temática la mejora en la seguridad de la cadena de suministro para los transportes de carga. Su tema sería las formas de datos comerciales y los medios para acceder a ellas con la finalidad de proporcionar dichas mejoras.
    • Como un ejemplo de una historia de ficción, la historia de Hans Christian Andersen, “El patito feo”, tiene una temática de alienación en que al personaje principal se le describe como diferente de sus pares. No obstante, los temas hablan del fracaso por encajar, así como el autodescubrimiento, pues el “patito feo” crece para descubrir que en realidad era un cisne.
  2. El propósito detrás de tu redacción le dará forma a la manera en que desarrollas el tema en la obra. Existen muchos propósitos por los que alguien escribe. Tu redacción puede cumplir con cualquiera de los siguientes propósitos (o ser una combinación de ellos):[3]
    • documentar o registrar un evento o información
    • reflexionar sobre una idea
    • demostrar un conocimiento
    • resumir una información
    • explicar una idea
    • analizar un problema
    • persuadir
    • brindar una teoría que especule o busque explicar un asunto
    • entretener
  3. Conocer a tu público te permitirá determinar qué temas son apropiados para él. Esto también te ayudará a identificar la mejor manera de presentar dichos temas a tu público. Puedes determinar los temas que son apropiados para tu público al evaluar de manera realista la cantidad de conocimiento y experiencia que posee.
    • Por ejemplo, en una carta comercial, tu público estará compuesto de clientes potenciales. Tu propósito es informarlos o persuadirlos de comprar, mientras que tu tema podría ser demostrarles de qué manera tu producto satisfará sus necesidades. Podrías incluir declaraciones de necesidades con las que se identifique tu cliente y luego acompañar a cada una de ellas con un párrafo corto acerca de cómo tu producto se relaciona con dicha necesidad.
    • El Dr. Seuss escribió libros para niños pequeños, lo que lo obligó a utilizar un vocabulario limitado. Su cuento “The Star-Bellied Sneetches” tiene un tema que consiste en aprender a aceptar las diferencias. En la historia, las sneetches (una especie de aves grandes) aprenden a aceptar las diferencias después de ponerse y quitarse las estrellas en sus vientres tantas veces que ya no recuerdan sus apariencias originales. Al contar la historia, el Dr. Seuss utilizó palabras cortas e inventadas, además de una cadencia de rima distintiva que conforma sus palabras. Esto le permite al lector reconocer y recordar las lecciones detrás de ellas.
  4. Las obras más largas, tales como las novelas o las autobiografías, permiten la incorporación de otros temas que se subordinen al tema principal. Por el contrario, en el caso de las obras más cortas, como las historias cortas o editoriales, generalmente hay espacio para abordar un solo tema, aunque podrían hacer referencia a ideas de apoyo.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Definir el tema

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  1. La mayoría de las historias comienzan con el núcleo de una idea. Esto podría insinuar el tema de tu historia o este podría surgir a través del desarrollo de la historia. Si tienes una idea para una historia, será útil que hagas un resumen de la misma. Luego puedes empezar a determinar las diferentes direcciones que puede adoptar. Esto indica los temas potenciales en los que puedes centrarte. Resume tu historia, enumera a los personajes y establece el orden de los eventos que se producirán a lo largo de la historia.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Grant Faulkner, MA

    Grant Faulkner, MA

    Escritor profesional
    Grant Faulkner es el director ejecutivo de National Novel Writing Month (NoNoWriMo) y cofundador de 100 Word Story, una revista literaria. Grant ha publicado dos libros sobre escritura y ha sido mencionado en The New York Times y Writer’s Digest. Es coanfitrión de Write-minded, un podcast semanal sobre escritura y publicación, y tiene una maestría en Escritura Creativa de la Universidad Estatal de San Francisco.
    Grant Faulkner, MA
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    Escritor profesional

    Los mejores temas emergen de la historia y no están introducidos allí. Puedes desarrollar un tema sólido simplemente escribiendo la historia y dejar que el tema surja de tus palabras por sí solo en lugar de forzar uno.

  2. Después de identificar un tema para tu historia, puedes comenzar a pensar en formas de representarlo. Empieza con un ejercicio de asociación libre, enfócate en tu tema, ya sea en la palabra o en la frase (p.ej. “familia”, “entorno” o “avaricia corporativa”). Deja que tu mente divague y presta atención a los pensamientos, las personas, las imágenes, etc. que entren en tu mente. Anota dichos pensamientos e imágenes.
    • Prueba la técnica del “mapa mental”. En esta técnica, comienzas con una idea central y empiezas a planear las formas en las que se desarrolla la historia. Así, también puedes comenzar a identificar la forma en que el tema se entreteje a través de la historia.[4]
  3. Los personajes de tu historia tienen metas y aspiraciones. Estas motivaciones impulsan a tu personaje a comportarse de formas determinadas. Por lo general, estas acciones alimentan al tema de tu historia.[5]
    • Por ejemplo, si a tu personaje le apasiona convertirse en vegano, podrías comenzar a examinar los temas que hablen acerca de si los seres humanos tienen derecho a controlar el mundo natural.
    • En muchas obras de no ficción, tales como una carta al editor, eres el “personaje” y tu motivación es lo que definirá el tema. Por ejemplo, si estás escribiendo una carta a un congresista acerca de un derramamiento de petróleo ocurrido recientemente en tu comunidad, el tema podría ser algo que indique la necesidad de la limpieza y responsabilidad ambiental.
  4. Los personajes en la historia se enfrentan a un conflicto que impulsa la trama, el cual podría ser un evento o un antagonista. Al averiguar el conflicto central de la historia, puedes comenzar a descubrir el tema.[6]
    • Por ejemplo, el padre de tu personaje cometió un delito. Por lo tanto, dicho personaje, un oficial de policía, se enfrenta a un dilema moral que consiste en si debe o no arrestar a su padre. El tema de tu historia podría empezar a surgir de este conflicto.
  5. La investigación es importante en la creación de historias de ficción y no ficción. En una historia de no ficción, buscas principalmente los hechos que sustenten tu tema y los puntos secundarios. En una historia de ficción, la investigación también alimenta la elaboración de tus personajes y el entorno en el que interactúan de la manera más realista posible.
  6. No existe ninguna regla que diga que solo puedes tener un tema. Podrías tener un tema dominante con subtemas que fortalezcan y profundicen tu dimensión temática.[7] Por ejemplo, quizás tu tema dominante sea el impacto humano en el medio ambiente y tengas subtemas de avaricia corporativa y la ruptura de la comunidad en la sociedad moderna.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Desarrollar el tema en tu redacción

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  1. Un tema presentado de manera sólida surgirá a través de muchas facetas distintas de la historia. Comienza a pensar en la manera en que el tema se hará evidente para tus lectores. Algunas de estas formas son las siguientes:
    • a través de las acciones, los pensamientos y el discurso de los personajes
    • a través del uso simbólico del medio ambiente
    • a través de ideas que se repiten
    • a través de símbolos o monumentos destacados
    • a través de valores contrastantes
  2. La narración consiste en presentar los hechos y detalles de una manera organizada y generalmente cronológica para contar lo ocurrido y a quién le sucedió. Se utiliza en la mayoría de los artículos periodísticos y normalmente en las historias que se cuentan en primera persona.[8]
  3. La descripción consiste en utilizar palabras que invoquen los sentidos con la finalidad de crear en la mente del lector una imagen del objeto descrito. Esta es una herramienta particularmente poderosa en las historias de ficción como sustituto de la narración. En lugar de escribir que un personaje estaba enfadado, descríbelo como que tiene los ojos saltones, las fosas nasales ensanchadas y una cara muy roja, y emplea verbos tales como “vociferó”, “rugió” o “gritó” en lugar de “dijo” para describir su voz.[9]
  4. La comparación consiste en mostrar las similitudes de dos o más cosas. Por su parte, el contraste consiste mostrar las diferencias existentes entre dos o más cosas. La comparación y el contraste pueden utilizarse tanto en las historias de ficción como en las de no ficción. Por ejemplo, la herramienta de comparación y el contraste se utilizó para describir los estilos de vida de los protagonistas en la obra de Mark Twain, “El príncipe y el mendigo”. También puede utilizarse para realizar una comparación en paralelo de las características de una laptop.
  5. Esta es una forma de comparación y contraste, y su finalidad es comparar algo familiar con algo desconocido para explicar este último. Un ejemplo de analogía consiste en comparar el tamaño de la Tierra en el universo como un grano de arena.
  6. El simbolista consiste en utilizar algo para representar algo más, como la tormenta producida alrededor de la casa de Roderick Usher en la obra de Edgar Allan Poe, “La caída de la casa Usher”. Esto representa la propia inquietud de Usher después del entierro de su hermana. El simbolismo es más común en las historias de ficción que en las de no ficción y es necesario que el lector esté familiarizado con los símbolos que empleas y con su significado previsto.
    • Prueba un motivo recurrente para instaurar el simbolismo en tu historia. En tu historia, una persona que canta “Ave María” podría tener un motivo o detalle recurrente.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Finalizar el tema

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  1. Deja que muchas personas lean lo que escribas. Es útil que otras personas lean tu obra para que sepas si tus ideas se transmiten claramente. Pregúntales a dichos lectores cuáles son sus impresiones. Determina si pueden identificar tu tema sin hacer preguntas.
    • Mantente abierto a las maneras en que las demás personas reaccionan a tu redacción. Podrían señalar errores que regularmente cometes, lo que puede ayudar a aclarar y mejorar tu redacción. También podrían hacer preguntas que incentiven la reflexión con la finalidad de ayudarte a considerar un ángulo que no habías visto previamente.
    • Recuerda que este comentario no tiene la intención de ser algo personal. Su objetivo es evaluar tu tipo de redacción, no a ti.
  2. Distánciate un poco de lo que escribas durante un tiempo. En ocasiones, cuando escribimos nos involucramos tanto en la historia y en darle forma a las palabras que perdemos de vista el panorama general. Toma un descanso de tu redacción al dirigir tu enfoque hacia un proyecto distinto durante algunos días. Luego, retómala y vuelve a leerla.
  3. Con base en tu propia evaluación de la obra, así como en los comentarios que solicitaste de otras personas, realiza modificaciones en tu tema. Podrías darte cuenta de que, si bien creíste que tu tema era de una determinada forma, tus lectores lo interpretaron de una manera muy diferente.
    • Por ejemplo, quizás hayas estado centrando tu tema en el triunfo de una bombera sobre la desaprobación de sus padres. Sin embargo, luego te das cuenta de que tu historia en realidad trata de la lucha de esa bombera en una profesión dominada por los hombres.[10]
    • Un cambio en el tema podría necesitar la adición o eliminación de algunos pasajes que no le proporcionan solidez.
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Consejos

  • No es necesario que definas el tema de manera tan estricta cuando comiences a investigar tu redacción. Muchas veces, puedes realizar la investigación con un tema más amplio en mente y en algún punto aparecerá algo que te genere un deseo por profundizar en más información relacionada con ese elemento en particular.
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Acerca de este wikiHow

Grant Faulkner, MA
Coescrito por:
Escritor profesional
Este artículo fue coescrito por Grant Faulkner, MA. Grant Faulkner es el director ejecutivo de National Novel Writing Month (NoNoWriMo) y cofundador de 100 Word Story, una revista literaria. Grant ha publicado dos libros sobre escritura y ha sido mencionado en The New York Times y Writer’s Digest. Es coanfitrión de Write-minded, un podcast semanal sobre escritura y publicación, y tiene una maestría en Escritura Creativa de la Universidad Estatal de San Francisco. Este artículo ha sido visto 221 616 veces.
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