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Acabar con la obsolescencia programada: ¿misión imposible?

Diez años de garantía… Hace tiempo, los fabricantes presumían de lo mucho que duraban sus electrodomésticos. ¿Lo recuerdas? Competían sumando años, como si más fuera sinónimo de mejor.

Llegó un momento, sin embargo, en que la garantía dejó de protagonizar los anuncios, y ahora los consumidores más veteranos se hartan de repetir la misma cantinela: antes, las cosas duraban más. Detrás de esas quejas se encuentra la famosa obsolescencia programada

No sabemos la magnitud que tiene la obsolescencia programada pero es que ni las grandes marcas como Apple o Samsung se salvan de este abuso que comente la tecnología que tiene terribles consecuencias en la sociedad de consumo y sobre todo para nuestro planeta.

No obstante, la obsolescencia programada va más allá de señalar la fecha en que se extinguirá la vida de un aparato. La falta de piezas de repuesto y la escasa tradición de fabricar con componentes reutilizables forman parte también de los obstáculos que impiden alargar la vida útil de los dispositivos.


¿Qué es la obsolescencia programada o planificada de un producto?

Seguramente todos nos hemos visto afectados por esta obsolescencia programada alguna vez en la vida, pero no nos hemos dado cuenta. Y si no, piensa ¿alguna vez has tenido un aparato que no termina de funcionar bien pero su reparación es más cara que comprar uno nuevo? A lo mejor estos pequeños deterioros son programados dentro de su diseño para acabar con la vida útil del producto.

La obsolescencia programada es el fallo que se produce en un producto que está programado deliberadamente ya que tiene un tiempo de vida útil específico. Esto ocurre antes de que el producto sufra su desgaste por completo.

Esta obsolescencia planificada está pensada dentro del diseño del producto por la empresas para incentivar de nuevo la compra. Pero la obsolescencia programada, no es una práctica nueva, ya en el siglo XIX la industria textil utilizaba almidón y menos algodón para que los productos fueran menos duraderos y así incentivar nuevas compras. 

Con la llegada de la sociedad de consumo, esta práctica ganó fuerza y cada vez más empresas siguieron este camino. Son muchos los electrodomésticos y aparatos electrónicos que tiramos al año porque su reparación es demasiado costosa o las empresas se niegan a suministrar recambios. 

Varios investigadores del Instituto Oko y la Universidad de Bonn demostraron que en la última década los electrodomésticos alemanes están perdiendo una media de un año de vida útil. Parece que el avance tecnológico retrocede si hablamos de la duración de los aparatos. 

 

Tipos de obsolescencias más importantes

  • Obsolescencia por moda: este tipo es muy recurrente en el sector textil o mobile que se encuentran en constante renovación. Cada vez son más usuarios los que compran los productos según salen mejorados ligeramente en su diseño.
  • Obsolescencia de componentes electrónicos: en esta clasificación se encuentran los productos que se estropean y su reparación no es posible generalmente porque la casa impide su reparación o no ofrece facilidades, siendo más económico adquirir uno nuevo. 
  • Obsolescencia por tecnología: las constantes actualizaciones de los sistemas obligan a dejar atrás dispositivos que físicamente se encuentran en buen estado pero que los softwares quedan obsoletos.
  • Obsolescencia por repuestos: las empresas dejan de producir repuestos o material necesario para que los aparatos puedan funcionar, por ejemplo las impresoras cuando ya no tienen cartuchos de tinta.

Consecuencias negativas de la obsolescencia programada o planificada

Las consecuencias de la obsolescencia programada son nefastas para nuestro planeta, produciendo más de 215.000 toneladas de residuos en aparatos electrónicos, que fundamentalmente proceden de Estados Unidos y Europa y acaban en países con menos recursos, normalmente del continente africano, que se convierten en verdaderos vertederos.

Frente a esta gran problemática se ha llevado a cabo la iniciativa de economía circular, para acabar con la obsolescencia programada legislando principalmente para obligar al fabricante a mejorar sus productos y reducir las trabas para su reparación posterior.
 

¿Puede ser el fin de la obsolescencia programada o planificada?

Aunque son medidas a explorar y negociar poco a poco los fabricantes y el CESE podrían estar cerca de poner fin al problema la obsolescencia. Uno de sus principales objetivos a corto plazo es asegurar que los consumidores europeos dedican donde reparar sus dispositivos de forma sencilla en cualquier proveedor sin impedimentos de la casa fabricante.

Otra medida es la creación de una etiqueta europea donde se identifiquen los productos de fácil reparación o pensar la ampliar los tiempos de garantía de los productos que requieran más tiempo de reparación. También obligar a los aparatos con baterías a poder ser cambiadas con facilidad por los propios consumidores y proporcionar recambios de las baterías.

Como afirma el economista Jean-Pierre Haber: “Si tiráramos menos cosas a la basura, tendríamos que reparar más y se crearían miles de empleos”. Por lo tanto, si queremos seguir creciendo luchemos, por un mundo más verde capaz ser sostenible por si mismo.