Una historia del blues

Bailando “jitterbug” en un juke joint de Clarksdale, MS (foto: Marion Post Wolcott, Library of Congress)

Texto: EUGENIO MOIRÓN

El blues es una expresión musical que llegó a los Estados Unidos de América del Norte a través de los esclavos que provenían principalmente de la costa occidental de África. Este tráfico de esclavos se produjo ininterrumpidamente desde comienzos del siglo XVII hasta 1812, año en el que quedó prohibido su comercio. Sin embargo, la esclavitud no se aboliría hasta 1863. Los esclavos viajaban en los barcos encadenados, por lo que se conjetura que la única forma musical que podían interpretar era la vocal, aunque pudiera ser que algún instrumento llegara con ellos en su viaje. A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX había en las plantaciones esclavos que tocaban el violín, el banjo o flautas bastante primitivas. En concreto, el banjo casi se puede asegurar que es la versión de un instrumento similar de Senegal, de cinco cuerdas, llamado halam.

Los Orígenes

Prisioneros negros trabajan bajo el control del capataz (foto: Bill Steber)

La primera distinción entre las canciones que interpretaban los afroamericanos ya en el siglo XIX, está entre los espirituales o canciones religiosas y las canciones mundanas o blues propiamente dicho. Mientras que los espirituales se entonaban en la iglesia por un grupo de cantantes, contando además con el beneplácito de los blancos que veían estos cánticos menos peligrosos para el mantenimiento del status quo, ya que las letras se referían a la salvación en el más allá, el blues era interpretado por un solista y la temática era sobre los problemas cotidianos, el día a día. Ya centrados en el aspecto mundano y terrenal de esta música popular afroamericana, podríamos diferenciar entre los “work songs” o cantos de trabajo y los “hollers”. Los cantos de trabajo están asociados más a las cuadrillas de trabajadores negros o a las brigadas de prisioneros desparramados por las sucias y polvorientas carreteras del sur, interpretando ritmos uniformes y comúnmente con frases improvisadas por una voz solista y un estribillo con el que respondían el resto de los trabajadores. El “holler” blues es más un estilo a capela, con el cantante interpretando para sí mismo pero con un elevado tono de voz y una mayor libertad en el ritmo. Es así que se han relacionado más las canciones de trabajo con Mississippi y los “hollers” con Texas debido principalmente a las condiciones geográficas y demográficas diferentes entre los dos estados, aunque esto haya que tomarlo con la suficiente prudencia. No fue hasta 1890, aproximadamente, que los estudiosos del folklore comenzaron a coleccionar la música popular y hasta comienzos de 1900 no se realizaron las primeras grabaciones de esta música. Y lo único que se sabe con certeza es que hasta ese momento tanto las “work songs” como los “hollers” se interpretaban sin ningún tipo de acompañamiento instrumental.

¿Cómo llegó a ir siendo conocida esta música por el americano común, ya fuera de grandes ciudades o de pequeños villorrios? A través de los “Minstrels Shows” que eran espectáculos itinerantes con cierta similitud con el teatro ambulante, con actuaciones que incorporaban canciones, danzas e interpretaciones instrumentales acompañadas del banjo o violín, principalmente. Los actores eran blancos que se pintaban la cara de negro e imitaban, la mayoría de las veces con no muy buen gusto (aunque en algún caso sí se ponía en cuestión la esclavitud), los personajes y comportamiento de los esclavos negros. Estos espectáculos ambulantes eran habituales a mediados del siglo XIX y muchas de las canciones interpretadas pasaron a formar parte de la música popular. Un aspecto importante a considerar fue el abandono con el tiempo, por parte de los músicos afroamericanos, del uso del banjo debido a la imagen negativa que daban de los negros en los minstrel shows.

Las primeras grabaciones

Al escribir el blues, el compositor W.C. Handy contribuyó a llevar el blues a una audiencia mayor

Es conocida la anécdota de W. C. Handy esperando en una estación a que llegara su tren. Era el año 1903. Cercano a él se encontraba un músico negro tocando la guitarra con un cuchillo en su mano izquierda y cantando “I’m goin’ where the Southern cross the Yellow Dog”. Esta anécdota la relata en su autobiografía y no parece muy real, pero él se autoproclamó como el inventor del blues aunque sí tuvo la idea de pasar a partitura las canciones que escuchaba en los barrios negros. Y dos temas suyos, “Memphis Blues” o “St. Louis Blues” han pasado a la historia como unos de los primeros blues en ser editados en una partitura con una estructura musical que era la de las 12 barras.

Hay otro punto importante a añadir. Las primeras grabaciones de blues no fueron blues propiamente dicho, incluían también baladas populares o country. Además, las compañías discográficas eran propiedad de blancos y quienes supervisaban las grabaciones eran blancos que utilizaban a cazadores de talentos que eran propietarios de tiendas locales y también blancos. Las grabaciones realizadas fueron las que ellos quisieron. ¿Se perdió algo en el camino? ¿Alguna forma musical no les gustó, no la grabaron y se ha perdido en el transcurso del tiempo?

Fue la compañía Okeh Records quien grabó por primera vez a una cantante negra, Mamie Smith, en febrero de 1920 y aunque el sello no promocionó el disco su inesperado éxito de ventas llevaron a esta cantante de nuevo al estudio. Otras compañías discográficas empezaron a vislumbrar el potencial que podían tener las grabaciones de blues. Hubo un buen número de cantantes femeninas que grabaron discos durante los años 20 utilizando generalmente orquestas de jazz como acompañamiento (Clara Smith, Bessie Smith, Ida Cox, Ma Rainey, Alberta Hunter, etc). Pero a finales de los años 30 el papel tan destacado que habían jugado todas estas mujeres empezó a declinar para la gran mayoría de ellas.

A medida que se iban realizando las grabaciones de classic blues, más compañías querían entrar en el reparto de la tarta y comenzaron a buscar nuevos intérpretes lejos de las grandes ciudades. Fue por tanto inevitable que se acabaran por registrar en disco temas de blues rural o down home blues. Parece ser que las primeras acontecieron en 1924 y los dos primeros en ser grabados pudieron ser Daddy Stovepipe o Papa Charlie Jackson (“Papa’s Lawdy Lawdy Blues” la primera grabación fonográfica de blues rural en opinión de Frank Tirro).

El blues rural o folk blues

El apogeo del folk blues se dio entre 1920 y 1930 con la eclosión de las formas musicales que han pasado a la historia de la música popular americana. Y estos tres principales estilos se podían resumir en el blues del Delta, el Piedmont y el blues de Texas, con una referencia a las “jug bands” con un arraigo especial en Memphis. Y unido a los estilos estaba la propia idiosincrasia del bluesman. Lo que más le gustaba al intérprete de blues era ser libre y poder viajar de acá para allá, como un “hobo”, es decir, vagabundeando y viviendo de su música en época de vacas gordas y trabajando temporalmente cuando las cosas no pintaban bien. La gran mayoría de los blues singers de la primera época eran prácticamente analfabetos y un porcentaje elevado de las canciones que interpretaban eran tradicionales y se las habían aprendido de memoria, aunque se den casos de bluesman que fueron bastante prolíficos componiendo. En el caso del blues de Mississippi y Texas era común el martilleo de las teclas del piano y las cuerdas de la guitarra junto con el uso de un tubo de cristal o metal, una navaja o un anillo que se deslizaba a lo largo de las cuerdas para producir un sonido quejumbroso.

Delta Blues

Cuando se habla de blues rural, automáticamente casi todo el mundo piensa en el blues del delta del Mississippi. Ha sido además el estilo de blues más escuchado por los grandes artistas blancos del rock & roll y el que más les influenció. Este estilo se puede situar geográficamente en los alrededores de Clarksdale, de donde eran originarios Charley Patton y más tarde Muddy Waters. Y fue el primero a quien se le puede considerar el músico que forjó este estilo, para algunos el fundador del blues del Delta. Otros grandes fueron Son House, Skip James (uno de los pocos con estudios y que además tocaba el piano), Tommy Johnson, Bukka White o Robert Johnson cuya leyenda y música ha superado a la de los demás y quizás solamente por haber sido descubierto por los músicos blancos del rock a pesar de su reconocida valía musical y compositora. El blues del profundo sur, del delta del Mississippi, se expresaba con total desnudez, cada nota sale del alma y el canto es apasionado y áspero. Los ritmos son enérgicos, se tocan pocas notas y la guitarra repite insistentemente una breve frase musical después del canto y a veces no hay demasiado sentido del compás.

Blues de Texas

El estilo tejano se asemeja bastante al de Mississippi aunque hay unas pequeñas diferencias tanto en la forma de cantar, menos descarnado, menos desapacible, como en la interpretación, ya que su música tiende a aproximarse más al patrón de las tres frases y la estructura de los doce compases. Algunos guitarristas utilizaban un bajo continuo, potente, repitiendo un único acorde o volviéndose muy suave tras el canto y volver a comenzar de nuevo in crescendo. La primera estrella del folk blues fue el tejano Blind Lemon Jefferson, sin que nos podamos olvidar de Blind Willie Johnson, más en la línea de lo que se conoce como holy blues o blues con temática religiosa en las letras.

Jug Bands

Es importante recordarlas ya que utilizaban una gran variedad de instrumentos construídos por ellos mismos como peines, jarras, tablas de lavar y kazoos junto con armónicas, banjos, violines, guitarras o mandolinas. Su música era en general muy alegre en contraposición al estilo más profundo del Delta blues. Memphis parece ser que fue la cuna de las jug bands y con una importante peculiaridad ya que era una ciudad de confluencia y paso hacia el norte, tanto para los provenientes de Mississippi como para los emigrantes del Este de los Apalaches. Las dos bandas más famosas de jarra fueron la Memphis Jug Band del guitarrista y cantante Will Slade y la Cannon’s Jug Stompers, del banjista Gus Cannon y el armonicista Noah Lewis.

Piedmont

También conocido como el blues de los Apalaches, la cadena montañosa del este paralela a la costa atlántica y que aisla las Carolinas, Virginia, Georgia y parte de Tennessee. Los artistas del Piedmont estaban más en la tradición del songster, que interpretaba una mayor variedad de músicas populares, siendo este blues más desenfadado que el del Delta con una fuerte influencia del ragtime. Y su principal caraterística es el método del “fingerpicking” al tocar la guitarra. Blind Boy Fuller, Reverendo Gary Davis, Blind Blake, Josh White, Buddy Moss, Blind Willie McTell o Sonny Terry & Brownie McGhee son algunos de los principales ejemplos de este estilo.

El blues eléctrico

A muy grandes rasgos, todo empieza a finales de los años 30 con la amplificación de la guitarra y de la armónica. Sin embargo esta brevísima afirmación merece ser desmenuzada, al menos unas líneas.

Chicago

Tendiendo un puente entre la tradición rural y la urbana, Tampa Red se convirtió en uno de los primeros referentes del Chicago Blues

A raíz de la gran Depresión de 1929 y una cada vez mayor miseria y segregación racial en el sur, una gran masa de población negra, principalmente procedente de Mississippi, va a emigrar al norte para instalarse mayoritariamente en Chicago. El tren se convierte en su medio de transporte, en su sueño de libertad y en su salvación económica, con dos paradas trascendentales para la historia del blues en este largo y duro viaje: Memphis y Saint Louis. Esta traslación del country blues a la ciudad, con un patrón musical más seco, duro y descarnado, conforma el blues urbano con su germen y origen en Leroy Carr y Francis Scrapper Blackwell, y de este proceso evolutivo surge el blues eléctrico.

Hay dos figuras imprescindibles que ya estaban residiendo en Chicago en los años 20: William Lee Conley Broonzy “Big Bill Broonzy” y Hudson Whittaker “Tampa Red”, que incorporaron a sus grabaciones piano, bajo, saxofón y trompeta; la batería se agregó al blues hacia los años 40. Y ambos sirvieron de cabeza de puente y de magníficos anfitriones del resto de músicos que continuaban llegando a la ciudad del viento. El tercer músico a tener en cuenta fue John Lee Williamson, “Sonny Boy I”, que dio a la armónica la posibilidad de ejecutar líneas instrumentales en un solo, al modo en que un saxofón lo hacía en una orquesta, y también añadió un piano a sus grabaciones. John Lee Williamson será el primero en amplificar la armónica. John Lee era de Tennessee y no podemos dejar de mencionar a su mayor influencia, su paisano a quien admiraba, Sleepy John Estes, conocido como “el poeta del blues de Tennessee” que junto con su inseparable armonicista y amigo Hammie Nixon fueron los primeros creadores del dúo de armónica y guitarra.

El flujo migratorio hacia el norte continúa con la segunda guerra mundial, con una riada de población negra, casi un 60% procedente de Mississippi, llegando a Chicago para trabajar en la industria del armamento y estableciéndose primero en el South Side y más tarde en el West Side. Big Bill Broonzy realizó alguna sesión con guitarra eléctrica en 1938 pero sin ningún propósito de darle una continuidad. Sin embargo, a partir de mediados de los años 40, prácticamente todo el blues que se realizaba en Chicago era eléctrico. Y en los años 50 las dos bandas que dominaron la escena musical fueron la de Muddy Waters y el combo de Howlin’ Wolf.

La gran contribución de Muddy al blues fue principalmente que tuvo y retuvo muchos elementos del folk blues del Delta, como era el uso de la slide y las canciones escritas de la forma del blues tradicional, dándole además una nueva dirección a esta música, al añadir la guitarra eléctrica y la armónica amplificada junto con el uso de la batería. Y su influencia no solo llegó a los músicos negros de blues sino también a los blancos, como Paul Butterfield o Mike Bloomfield, y a las bandas inglesas de rock.

California

Otra importante corriente migratoria se produjo por esas mismas fechas desde Tejas, y en menor medida desde Louisiana y Oklahoma, hasta California para trabajar en los astilleros, sin olvidar el éxodo desde los estados que conformaron el blues del Piedmont hacia Nueva York.

T-Bone Walker con su guitarra, una de las más influyentes del siglo XX

Respecto a California, la música de los tejanos se fue fundiendo con la que provenía de las orquestas de jazz así como con la de los sofisticados cabarets de Hollywood, dando lugar a un blues original, el blues de la Costa Oeste, teniendo en T-Bone Walker, Pee Wee Crayton, el pianista Charles Brown o Lowell Fulson como sus primeros creadores. Algunos músicos que provenían del jazz habían empezado a explorar el sonido de la guitarra eléctrica, como fue el caso de Charlie Christian, el cual tenía como amigo a T-Bone Walker que había sido cautivado por el estilo de la guitarra de Lonnie Johnson, y que también comenzó a experimentar amplificando la guitarra, estando considerado como uno de los primeros bluesman en electrificar este instrumento, sin olvidar a Lightnin’ Hopkins que también hizo sus pinitos. Lo que sí es cierto es que Walker fue el primero en usar la guitarra para tocar frases como si de un instrumento de viento se tratara.

Al principio, cuando las compañías de discos empezaron a grabar música hecha por los negros para su mismo público, crearon sus propios catálogos especiales o incluso compañías subsidiarias. A estas grabaciones se las conocieron como “Race” records. Poco a poco y a partir de finales de la segunda guerra mundial, esta expresión empezó a tener connotaciones negativas hasta que en 1949 un redactor de la revista musical Billboard, Jerry Wexler, y que más tarde sería productor del sello Atlantic, adoptó el nombre de Rythm & Blues (R&B). En los años 50 y 60 este término se había extendido y popularizado coincidiendo con la amplia expansión de la electrificación ya vista anteriormente.

Las pequeñas diferencias que presenta el R&B con el blues es la inclusión de una batería en la sección de ritmo, la utilización de instrumentos de viento, sobre todo saxofón, unas historias más coherentes en las letras de las canciones y una vocalización más clara por parte del cantante para que a la audiencia blanca le fuera más fácil seguirla.

Memphis

A partir de 1945 Memphis era un hervidero de trabajadores negros procedentes de las zonas rurales y un punto de encuentro de muchos grandes bluesman en Beale Street, donde cada vez fue más frecuente escuchar blues eléctrico en detrimento de las jug bands. B.B. King en 1948 empezó a forjarse un nombre en esta mítica calle. Muchos artistas de blues que tocaban en solitario o a dúo se acomodaron permanente o temporalmente en la ciudad, destacando entre los años 20 y 40 a Furry Lewis, Frank Stokes, Jim Jackson, Memphis Minnie, Little Buddy Doyle, los pianistas Speckled Red y Memphis Slim. Figura importante del blues de Memphis fue Sam Phillips que se dio cuenta que muchos artistas no habían grabado nunca, montó un estudio de grabación y empezó a vender el resultado a determinadas compañías de discos, como Chess o Modern, hasta que fundó el sello Sun en 1951.

Saint Louis

Es necesario mencionar esta ciudad ya que por su enclave estratégico y fluvial fue uno de los centros industriales principales de Estados Unidos. A finales del siglo XIX ya había músicos de ragtime en el ghetto y a comienzos del siglo XX el blues que se oía en la ciudad era ejecutado principalmente por pianistas, posibilitando que artistas como Roosevelt Sykes se instalaran en la ciudad, así como luminarias de la talla de Robert Nighthawk o Big Joe Williams e igualmente Henry Townsend y Peetie Wheatstraw que tocaban tanto la guitarra como el piano. A partir de 1937 se dio el finiquito a esta música por parte de las autoridades locales tras las denuncias efectuadas por los ultraortodoxos de la virtud y no fue hasta finales de los años 50 en que resurgió de sus cenizas con la llegada de Ike Turner, Little Milton o Albert King. Y no podemos olvidar la otra ciudad de Missouri, Kansas City, también con el piano como instrumento ilustre además de la mezcla de los sonidos jazzísticos de Nueva Orleans. Jay MacShann, Julia Lee o Pete Johnson (que dijo que “el boogie es en realidad un blues en fuga”), uno de los grandes del boogie woogie, son algunos de los artistas más representativos de Kansas City.

Jelly Roll Morton, que se reivindicó como ‘inventor del jazz’, dibujado por Robert Crumb

Nueva Orleans

La ciudad de la diversión, del Dixieland, la cuna del jazz, del Mardi Grass, la ciudad sin estudios de grabación hasta 1945 y una fuente inagotable de pianistas desde Jelly Roll Morton (impagable la historia en comic de este hombre realizada por Robert Crumb) y Champion Jack Dupree o más tarde Fats Domino con su record de grabaciones y ventas con los arreglos del trompetista Dave Bartholomew y el Professor Longhair, creador del estilo denominado Gumbo, sin olvidar al guitarrista Eddie “Guitar Slim” Jones.

Swamp Blues

El sonido perezoso del blues de los pantanos de Louisiana, el swamp blues, realmente fue una invención del productor J.D. Miller, que asociado con el propietario del sello Excello, se dedicó a buscar, descubrir y grabar a toda una colección de músicos en función de su gusto musical, como era el sonido de la armónica de Jimmy Reed. Esto ocurrió ya más tardíamente, a partir de 1953, y así han pasado a la posteridad Slim Harpo, Lightnin’ Slim, Whispering Smith, Lonesome Sundown o Lazy Lester.

Nueva York

La migración provenía de Carolina, Georgia o Florida y a finales de los años 30 Leadbelly estuvo en la ciudad grabando para pequeños sellos en la década de los 40. En el barrio negro de Harlem sí se oía blues gracias a Sonny Terry, Brownie McGhee, Reverendo Gary Davis o Josh White que residían en esta ciudad. Sin embargo el blues no gozó en Nueva York de la popularidad que obtuvo en Chicago y la mayoría de la música que se gestó en la ciudad, alrededor del teatro Apollo, se denominó Doo-Wop con cantantes interpretando a capella en un sentido más pop con coros armoniosos más alineados con el gospel. En definitiva, una música que se desarrolló en Nueva York con muy poca relevancia en el blues.

Hasta aquí ha llegado esta brevísima historia del blues que tiene su término a finales de los años 50. A partir de ahí se escribe una nueva página en la historia de esta música con sus sucesivos redescubrimientos y aparición de nuevos talentos que han dejado o continúan dejando un legado esencial. Pero eso puede ser objeto de otro capítulo o quizás, mejor, de un redescubrimiento del lector.

Referencias:

Dick Weissman, The Basics – The Blues, Routledge

Lawrence Cohn (Sam Charters, David Evans, Mark A. Humphrey), Solamente Blues, Odín Ediciones

Gerard Herzhaft, La Gran Enciclopedia del Blues, Ma Non Troppo