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Herramientas de la argumentación

En el diálogo argumentativo se utilizan determinadas expresiones con unas funciones específicas. La utilización de estas expresiones puede ser a veces incorrecta, sobre todo cuando no se respetan las reglas que hemos reseñado anteriormente. Algunas de ellas son las siguientes:

  • Términos aseguradores:

Cuando alguien quiere presentar como segura una creencia y evitar que su interlocutor le pida razones para apoyarla, puede utilizar términos aseguradores. Así sucede en las siguientes expresiones: Recientes estudios científicos han demostrado… Fuentes bien aseguradas han informado que… Es de sentido común que… Todo el mundo está de acuerdo en que… Es evidente que…

En principio, sería correcto utilizar estos términos para ahorrar tiempo, pero sería incorrecto usarlos para cerrar el diálogo antes de lo debido.

  • Términos protectores:

Para proteger nuestras afirmaciones de las críticas de los demás podemos presentarlas con menos fuerza y alcance del que tendrían si no fuesen acompañadas de términos como éstos: Probablemente… Algunos x son… La mayoría de x son… Quizá sea cierto que…

La utilización de estos términos es correcta siempre que no pretendamos impedir la discusión, sino exponer nuestras opiniones con un tono de menor seguridad en ellas.

  • Términos sesgados:

Algunas palabras están cargadas de connotaciones positivas o negativas. Si decimos de alguien que es <<estadounidense>>, estamos indicando su procedencia; pero si decimos que es <<un yanqui>>, estamos utilizando una palabra que, normalmente, está cargada con un sentido peyorativo.

Nuestros prejuicios y estereotipos de carácter racista, o político, o religioso, o sexista se manifiestan en muchas de las palabras y expresiones que usamos. Las connotaciones de una palabra varían en función de la persona que la dice y de la persona a quien se habla. Por ejemplo, el término <<feminista>> puede tener una connotación positiva para algunas personas, y negativa para otras.

Por eso hemos de ser muy cautos en la utilización de este tipo de términos, para evitar que resten objetividad a la argumentación.

  • Definiciones persuasivas:

Son definiciones que se elaboran especialmente para un término al que se quiere conferir cierto prestigio o cierto desprestigio. Si lo queremos justificar, lo asociamos con algo que los participantes en el diálogo consideran positivo; si queremos criticarlo lo relacionamos con algo que se considera negativo.

Por ejemplo, un hablante está argumentando a favor del uso de los ordenadores, y dice: <<Los ordenadores son fieles amigos al servicio de sus dueños>>; en cambio, otro participante en el diálogo, que está en contra de estos aparatos,


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