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Estemos atentos a la voz de Dios. Jesús sana



  1. La voz
    y el momento de Dios
  2. Jesús sana

La oración es un diálogo, no un
monólogo. Para orar eficazmente debemos tanto hablar como
escuchar a Dios. Debido a que Dios nos ha llamado a una
relación de amor, hemos de comprender la importancia de lo
que implica este tipo de vínculo.

Ya sea oír la Palabra de Dios para una mejor
comprensión de la Escritura, o a fin de recibir su
dirección divina para nuestra vida, el saber hacerlo es
sumamente importante. Para escuchar la voz de Dios debemos tener
la actitud correcta: "El que quiera hacer la voluntad de
Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo
por mi propia cuenta" (Juan 7:17).
En este
versículo, Jesús nos revela la importancia de una
actitud dispuesta con relación a la voluntad de Dios. Por
lo tanto, si no estamos dispuestos a hacer su voluntad, no
podremos oír claramente la voz del Señor, de manera
entonces que si nuestro deseo es escuchar la voz de Dios,
debebemos tener una actitud dispuesta. ¿Por qué
habría El de hablar a alguien que no quisiese
obedecer?

Otro principio importante en cuanto a escuchar a Dios es
tener "oídos para oír". En el Evangelio de Lucas,
Jesús dice a sus discípulos: "Haced que os
penetren bien en los oídos estas palabras; porque
acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en
manos de hombres" (Lucas 9:44).

Sin embargo, ellos no comprendieron lo que Jesús
decía, aunque lo oyeron físicamente: "Mas
ellos no entendían estas palabras, pues les estaban
veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle
sobre estas palabras" (Lucas 9:45
).

¿Por qué no comprendieron los
discípulos lo que se les dijo claramente? No tenían
oídos para oír. Mientras Jesús hiciera
milagros y manifestase el poder del reino venidero, ellos estaban
dispuestos a comprender por lo menos las implicaciones temporales
de lo que El enseñaba; sin embargo, cuando les
anunció que podían perder a su Mesías y
Señor, no quisieron escucharlo, de modo que no lo
entendieron. Esto es possible porque seguramente sus
discípulos no tenían interés en oír
acerca de la posibilidad de que Jesús fuera apresado por
sus enemigos o, porque no le creyeron de tal manera no le
escucharon.

Así que tener oídos para oír es
contar con la capacidad de comprender lo que se dice gracias a la
actitud correcta: la obediencia. Si no queremos sinceramente
hacer la voluntad de Dios, no podremos escucharle.

"El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias" (Apocalipsis 3:6).

Este versículo se repite varias veces en los
capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, e implica que no podemos
escuchar lo que el Espíritu está hablando si no
contamos con un oído que oye. No es que no queramos
escuchar; sino que debemos tener la capacidad de hacerlo. Cuando
escuchamos la voz de Dios, a menudo El corrige nuestras malas
actitudes, nos aconseja y nos da dirección clara. Si hemos
pecado, el Espíritu Santo está listo para
redargüirnos y volvernos a llevar al lugar donde cometimos
el pecado
. ¿Cómo desarrollamos un
oído que oye para escuchar lo que el Espíritu nos
está diciendo? Para ello necesitamos ser obedientes en lo
que ya sabemos es la voluntad de Dios. ¿Por qué
habría El de dirigirnos si no hemos obedecido en lo que
hasta ahora nos ha guiado a hacer? Si en nuestra vida hay pecado
que nos impide obedecer a Dios, debemos confesarlo
rápidamente y ponerlo bajo la sangre de Cristo. Eso limpia
nuestra vida y nos hace volver a una relación de amor con
Jesucristo, al tiempo que nos capacita para oír su
voz.

Dios puede hablarnos, pero hemos de aprender a conocer
su momento; y eso requiere disciplina y paciencia.
"Jehová el Señor me dio lengua de sabios,
para saber hablar palabras al cansado; despertará
mañana tras mañana, despertará mi
oído para que oiga como los sabios" Isaías
50:4
.

El contexto de este versículo es muy importante
para aprender a escuchar a Dios y a movernos en su momento
oportuno. Isaías 50 comienza señalando el triste
estado de Israel; y luego, Dios formula la retórica
pregunta: ¿Por qué? La respuesta es que cuando El
quiso visitar a su pueblo con bendición, no pudo encontrar
a ningún hombre dispuesto a ser usado. Luego leemos el
versículo que acabamos de citar y que
proféticamente tiene que ver con la venida del
Mesías. Sin embargo, el principio divino implicado en el
mismo sigue siendo válido para todos los que están
deseosos de escuchar y obedecer a la voz de Dios. Debemos ser
disciplinados (sabios), y no sólo conocer la palabra
adecuada; sino también hablar y obedecer en el momento
oportuno.

Por lo tanto, esté dispuesto a obedecer, mantenga
la actitud espiritual correcta, obedezca lo que ya sabe que es la
voluntad de Dios, y comience a escuchar atentamente cuando ora.
Tal vez el momento perfecto para llevar, a cabo sus pensamientos
no haya llegado todavía, pero Dios le guiara en el camino
en que deba andar. Aunque tarde, su dirección es segura:
"Así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, Sino que hará lo
que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la
envíe" (Isaías 55:11).

Dios quiere personas con oídos para oír lo
que el Espíritu Santo les está diciendo. El no ha
dejado de hablar, sino en que nosotros no estamos escuchando. Es
de importancia capital en cuanto a escuchar a Dios el
reconocimiento de que El es un Padre amoroso y nosotros sus hijos
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Dios desea comunicarse con nosotros aún
más de lo que nosotros queremos hacerlo con El; y puesto
que conoce el nivel espiritual de cada uno, nos habla como
corresponde. Su Palabra se dirige a nosotros de varias formas.
Jeremías profetizó: "¿No es mi
palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que
quebranta la piedra?" (Jeremías 23:29).
Por lo
tanto, la Palabra de Dios puede dirigirse a nosotros
poderosamente: como fuego que enciende una respuesta, o
como martillo que rompe toda oposición;
y
también puede tener por objetivo nuestra mente en vez de
nuestras emociones.

Sea cual fuere la forma en que Dios prefiera hablarnos,
debemos aprender a escuchar. Al apóstol Juan le preocupaba
particularmente esto cuando escribió:

"Y el que guarda sus mandamientos, permanece en
Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él
permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas
han salido por el mundo" (l Juan 3:24-4:1).

Así que el Espíritu Santo es capaz de
dirigirnos a una sensibilidad espiritual mediante la cual podemos
"probar" Juzgar lo que oímos; y distinguir entre la
guía de Dios y las voces humana o satánica.

¿Y cómo nos dirige Dios?
Al igual que un cajero de banco es capaz de distinguir entre
billetes falsos y verdaderos porque maneja estos últimos,
también nosotros, si permanecemos en El y guardamos sus
mandamientos, podemos discernir la voz de Dios. En el evangelio
de Mateo, leemos: "Entonces, si alguno os dijere: Mirad,
aquí está el Cristo, o mirad, allí
está, no lo creáis. Porque se levantarán
falsos Cristos, y falsos profetas, y harán señales
y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere
posible, aun a los escogidos" (24:23-24).

A medida que nos vayamos acercando a los últimos
días, la falsa profecía abundará más
y más; y Satanás intentará engañar a
la Iglesia utilizando muchas voces. Sin embargo, los que aprendan
a escuchar a Dios no serán engañados, porque
sabrán la diferencia que existe entre El y las voces
falsas. Si saben oír la voz del Señor, no
podrán ser engañados por otras voces. Cada vez es
más importante aprender a probar los espíritus y
ser capaces de distinguir entre Dios y el diablo. Jesús
continúa describiendo el estado del mundo al final de esta
era, y afirma: "Mas como en los días de Noé,
así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como
en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
casándose y dando en casamiento, hasta el día en
que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta
que vino el diluvio y se los llevó a todos, así
será también la venida del Hijo del Hombre" (Mateo
24:37-39).

El tiempo anterior a la Segunda Venida de Jesucristo se
conoce como los últimos días. Los versículos
que acabamos de citar describen esos días, que
serán semejantes a aquellos en los que Noé
construyó su arca. Cuando se acercaba el día del
juicio, la gente seguía actuando como si nada sucediera;
no estaban conscientes del tiempo en que vivían.
También hoy día, la gente se ocupa en sus asuntos
normalmente, sin saber que se aproxima el fin del mundo. No
están escuchando a la voz de Dios ni se encontrarán
listos cuando venga el Señor. Hoy es mas importante para
la mayoría de la gente e incluso para los que se dicen
Cristiano pues hacen muchas oraciones al día, la seguridad
puesta en el dinero que poner sus vidas a la seguridad que Dios
nos da.

¿Qué importancia tiene estar en una
comunión ungida con el Espíritu Santo al acercarse
la Segunda Venida?
La respuesta a esta trascendente
pregunta la encontramos en el Evangelio de Mateo:
"Entonces el reino de los cielos será semejante a
diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco
insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no
tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus
vasijas, Juntamente con sus lámparas. Y tardándose
el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se
oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a
recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron
y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las
prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron
diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id mas
bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero
mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró
la puerta" (Mateo 25:1-10).

Si aprendemos a escuchar a Dios, sabremos lo que El
está haciendo: "Porque no hará nada
Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus
siervos los profetas" (Amós 3:7);
y la venida del
Señor no nos tomará por sorpresa. Aprendiendo a
permanecer en Cristo por medio del Espíritu Santo, no
permitiremos que nuestro aceite escasee; sino que estaremos
vigilantes esperando la Segunda Venida de Cristo.

Vivimos en una época en la que la mayor parte de
los cristianos a nivel mundial, no están conscientes de lo
avanzado de la hora; por lo tanto, resulta Imperativo que
aprendamos a escuchar la voz de Dios a diario.

LA FE ES

Para algunos, la FE, es un misterio, para otros es
una ilusión; aún hay otros que piensan que es
locura y otros tantos la consideran … fanatismo. Para el
que cree … Es poder de Dios. Aún entre los
creyentes, muchos no la entienden, razón por la cual no
saben cómo ejercitarla, resultando en el descuido de la
fuente que la origina, entonces viene el desánimo, la
indiferencia, la duda y la incredulidad. Hay varios puntos
importantes, los cuales debemos de tener claros, estos
son:

1. Ningún ser humano puede crear fe …
"Es Jesús el autor y consumador de la Fe."
(He.12:2)

2. La Fe no es ver … es creer. "Es, pues, la
fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que
no se ve." (Hebreos 11:1)

3. La FE obra por el Amor. "Porque en Cristo
Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la
incircuncisión, sino la Fe que obra por el amor".
(Gálatas 5:5)

4. La verdadera Fe no está fundamentada en
palabra de hombre alguno, sino… en la palabra de Dios. No
es creer a los hombres; es creer a Dios. "Así que la Fe
viene por el oir, y oir, la Palabra de Dios." (Romanos
10:17)

5. La mano de Dios no se mueve por las necesidades
sino … por la Fe. "Sin Fe es imposible agradar a Dios."
(Hebreos 11:6)

Nuestras peticiones deben estar fundamentadas en la
Palabra de Dios, creyendo lo que Dios dice para que sean
contestadas. "Esta es la confianza que tenemos en Él que
si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.
Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos,
sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.1 Juan
5:14-15

Anhelas que tus necesidades sean
suplidas?

"Confía en Dios, y haz el bien; y
habitarás en la tierra, y te apacentarás de la
verdad. Deléitate asimismo en el Señor, y Él
te concederá las peticiones de tu corazón." Salmo
37:3-4.

¿Deseas vivir una vida victoriosa aún
en medio de la adversidad?

"… Esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra FE." 1 Juan 5:4.Hay aún otro factor que es
vital para el o la que anhele ver sus peticiones contestadas y el
cual, en ocasiones, no se toma en cuenta, se obvia, se ignora y
se pasa por alto su importancia. "El limpio de manos y puro de
corazón … él recibirá
bendición del Señor." Salmo 24:4,5.

No se puede tener fe, si nuestro
corazón nos reprende; no se puede confiar en Dios, si
nuestros asuntos no están en orden; no podemos creer, si
no tenemos paz con Dios. "Amados, si nuestro corazón no
nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquier cosa que
pidamos la recibiremos de Él, porque guardamos sus
mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de
Él." 1Juan. 3:21-22.

En este tiempo, más que en ningún
otro, hay ciertos asuntos en la vida de muchos, que están
siendo impedimentos para poder disfrutar de una vida plena y
abundante tal y como Jesús nos vino a dar. Estos
están obstaculizando el libre fluir de las bendiciones que
Dios tiene para cada cual. Seamos valientes y pongamos en balanza
lo verdadero y permanente y que trae tras sí la
bendición, y al otro lado, aquello que es efímero,
temporero y que esconde en sí la maldición.
¿Qué prefieres? ¿Hacia cual lado se inclina
tu balanza?

Si, llamándote cristiano(a), hay algo en tu
vida que sabes que va en contra de los principios divinos, pero
no lo quieres dejar, no te extrañe que sean las
consecuencias que le siguen las que te quieren robar la paz,
aquello para lo cual no tienes solución y …
entonces deseas que Dios intervenga, pero, ¿sabes?
Él está dispuesto, si te comprometes a poner tu
casa en orden, a cambiar tu estilo de vida y a ponerlo a
Él en primer lugar. "Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia y todas las demás cosas te serán
añadidas." Mateo 6:33. "Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo." Romanos 5:1.

Entonces sí podremos pedir con FE, no dudando
nada confiando y esperando con gozo la contestación a
todas nuestras peticiones.

"Y a Aquél que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a
Él sea la gloria en en Cristo Jesús por todas las
edades, por los siglos de los siglos. Amén". Efesios
3:20-21

 

 

Autor:

Jorge Edgardo Oportus
Romero

 

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