Hongos

Enfermedades del pie

Actualizado a: Lunes, 3 Febrero, 2020 11:38:52 CET
Imagen de un hongo del género cándida al microscopio. Existen muchos tipos de hongos y cada uno se manifiesta de una forma distinta.

Qué es

Los hongos son un grupo de microorganismos eucariotas, que posee unas características biológicas que los diferencia tanto del reino vegetal como del animal, formando un reino propio.

"Los hongos no pueden sintetizar sus propios nutrientes, ya que carecen de clorofila, lo que les obliga a vivir como parásitos, principalmente de las plantas y, en menor medida, de los animales. Así pues, los hongos capaces de causar micosis en el ser humano son, en su mayoría, saprófitos del hombre, y son capaces de convivir de forma permanente con él sin causar infección, y en determinadas circunstancias pueden producir infecciones", según explica Laura Sánchez Palau, del Grupo de Dermatología de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac).

"Los hongos tienen escasa capacidad para producir enfermedades en los mamíferos", según señalan Alexandra Perea Polak y Leandro J. Martínez-Pilar, ambos de la Academia Española de Dermatología y Venereología. De hecho, "hay descritas más de 80.000 especies de hongos y, sin embargo, tan sólo medio centenar se han demostrado capaces de causar infecciones en seres humanos sanos".

La lista podría ampliarse hasta las 300 si consideramos los pacientes inmuno-deprimidos, es decir, con las defensas naturales alteradas por una razón u otra. 

Los hongos patógenos pueden afectar a cualquier órgano, pero las más frecuentes son las infecciones llamadas micosis superficiales o dermatomicosis. "Éstas suelen ser de carácter benigno y afectan principalmente a las capas externas del cuero cabelludo, la piel, las uñas o las mucosas, por igual a ambos sexos, en todas las edades, aunque algunas de ellas con más frecuencia en la infancia, como las tiñas del cuero cabelludo y las micosis de las uñas se ven con más incidencia en adultos", detalla Sánchez Palau.

Causas

Entre los factores que influyen en la aparición de los hongos presentes en la piel se encuentran la humedad retenida en las prendas de vestir y en el calzado de materiales sintéticos y el contacto con diversas superficies, como la arena, ya que se elimina el manto ácido y la grasa de la piel, que previene la acción de estos microorganismos patógenos.

"Las circunstancias más propicias aparecen sobre todo en la época estival, cuando el calor y la humedad favorecen su incidencia e, incluso, el incremento de hábitos que facilitan su contagio, como son el uso de piscinas comunitarias, gimnasios o instalaciones deportivas con sus correspondientes duchas", detalla Sánchez Palau.

 

Síntomas

Según la experta de Sefac, los signos que manifiestan que el paciente padece una infección micótica en la piel se dividen en:

  • Candidiasis orofaringea: Generalmente asintomática.
     
  • Intertrigo candidiásico: Las lesiones son en forma de placas eritematosas, con pústulas y/o vesículas y presentan descamación en las zonas que delimitan el eritema. El prurito es uno de los síntomas característicos.
     
  • Candidiasis genital. La vulvovaginitis cursa con prurito, secrección vaginal blanca y espesa y disuria. La balanitis puede acompara la dermatitis del pañal ycausar picor como síntoma. 
     
  • Onicomicosis. Aparece en las uñas de las manos y suele ir asociado a infección alrededor de la uña.
     
  • Candidiasis mucocutánea crónica. Afecta a la piel y a las mucosas, formando pseudomembranas dolorosas con recaídas frecuentes. 
     
  • Candidiasis congénita. Afecta a la piel de los recién nacidos e hijos de madres con corioamnionitis por candida. Aparece a los seis meses de vida y se presenta con lesiones difusas en tronco, palmas de las manos y plantas de los pies. 
     
  • Dermatofitosis o tiña del cuerpo: Los síntomas aparecen en la piel, excepto en las palmas, plantas e ingles. Se presenta en forma de placas anulares o serpiginosas, discretamente pruriginosas, bien delimitadas y con un tamaño que puede variar desde 1 a 5 cm. El borde de las lesiones es activo y elevado eritematoso y descamativo con centro claro.
     
  • Tiña de grantes pliegues que suele afectar al área púbica, inguinal, perianal y7o perineal. Son placas anulares bien delimiitadas de centro claro y borde escamoso elevado, pruriginosas y generalmente unilaterales. 
     
  • Dermatofitosis o tiña del cuero cabelludo: Da lugar a la caída del pelo en una o más zonas, puntos negros en el cuero cabelludo, zonas escamosas y con picazón y pelo que se rompe cerca de la zona de nacimiento. El pelo se desprende de forma indolora sin resistencia. Puede ser tiñas no inflamatorias, con escasa sintomatología, con prurito ocasional y tiñas inflamatorias, como el querion de Celso, que es la forma más grave, cursando con placas inflamadas, pústulas, forúnculos y costras dolorosas que pueden ocasionar alopecia cicatricial. 
     
  • Dermatofitosis o tiña de la barba: apraece en zonas pilosas de cara y cuello, las lesiones suelen ser pustulosas e inflamatorias, pústulas, forúnculos y costras dolorosos, que puede ocasionar alopecia cicatricial.
     
  • Unicomicosis o tiña de las uñas, que se divide en cuatro formas clínicas:
     
    • Subungueal distal-lateral que se presenta como una mancha de color blanco amarillento en un extremo de la uña con extensión proximal e hiperqueratosis del lecho ungueal. Puede progresar a coloración grisácea, onicolisis y hasta la destrucción completa de la uña.
       
    • Blanca superficial que es la más frecuente en niños. Aparece en la porción dorsal de la placa ungueal, con manchas blanquecinas de consistencia blanda ue pueden afectar al a uña entera. 
       
    • Subungueal proximal, que cambia de color a blanco parduzco en el pliegue ungueal proximal, con progresión distal. Es muy raram, aunque más frecuente en pacientes inmunodeprimidos. 
       
    • Onicomicosis endonyx que es una invación de la placa de queratina ungueal, que adquiere un color blanquecino, pero respetando el lecho subungueal.
       
  • Pie de atleta o tiña del pie: Provoca un resquebrajamiento y dolor ubicada entre los dedos de los pies, picazón y piel en carne viva, descoloramiento y debilitamiento de las uñas y puede verse afectada la planta del pie. 
     
  • Dermatofítides. Ocurre en el 5-15% de los pacientes con cualquier tipo de uña y se presenta en un lugar distante de la infección prmiaria. Desaparece sin tratamiento al tratar la lesión fúngica desencadenante. 
     
  • Malassezia: Causa una micosis superficial, llamada pitiriasis versicolor, las lesiones son máculas bien delimitadas, convergentes, cubiertas por una fina escama pardusca que se descama fácilmente. El color puede varias desde máculas hipo o hiperpigmentadas a ligeramente eritematosas, que no se pigmentan tras la exposición solar. Suele ser asintomática, salvo un ligero picor.

Prevención

Para prevenir un posible contagio, Alexandra Perea Polak y Leandro J. Martínez-Pilar, de la Academia Española de Dermatología y Venereología, aconsejan:

  1. Usar calzado en vestuarios, duchas y zonas comunes.
     
  2. Ducharse antes y después del baño en la piscina.
     
  3. Mantener secas las zonas de pliegues interdigitales, inguinales y submamarios con el uso de toallas o cambiando el bañador húmedo por uno seco.
     
  4. Evitar cortar las cutículas durante la pedicura/manicura, siendo muy cuidadosos durante la realización de las mismas. 
     
  5. Realizar una inspección periódica de las uñas, plantas del pie y pliegues. 

Una vez afectado, además del tratamiento tópico, hay que tratar las posibles fuentes de contaminación:

  • En el caso del calzado, tratar con polvos antifúngicos. 
     
  • Para los calcetines, en la medida de lo posible, deshacerse de los que se han usado mientras se tenía la infección, ya que los hongos pueden sobrevivir en los calcetines

Tipos

Tal y como informa Sánchez Palau, "existen dos grupos de hongos que causan micosis en la piel, las levaduras y los dermatofitos".

Las micosis producidas por levaduras "ocurren por una alteración de la microbiota que lleva a una proliferación del hongo, y las micosis producidas por dermatofitos son infecciones exógenas, cuyo contagio se produce por la transmisión de un animal u objeto a las personas".

En función de esto, la división sería:

  1. Levaduras del género cándida, normalmente la especie Candida albicans, causante de candidiasis. Son hongos levaduriformes pequeños de la familia Cryptocccaceae. No es saprófito habitual de la piel, pero existe en la microbiota gastrointestinal y genital. De las 200 especies identificadas, Candida albicans es la responsable del 90% de las infecciones cutáneas y mucocutaneas. Habitualmente se presentan en zonas donde hay una mayor humedad, calor local como pliegues cutáneos y espacios interdigitales.

  2. Hongos dermatofitos, causantes de tiñas, también conocidas como dermatofitosis. Son un grupo de hongos filamentosos causantes de micosis superficiales llamadas dermatofitosis o tiñas, con afinidad por tejidos que contengan queratina, ya que son capaces de metabolizarla y de esta manera colonizan el estrato corneo de la piel y anejos.
    Según su hábitat, pueden ser dermatofitos zoófilos, que habitan en los animales; geófilos, que habitan en el suelo, y antropófilos, que habitan en el ser humano. 
     
  3. Levaduras del género Malassezia, causan pitiriasis versicolor, infección causada por una disbiosis de la microbiota cutánea, provocando un crecimiento exagerado de Malassezia. Es un hongo lipófilo, que forma parte de la microbiota cutánea saprófita y se distribuye en áreas donde hay más glándulas sebáceas (tronco, hombros, cuello y en niños prepuberales, en la cara). Causa una micosis superficial, llamada pitiriasis versicolor. La incidencia es mayor en zonas de clima cálido y húmedo.

Por su parte, las candidas y los hongos se subdividen en varios subtipos.

Candida

Clasificación de las candidiasis provocadas por Candida:

  • Candidiasis orofaringea.
     
  • Intertrigo candidiásico.
     
  • Candidiasis genital.
     
  • Onicomicosis.
     
  • Candidiasis congénita.

Dermatófitos.

Clasificación de las dermatofitosis superficiales según su localización:

  • Tiña del cuerpo o de la piel sin pliegues.
     
  • Tiña cruris, tiña inguinal o de grandes pliegues.
     
  • Tiña del pie o de pequeños pliegues y presenta tres formas clínicas:
     
  • La más frecuente en la zona interdigital, causa eritema, descamación, maceración y, a veces, fisuras en los espacios interdigitales. Pueden aparecer úlceras, erosiones y olor fétido, generalmente por sobreinfección bacteriana.
     
  • En mocasín: eritema e hiperqueratosis difusa que afecta a planta y regiones medial y lateral del pie.
     
  • Inflamatoria o dishidrótica: vesículas, ampollas o pústulas sobre base eritematosa en zona plantar media o anterior.
     
  • Tiña del cuero cabelludo (tinea capitis).
     
  • Tiña de la barba (tiena barbae).
     
  • Tiña de las uñas u onicomicosis: sus cuatro formas clínicas son:
     
  • Subungueal distal-lateral.
     
  • Blanca superficial: la más frecuente en niños.
     
  • Subungueal proximal.
     
  • Onicomicosis endonyx.
     
  • Dermatofítides (o reacciones de “ides”): es una manifestación de hipersensibilidad retardada a antígenos de los dermatofitos, de morfología variable. Ocurre en el 5-15% de los pacientes con cualquier tipo de tiña y se presenta en un lugar distante de la infección primaria. El diagnóstico es difícil, pues son lesiones en las que no existen hongos y por tanto el cultivo es siempre negativo. Desaparece sin tratamiento al tratar la lesión fúngica desencadenante.

 

 

Diagnóstico

Para detectar este tipo de infección, el especialista podrá realizar las siguientes pruebas:

  • Cultivo de ganglio linfático: examen de laboratorio realizado en una muestra de un ganglio linfático para identificar microorganismos que causan infección.
     
  • Frotis para hongos en esputo: el esputo es el material que sale de las vías respiratorias cuando el paciente tose profundamente.
     
  • Análisis de sangre.

Tratamientos

La experta del Grupo de Dermatología de Sefac detalla los diferentes tipos de tratamiento en función del tipo de infección micótica:

Candidiasis

  • Intertrigo candidiásico: Para el tratamiento inicial de los casos leves pueden se utilizan productos astringentes, antisépticos y secantes (permanganato de potasio al 1/10 000, sulfato de cinc al 1/1000). Si los antisépticos no son eficaces, los fármacos más empleados son los derivados imidazólicos (Clotrimazol) y ciclopiroxolamina en crema, solución, spray o polvo.

    En la candidiasis del pañal y en otras formas con un importante componente inflamatorio puede ser útil la asociación del antimicótico con un corticosteroide tópico de moderada o alta potencia, como betametasona o hidrocortisona aceponato, ya sea en cremas separadas o asociadas en la misma especialidad farmacéutica. En algunas formas diseminadas o con mala respuesta al tratamiento tópico, sobre todo en pacientes inmunodeprimidos, puede plantearse el tratamiento por vía sistémica con fluconazol.
     

  • Candidiasis orofaríngea (muguet): Se tratan generalmente con la aplicación de antimicóticos tópicos, como nistatina o miconazol. Ambos preparados deben mantenerse en la boca todo el tiempo que sea posible antes de su deglución, idealmente varios minutos. En los lactantes y los niños pequeños puede aplicarse y distribuirse manualmente la mitad de la dosis sobre cada lado de la boca. En los lactantes alimentados con leche materna, la madre debe lavarse el pecho entre tomas y aplicarse en los pezones el mismo tratamiento que el niño. En caso de que los síntomas persistan más de 14 días o haya una recidiva, se deberá reevaluar al paciente y si se cree necesario se emplea tratamiento sistémico con fluconazol.
     
  • Candidiasis genital: El tratamiento de elección en las infecciones no complicadas es tópico, con derivados imidazólicos (Clotrimazol) o con ciclopiroxolamina. Las cremas vaginales también pueden utilizarse para el tratamiento de la balanitis candidiásica. En adolescentes y adultos jóvenes afectos de vulvovaginitis o balanitis candidiásica no complicada puede valorarse el tratamiento sistémico con fluconazol.
     
  • Onicomicosis y paroniquia: En general, en los niños se recomienda la combinación de tratamiento antifúngico tópico con tratamiento sistémico. Los fármacos más utilizados son itraconazol, fluconazol y terbinafina. En casos en que la afectación sea inferior al 50% de la uña, sin implicar a la matriz ungueal, y los dedos afectos sean pocos, podría considerarse un tratamiento tópico con laca de ciclopirox olamina al 8%. Además del tratamiento farmacológico, debe valorarse realizar una queratólisis atraumática de la uña con preparados de urea al 20-40%. No se recomienda la extracción quirúrgica por la posibilidad de dañar de forma irreversible la raíz ungueal.

Tiñas 

En el caso de las dermatofitosis superficiales, pueden tratarse eficazmente con antifúngicos tópicos y/o sistémicos. Se dispone de un amplio número de fármacos antifúngicos tópicos y sistémicos para el tratamiento de las dermatofitosis, pertenecientes a las familias de los imidazoles (clotrimazol, miconazol, ketoconazol, econazol, oxiconazol, etc.), de las piridonas (ciclopirox olamina), de los tiocarbamatos (tolnaftato), de los benzofuranos (griseofulvina), de las alilaminas (terbinafina) y de las morolfinas (amorolfina). La elección depende del tipo de tiña y de la condición clínica del paciente.

Particularidades según la presentación clínica:

  • Tiña del cuerpo, inguinal y del pie: los imidazoles, el ciclopiroxolamina y el tolnaftato presentan una eficacia similar en aplicación tópica si la afectación no es muy extensa. La respuesta suele ser buena. En zonas extensas, resistentes al tratamiento local, formas inflamatorias o con afectación del vello: terbibafina oral.
     
  • Tiña del cuero cabelludo: El conocimiento de la epidemiología local es importante, porque el tratamiento antifúngico variará según el predominio de Trichophyton o de Microsporum. Para ello, se recomienda realizar el cultivo en todos los casos. Si se sospecha Trichophyton, el tratamiento de primera elección es la terbinafina oral, y como alternativas podrían usarse itraconazol, fluconazol o griseofulvina oral Cuando se sospeche una infección por Microsporum (contacto con animales, etc.), el tratamiento recomendado es itraconazol o griseofulvina.

    El tratamiento oral debe complementarse con un tratamiento tópico con champús esporicidas, sulfato de selenio 2,5% para disminuir la transmisión y mejorar la curación microbiológica. Si hay mejoría clínica, no son necesarios cultivos de control y es suficiente un examen microscópico directo. Si aún existen hifas y esporas, debe administrarse un nuevo ciclo de tratamiento. En el querion de Celso pueden utilizarse antisépticos locales, como permanganato de potasio al 1/10000, hasta el cese de las secreciones, además de depilar la zona.
     

  • Tiña ungueal: es una dermatofitosis difícil de tratar por la alta incidencia de recaídas y reinfecciones, más frecuentes en los adultos. En general se recomienda el tratamiento por vía oral. Los antifúngicos recomendados son la terbinafina y el itraconazol. Se ha propuesto un tratamiento exclusivamente tópico con ciclopirox olamina en laca si no está afectada la lúnula y la extensión distal de la lesión es menor del 50% en no más de tres dedos, pero la larga duración del tratamiento dificulta su cumplimiento.

    En los adolescentes sí puede plantearse el tratamiento tópico si no está afectada la matriz ungueal, aunque existe riesgo de incumplimiento, recaídas y perpetuación del cuadro por autotransmisión. Debido al lento crecimiento de las uñas, la consideración de curación puede suponer hasta 9-12 meses de observación.
     

  • Pitiriasis versicolor. Los antifúngicos tópicos son el tratamiento de elección, y entre ellos los más utilizados son los azoles tópicos (ketoconazol, fluconazol, miconazol, clotrimazol.), la terbinafina y el ciclopiroxolamina. Existen otros tratamientos antiseborreicos clásicos, incluidos entre los llamados agentes no específicos porque no tienen actividad específica contra el hongo, como el sulfuro de selenio y el piritionato de zinc. En la actualidad no son muy utilizados, pero también pueden ser útiles y eficaces.

Antifúngicos sistémicos. 

Quedan reservados para los casos recurrentes, muy extensos o que no responden al tratamiento tópico. Los fármacos más empleados son el ketoconazol, fluconazol y el itraconazol. La terbinafina oral no está indicada por su falta de eficacia. Debe advertirse al paciente de que la piel puede tardar meses en recuperar su aspecto normal, sobre todo en el caso de las lesiones hipopigmentadas, y que tomar el sol resalta las lesiones porque la piel sana circundante se broncea normalmente.

 

Otros datos

La incidencia de las infecciones por hongos es muy difícil de establecer porque, al no tratarse de enfermedades de declaración obligatoria, no es fácil encontrar estadísticas fiables.

Sin embargo, se puede señalar que la tiña cruris y la tiña pedis son las más frecuentes: cruris representa aproximadamente el 15 por ciento de las infecciones por dermatofitos, y la pedis afecta a entre el 30 y 70 por ciento de los grupos de riesgo.

Ya que los hongos se reproducen por esporas en el aire, la inhalación o el contacto con éstas puede provocar el contagio y, por tanto, la infección suele comenzar en los pulmones o en la piel. 

 

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