ComentarioHasta ahora hemos estado considerando la corrección o legitimidad formal de los razonamientos. Sin embargo, dicha corrección no garantiza su verdad. Recuerda que la verdad o falsedad de un razonamiento o argumento depende de su materia, de los materiales con los que está elaborado, y no simplemente de la forma o disposición de los mismos. Para que un razonamiento sea verdadero, además de estar formalmente bien construido, sus premisas deben ser verdaderas. Es decir, todas sus premisas deben corresponderse o ajustarse a la realidad. Si una de sus premisas es falsa, entonces el razonamiento será falso (aunque su forma sea legítima o correcta).
Sobre la base de un razonamiento formalmente correcto, existen algunas leyes generales, válidas para toda argumentación:
1ª Si el antecedente es verdadero, el consecuente será verdadero.
2ª Si el consecuente es falso, el antecedente es falso.
3ª Si el antecedente es falso, el consecuente puede ser verdadero o falso.
4ª Si el consecuente es verdadero, el antecedente puede ser verdadero o falso.
De estas cuatro reglas, las principales son la 1ª y la 3ª, cuyas formulaciones tradicionales son "ex vero non sequitur nisi verum", y "ex absurdo sequitur quodlibet". Más o menos vienen a decir que "de lo verdadero sólo se sigue lo verdadero" y que "de lo falso o absurdo se puede seguir o concluir cualquier cosa". Son principales porque la 2ª se deduce de la 1ª, y la 4ª de la 3ª.