LA BELLA ÉPOCA

Iglesia de San Francisco en Monterrey Winfield Scott Fondo C.B. Waite/ W. Scott Col. SINAFO. Fototeca Nacional/INAH
El Museo de Historia Mexicana de Monterrey  invita a visitar la muestra “La Bella Época 1890- 1914: Evocación y nostalgia”,  una exposición que reúne fotografías, objetos, indumentaria, audios, mobiliario y ambientaciones que muestran este periodo caracterizado por el progreso y el desarrollo de la ciencia.
“La Bella Época 1890- 1914: Evocación y nostalgia”, es una producción de 3 Museos que incluye más de 200 piezas que permiten dar un panorama de la época.El término Bella Época, derivado del francés Belle Epoque es una expresión que designa al periodo comprendido entre la última década del siglo XIX y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 y remite a una visión nostálgica que embellece el pasado, como una especie de “paraíso perdido” donde imperaba el equilibrio, decoro, orden y seguridad con que vivían los 460 mil habitantes de Europa, quienes con la guerra ingresaron a una era de conflictos violentos, colapso económico y revolución social.
Fotografías estereoscópicas de las exposiciones de arte durante las fiestas del centenario de la Independencia de México Colección Pani Septiembre de 1910 Placa de vidrio Colección Museo de Historia Mexicana
Durante estos años, México fue el arquetipo económico y tecnológico de los países periféricos. Porfirio Díaz se sirvió de la expansión de mercados europeos y estadounidenses para atraer beneficios e innovaciones tecnológicas al país. En ese momento, Monterrey y su zona metropolitana dejaron de ser una región agrícola y ganadera para convertirse en la entidad de mayor desarrollo industrial en América Latina.
La Primera Guerra Mundial y la Revolución Mexicana representaron una lección para quienes la vivieron y sobrevivieron; la pérdida de vidas y bienes, la necesidad de emigrar, para los que pudieron hacerlo; la obligada separación familiar y toda clase de incertidumbres y amenazas eran parte de la vida cotidiana y dejaron huellas profundas e irreparables pérdidas.
La exposición está integrada por cuatro grandes temas: ¿Qué es la bella época?; México y Nuevo León 1880-1910. Panorama general de la Bella Época; La vida pública en Monterrey y La vida privada en Monterrey. La exposición permanecerá en exhibición hasta el 6 de enero del 2014.

¿QUÉ ES LA BELLA ÉPOCA?


En este apartado se describe el contexto internacional que origina la denominación de esta época que impuso nuevos valores a las sociedades europeas, la expansión del imperialismo, el fomento del capitalismo, la preponderancia en la ciencia y el progreso como benefactores de la humanidad.
La prosperidad en que vivía la sociedad, les permitió saber que después del trabajo, aún si ha sido muy arduo, les quedaba un tiempo libre que podía ser aprovechado para el enriquecimiento espiritual, físico o corporal.

A fines del siglo XIX la industria mecanizada se había convertido en la mayor fuerza creadora de la civilización occidental. La función primordial era la de producir una serie de artículos, baratos, estandarizados, lo cual permitió la multiplicación de las fábricas y el número de proletarios urbanos.
Palacio Municipal de Monterrey . Vista General. Winfield Scott Fondo C.B. Waite/ W. Scott Col. SINAFO. Fototeca Pachuca INAH-
La energía mecánica del vapor aseguró transporte regular y barato; la disminución de los fletes del transporte originó, por primera vez en la historia, el mercado y economía mundial, caracterizada por la concentración del capital, la industria, la población y el poderío político, tanto en Europa como en América –especialmente en Estados Unidos– la formación de sociedad por acciones y monopolios centralizaron el control de la vida económica.
Aunque existían grandes problemas y las tensiones sociales internas iban en aumento, la fe en el progreso y la razón era fuerte, la gente creía que su aparato político podía resolver los conflictos, si se le hacían oportunos reajustes. El estallido de esta Primera Guerra Mundial señaló el fin de una época histórica.
Fotografías estereoscópicas de las exposiciones de arte durante las fiestas del centenario de la Independencia de México Colección Pani Septiembre de 1910 Placa de vidrio Colección Museo de Historia Mexicana
PANORAMA GENERAL DE MÉXICO DURANTE LA BELLA ÉPOCA
En México, la Bella Época coincidió con el periodo gubernamental de Porfirio Díaz. Al instaurarse el régimen porfirista se dieron los primeros pasos para industrializar el país, sobre todo en el sector de comunicaciones y transportes. La industria minera renació debido al incremento en la demanda internacional. La introducción y uso generalizado de la electricidad como fuente motriz fue uno de los mayores logros de la administración de Díaz.
Las abundantes materias primas, la mano de obra barata, disponibilidad de medios de transporte, ampliación del mercado interno derivado del aumento de la población y extraordinarias franquicias que otorgaba el gobierno a quienes crearan nuevos centros de producción, fueron algunas de las ventajas para la inversión extranjera.
También en esa época, Nuevo León tuvo una notable transformación económica, particularmente Monterrey, que pasó de ser un simple núcleo mercantil manufacturero a una ciudad industrial que marcaba el pulso económico del noreste, aprovechando su estratégica posición fronteriza que permitía que a través del ferrocarril hubiera fácil acceso a la frontera con Estados Unidos, Golfo de México y Comarca Lagunera.
En ese tiempo, el gobierno de Bernardo Reyes, desplegó una intensa actividad administrativa y de fomento que detonó el desarrollo económico de Nuevo León, mediante exenciones de impuestos y franquicias que propiciaron el posicionamiento de la entidad como primer fabricante nacional de productos de gran demanda: acero, vidrio, cerveza y cemento.
LA VIDA PÚBLICA


La vida pública empieza al abrir la puerta de la casa, al pisar la banqueta, al tomar la calle. La ciudad es el espacio público más completo e integrado, en ella se contiene y justifica todo lo demás: los barrios, los monumentos, las calles, las casas y las plazas.

A finales de 1800, Nuevo León tuvo una notable transformación, particularmente en su capital, Monterrey pasó de ser un simple núcleo mercantil manufacturero a una moderna ciudad industrial que marcaba en buena medida el pulso económico del noreste, aprovechando su estratégica posición geográfica.
A partir de 1880 la sociedad norestense cambio notablemente; un indicador fue la diferencia en la calidad de vida de la población. A Monterrey empezaron a llegar de manera expedita y con precios accesibles productos de farmacia, de aseo personal, químicos y aparatos, además se ofreció energía eléctrica, telégrafo, teléfono, agua potable a domicilio, drenaje público, entre otras comodidades.
Los bancos, comercios, industria, las construcciones de carácter civil dan cuenta del progreso que la ciudad, el espacio público por excelencia, tuvo durante este periodo.
LA VIDA PRIVADA


En México, la definición histórica del espacio privado aparece estrechamente vinculada a la formación del Estado Nacional.
Dos hechos marcaron la vida de los individuos durante la Bella Época: por una parte, el trabajo emigró de los domicilios y se estableció en lugares impersonales regidos por una red formalizada por reglas jurídicas y de convenciones colectivas. El individuo conquistó, por otra parte, en el seno de la familia, el espacio y el tiempo de una vida que a partir de ahora le pertenecía y cuya competencia regía lo relativo a su fortuna, salud, costumbres y religión.
En el porfiriato las familias eran numerosas, las regiomontanas no eran la excepción. En una sociedad donde la familia siguió siendo la célula básica de organización, la unión de los esposos debía ser hecha pública y de igual manera, las élites de la ciudad, hacían del conocimiento los eventos referentes a reafirmarlos en su identidad: bautizos, cumpleaños y aniversarios. En general las familias acaudaladas permanecían estrechamente vinculadas con el campo y las actividades agrarias, pero alternaban esta cotidianeidad con los viajes anuales al resto del país y por supuesto a Europa, destino favorito en esta época.
Durante la Bella Época un importante contraste separaba a las familias adineradas de las populares. Las primeras disponían de espacio: habitaciones de recepción, una cocina y sus anexos para los empleados, un cuarto para cada uno de los miembros de la familia y a menudo algunas habitaciones más; la entrada y los pasillos aseguraban la independencia de estos diferentes espacios.
Sin embargo, a estas mansiones, estaban contrapuestas las viviendas de las clases populares. En efecto, obreros y campesinos se apiñaban en viviendas compuestas por una sola habitación o como mucho por dos.
Respecto a las mujeres, la Revolución Industrial y el expansionismo europeo provocaron, entre  muchas otras cosas, que a mediados de 1800 ellas se empezaran a apoderar de los espacios que se les dejaba o confiaba, y a desarrollar su influencia hasta las puertas mismas del poder.
A finalizar el siglo XIX se inició un lento proceso de generalización del trabajo formal de las mujeres. Si bien es cierto que ellas siempre habían trabajado, sus labores se extendían a las labores domésticas, cuando el espacio familiar se fundía con el obraje, el taller, el comercio o el consultorio. Al separar el espacio laboral del familiar, les quedaron espacios reservados para su educación, su desempeño laboral y en el hogar.
El Museo de Historia Mexicana está ubicado en Dr. Coss 445 Sur Centro, Monterrey, N.L. CP. 64000. Tel. +52(81) 2033 9898
Más información  en http://www.museohistoriamexicana.org.mx/

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