Está considerada como uno de los diez  inventos más importantes de los pasados 125 años. Y si a nadie se le hubiera ocurrido , tal vez el curso de la historia hubiera sido marcadamente diferente. Y es que mucho antes de que exisitera la leche en polvo o la leche UHT, la leche evaporada enlatada, que se comenzó a producir en masa allá para el 1885, fue la responsable de brindar nutrición indispensable a las tropas americanas durante la Guerra Hispanoamericana, así como la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y la Guerra de Corea.

Bien conservada

Luego de muchos intentos, fue un empresario radicado en Illinois, el suizo John Baptist Meÿenberg, quien perfeccionó el procedimiento para preservar la leche sin necesidad de refrigeración. Su logro fue más que bienvenido en una época en que muy pocos poseían neveras. Hasta la fecha, la leche se preservaba añadiéndole azúcar, de ahí que ya desde el 1866 en Suiza se produjera leche condensada endulzada, la misma que aún hoy día usamos para hacer flanes, dulce de leche y otros postres.

Tras múltiples experimentos, Meÿenberg comprobó que si la leche se calentaba a 248°F y se guardaba en un envase sellado al vacío, podía conservarse sin refrigeración ni azúcar. Su invento pronto hizo que la leche evaporada Pet, que durante años fue una de las marcas favoritas en la Isla, se convirtiera en un producto indispensable en todos los hogares.

“Leche de vacas contentas”

Apenas nueve años más tarde, en 1899 E.A. Stuart, dueño de un colmado, cofundó la  Pacific Coast Condensed Milk Company en Kent, Washington, con la intención de también producir leche evaporada en masa.

Curiosamente, el nombre que le dio a su producto -Carnation- lo tomó de una marca de cigarros. Entendiendo que el apelativo de Carnation -que, en español, es la flor del clavel- no pegaba para nada con un producto tabacalero, decidió adoptarlo para su leche enlatada.

La aprobación del público no se hizo esperar y  en 1907 Carnation empezó a usar un lema publicitario que perduró por varias décadas: “Leche de vacas contentas”. El mismo aludía a la alta calidad de la leche que provenía de vacas felices alimentadas con el rico pasto de la costa noroeste de Estados Unidos.

Hoy día, la leche evaporada sigue siendo indispensable en las cocinas de todo el mundo por su perdurabilidad y versatilidad -para confeccionar dese postres hasta guisos-, y casi todos los supermercados tienen sus propias marcas privadas.

Consejos para cocinar con leche evaporada

1. Para sustituirla por leche fresca, mezcla partes iguales de leche evaporada y agua.

2. Para usarla como crema espesa (heavy cream), Carnation recomienda que  viertas la leche evaporada, sin diluir, en una cubeta de hielo. Pon la cubeta en el congelador durante media hora. Enfría las aspas de la mezcladora y el bol en el que batirás la leche. Luego de media hora, echa los cubitos de leche parcialmente congelada en el bol y bate a velocidad alta hasta que  espese.

3. Para hacer tu propia leche evaporada, mezcla 4 1/2 oz de leche en polvo con 8 oz de agua.

4. Nunca dejes que la leche evaporada se congele por completo.

5. Si la leche lleva mucho tiempo en tu alacena, agita bien la lata antes de abrirla.