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DIFICULTAD

La terquedad es mala consejera

TERCO ES AQUEL QUE NO PUEDE FLEXIBILIZAR SU POSICIÓN ANTE SITUACIONES DE LA VIDA DIARIA Y HACE CUMPLIR SU DECISIÓN SOBRE LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS

Juan Carlos es completamente inflexible. Sus familiares, su pareja y sus compañeros de trabajo lo definen como una persona testaruda, incapaz del concenso y hasta complicada, porque no es capaz de valorar las opiniones ajenas y se encierra sólo en aquello que él considera que es correcto. Convivir con una persona como Juan Carlos es difícil, porque la valoración de las opiniones de los demás es vital en la vida de cualquie ser humano. La psicóloga Heidy Camilo, especialista del Centro Vida y Familia, explica que ese tipo de personas son llamadas tercas. Define el término terquedad como “el hecho de que una persona no tenga capacidad de reflibilizar su posición ante situaciones de la vida diaria y haga cumplir su desición por encima de la opinión o deseos de los demás”. PerjuiciosDicen que quien no oye consejos no llega a viejo. Para una persona terca este refrán no significa mucho, pues valora sólo sus decisiones y no tiene en cuenta a nadie más. Camilo comenta que las personas tercas tienen la tendencia a hacer cumplir sus opiniones, “en cualquier discusión sus argumentos son los que deben hacerse notar”. La especialista establece que la terquedad no es igual a la psicorrigidez. En la primera se defiende una postura sin admitir objeciones. El psicorrígido, en cambio, es siempre perfeccionista. EL MAYOR RETO PARA LOS DEMÁSEl mayor reto de convivir con una persona terca lo tienen sus familiares, amigos y relacionados. Según Camilo, estas personas tienen el gran reto de hacer a esta persona consciente de que su opinión o posición no debe estar por encima de la de nadie. Los más influyentes en este tipo de personas son los que significan algo para ellas. La terquedad se evita al empezar la crianzaLa terquedad es una cualidad esencialmente negativa que si bien puede estar relacionada con el carácter de cada persona, tiene una importante relación con la crianza. Un ambiente de consenso en el hogar, donde se enseñe a los niños la importancia de validar las opiniones ajenas en torno a las decisiones que deben tomar puede crear en el futuro un adulto que valore la opinión ajena a la hora de decidir aspectos relevantes de su vida. “En la crianza de los niños y las niñas es vital enseñarles que los demás también son importantes. Se les debe mostrar la flexibilidad como una virtud y no un signo de debilidad”, apunta la psicóloga Heydi Camilo, experta del Centro Vida y Familia Ana Simó. Por esa razón es vital que los padres estén siempre pendientes, con el consejo a tiempo en cada situación que se pueda presentar. AyudaEs muy importante para los padres enfocarse y saber que la crianza es el laboratorio donde se forman los hombres y mujeres del mañana. Evitar la terquedad en un futuro dependerá mucho de no inyectarles a los hijos “el síndrome de príncipes o princesas”, es decir, darles a entender a sus pequeños que son únicos y que los demás están por debajo de ellos.Ayudarles de esta manera y mantenerles los pies en la tierra prevendrá que, en un futuro, haya hombres y mujeres que sigan sólo sus propios consejos a la hora de enfrentar las dificultades en su vida. Camilo aconseja recordar que “la sociedad no perdona a las personas tercas”, y que su conducta es vista, más que una virtud relacionada con la seguridad a la hora de conseguir las metas, como algo negativo donde en muchas ocasiones se avasallan los derechos de los demás. TRATAMIENTOS PARA ESTAS PERSONASPreguntamos a Heydi Camilo ¿Cómo es posible manejar en la terapia psicológica a personas tercas? “En terapia hacemos conscientes a las personas tercas de que su modo de conducirse en la vida es una muestra de miedo a la aceptación de las opiniones de los demás y que en muchas ocasiones tienen miedo a verse como personas débiles de carácter”, responde la experta.Advierte que estas personas tienen distinto tipo de manejo en distintos ambientes. Por ejemplo, en el ambiente laboral es preciso que los jefes y compañeros de trabajo aprendan que deben poner límites adecuados, “es decir, hacer consciente a la persona de que la escuchamos pero no aceptamos su posición tan cerrada”. Esta posición, algo rígida de los demás, puede ayudar al otro a flexibilizarse. Según Camilo, también es importante que una persona terca, de modo individual, comience a cambiar esa forma de ser. Para ello debe hacer un ejercicio de conciencia donde la persona indague qué es lo que hace que no pueda ser flexible ante otros; además, debe permitirse aceptar la opinión de los demás aunque a veces esto no le guste, advierte la psicóloga.

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