La década del 80 fue importante para estas fiestas, pues la migración provinciana ya se sentía en la capital. (Foto: Archivo histórico El Comercio)
La década del 80 fue importante para estas fiestas, pues la migración provinciana ya se sentía en la capital. (Foto: Archivo histórico El Comercio)

Por Kenyi Coba

El carnaval es sinónimos de ritmo, color y alegría; y hay un evento que reúne todas estas características. La yunza, esa tradición andina que hasta mediados de los años 90 contagió de felicidad a los limeños al danzar alrededor de un árbol cargador de regalos, hoy está casi desaparecida en la conocida ‘Ciudad de los Reyes’.

El distrito del Rímac fue el escenario principal de las grandes yunzas que se organizaban en la capital. El desaparecido Club de Tiro y el escondido Club Internacional Revólver (al final de la alameda de Los Descalzos) eran los lugares favoritos para estos eventos colmados el júbilo.

“En la década de los 80 era muy común ver las yunzas en los clubes de Tiro y Revólver, donde se desarrollaban estos espectáculos gigantescos. Muy probable por el gran espacio que tenían, pero muchas personas asistían y no se iban hasta que el árbol sea derrumbado. Eso sí, una orquesta folclórica era la encargada de hacerlos bailar”, cuenta el historiador Marco Antonio Capristán.

Pero, ¿cómo la pacata Lima logró ser conquistada por la yunza? El investigador señala que esto se debió a la migración que comenzó en los hippies años 70, cuando nuestros compatriotas del ande llegaron con muchos sueños de superación y sus costumbres.

“Al ser una tradición provinciana y Lima comenzó a poblarse de peruanos del interior del país, ellos trajeron sus costumbres. Poco a poco se hicieron conocidas hasta que fueron populares con el pasar del tiempo y en distintos puntos de la ciudad”, afirma el también fundador de , un portal de Facebook que se encarga de revivir la historia de nuestra capital.

Chicos y grandes participaban de estos eventos, donde la alegría estaba asegurada. En la imagen, guapas limeñas de comienzos de los años 80 trataban de derrumbar la yunza. (Foto: Archivo histórico El Comercio)
Chicos y grandes participaban de estos eventos, donde la alegría estaba asegurada. En la imagen, guapas limeñas de comienzos de los años 80 trataban de derrumbar la yunza. (Foto: Archivo histórico El Comercio)

Pasaron los años y poco a poco los coloridos árboles de la yunza dejaron de sembrarse, con frecuencia en Lima, pues en los 90 otras tradiciones aparecieron y el gusto popular migró hacia las modas extranjeras, incluso varios distritos capitalinos empezaron a multar estas celebraciones al considerarlos como devastadoras de nuestra flora, pero sobre todo al considerarlas como un peligro para los asistentes.

Hasta la fecha, son cuatro comunas limeñas que sancionan y prohíben la organización de yunzas. Ellas son El Agustino, Comas, Breña e Independencia, donde los autores de estas fiestas podrían pagar multas de hasta 4 mil 150 soles por infringir la medida.

Según las comunas de los citados distritos, decidieron prohibir estas fiestas por los disturbios y hechos delincuenciales que, muchas veces, dejan al finalizar el también conocido ‘corta monte’.

Hoy es algo extraño ver una yunza en Lima, pero todavía hay zonas (Huachipa, Chaclacayo, Chosica o Ate) dónde se danza alrededor de un árbol adornado hasta con dinero al que la periodista e investigadora, Sonaly Tuesta, califica como una expresión de "camaradería".

“Una yunza es unión, alegría y compartir entre todos los presentes quienes colaboran con el ‘padrino’ (organizador) para que todo salga bien y el árbol tenga todos los regalos posibles. Todo es un acto de camaradería”, cuenta la presentadora del programa de Tv Perú, "Costumbres".

Sin algarabía, alegría, júbilo y compartir una yunza no se podía realizar y los organizadores de esta fiesta, a mediados de la década del 80, lo sabían muy bien. (Foto: Archivo histórico El Comercio)
Sin algarabía, alegría, júbilo y compartir una yunza no se podía realizar y los organizadores de esta fiesta, a mediados de la década del 80, lo sabían muy bien. (Foto: Archivo histórico El Comercio)

Y si pensamos que solo estos eventos son originarios de la sierra, estamos equivocados pues en la selva también se desarrollan las famosas ‘umishas’, donde los asistentes no danzan al ritmo de saxos como en la sierra, sino lo hacen movidos por flautas y tambores. Toda una fiesta en las cercanías del Amazonas.

“La unión es la base de la yunza, umisha, corta monte o como sea conocida en la región que se lleve a cabo. Si no está presente (la unión), no se puede hacer. Eso sí, la música es un componente principal de esta fiesta”, relata la también ganadora del premio Luces 2018 en la categoría Mejor programa cultural (Costumbres).

Pero preparar una yunza no es tarea sencilla, pues la búsqueda del árbol elegido es todo un trabajo minucioso. Así lo describe Juan Donaire Vizarreta en su libro Campiña Iqueña. Aspectos folklóricos, de 1941, donde señala que este debe cumplir algunos requisitos.

“Quienes tienen a cargo preparar la yunza, dos o tres días antes de que se realice la fiesta, van a la chacra en busca de un árbol apropiado para tal caso; que tenga el tronco grueso y tupido follaje. Generalmente utilizan el sauce, algunas veces el cinamomo y muy rara vez otra clase de árboles. Seleccionado el que servirá de yunza, lo arrancan a raíz”, afirma en la publicación.

Ya obtenido el ejemplar, este es sembrado en el lugar escogido con los múltiples regalos que pueden ir desde un simple matamoscas hasta baldes con importantes sumas de dinero ocultas en ellos y así  esperar a los asistentes de la fiesta, que, con hacha en mano, realizan decenas de cortes para que sea tumbado.

Así es la yunza, un evento provinciano que logró colorear de júbilo aquellos sombríos años 80 en la capital y que poco a poco viene desapareciendo pero podemos verla a escala pequeña.

“Las generaciones futuras de los primeros migrantes ya se sienten limeños y poco a poco van perdiendo sus costumbres para ir adoptando otras”, añade Capristán. 

La yunza en el siglo XXI 

Cabe señalar que en el siglo XXI la yunza fue protagonista de dos famosos spots televisivos, donde tuvo parte importante en la breve historia comercial que los publicistas quisieron contarnos.

El primero fue en 2012, año en que una conocida marca de cerveza lanzó una campaña que daba a conocer las distintas formas de celebrar el verano en el Perú. 

Bajo el título de 'Verano Wanka', se mostró una celebración huancaína donde decenas de compatriotas zapateaban alrededor de la yunza.

Una fiesta que fue musicalizada por la cantante folclórica Lucero del Alba (la cantante que sale en el anuncio televisivo), con la frase “en el cortamonte todo es amor”.

Ese mismo año y miles de kilómetros de distancia, la fría ciudad de Loreto, Italia, fue escenario de la campaña nacional de la Marca Perú donde distintos exponentes de nuestra amazonía llegaron para darles a conocer las maravillas la selva a los ‘charapas italianos’.

El spot tiene como eje central la plaza de armas de la ciudad, donde se colocó una umisha y todos bailaron alegremente al sonido de la cumbia amazónica. Una verdadera joya audiovisual.

“La yunza, símbolo de costumbres añejas, de festejos tradicionales, cuyo comienzo se pierde a través de la leyenda para equipararla únicamente a las fiestas que alrededor de sus víctimas, realizan los pueblos primitivos o las tribus salvajes; es la yunza un rito ancestral en el que campesinos zapatean y ejecutan danzas rítmicas al son de viejos cantares dando vueltas a un árbol clavado exprofesamente”, escribió el literato iqueño Donaire Vizarreta en su citado libro.

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