Es lo común. En una conversación de mujeres casadas no pasan desapercibidas ciertas palabras, como menstruación, anticonceptivos, hijos o cuernos. Allí se habla de todo. De las deudas, las vecinas, la cocina, en fin, de todo un poco. Aunque últimamente en cada portal, cada tarde de bingo o una simple reunión, las “grillas” consumen horas de conversación.
Es la palabra del momento. Aparece en los periódicos y programas de farándula. Es que sin duda las “grillas” están de moda.
Tanto, que hasta página de Facebook tienen. Aunque lo más importante es que cuentan con sus propios mandamientos.
Emerlina Vélez, estudiante universitaria, dice que la primera vez que escuchó esa palabra fue en un programa radial. “Estaban hablando de todo un poco, y en eso tocaron el tema de las “grillas”, me pareció raro, pero después supe de qué se trataba”, indicó.
“‘Grillas’ son aquellas damas brinquillas, a quienes sólo les importa salir con hombres que las mantengan bien, no importa si son casados o no. Sólo les interesa tener su dinero en su cuenta y andar en carros de moda”, comentó en una entrevista a un medio impreso “Oveja Negra”, artista que junto a Ronny Jay les dedicó una canción.
Cristhian Cedeño, alumno de Psicología, cuenta que esta palabra se dijo por primera vez en Colombia. Él la escuchó en el 2006 en la novela “El Cartel de los Sapos”.
En un nota publicada en la revista “Vanguardia”, se dice que “grilla” es un nuevo término nacido en Colombia que busca denominar a esa amiga parrandera que, ni corta ni perezosa, acepta cualquier invitación a salir. Ella aparenta estar feliz y sentirse bien con la atención que despierta, pero en realidad necesita sentirse aprobada.
La “Grilla” sale, baila, sirve de pareja y disfruta cada fiesta, por lo menos en apariencia. Pero, cuando la diversión termina, lo que queda es un sentimiento de vacío.
La semana pasada, en un diálogo de cuatro mujeres, se tocó el tema de las “grillas”. Una de ellas decía que esa palabra le parecía muy sutil para nombrar a aquellas mujeres que les encanta andar con hombres ajenos, mientras la otra apenas alcanzó a describir lo que pensaba de la palabra: “Creo que así les dicen a esas manes que andan con uno y con otro, ¿verdad?”.
Otra señora, de unos cincuenta años, respondía con rostro de ironía: “Ay, mija, en mis tiempos no les decíamos ‘grillas’, allí las llamábamos por su nombre, zo... es lo que son”, indicó.
Aun así, odiadas por unos y queridas por otros, no cabe duda que las “grillas” están de moda.