ebherencia
Contenido Información

Categories


Authors

Lecciones de la Historia de Jonás

Lecciones de la Historia de Jonás

Tal vez tus padres o maestros de escuela dominical te habrán enseñado la historia de Jonás. Esta historia se encuentra en el libro del Antiguo Testamento que lleva el nombre de “Jonás”, un profeta obstinado a quien Dios tuvo que enseñar algunas lecciones duras.

Había una gran ciudad en Asiria llamada Nínive. La gente de Nínive era muy mala, así que Dios decidió destruir tal ciudad. Pero ya que Dios es amor (1 Juan 4:8), mandó a Jonás a advertir a la gente de Nínive de la sentencia divina y amonestar al arrepentimiento para obtener la misericordia y perdón divino (Jonás 1).

Se pensaría que este profeta hubiera obedecido rápidamente a Dios, pero Jonás no lo hizo. Él tomó un barco que partía para Tarsis con el fin de huir de la presencia y mandamiento de Dios. Jonás no quería llevar ningún mensaje de arrepentimiento a Nínive ya que él pensaba que tal pueblo malo merecía ser destruido sin advertencia.

Debido a su desobediencia, una gran tormenta se levantó en medio del mar, tanto que el capitán del barco no pudo controlarlo. Temiendo a la muerte, todos en el barco comenzaron a clamar a sus dioses por protección, pero la tormenta se hacía aún más fuerte.

Durante toda esa confusión, Jonás estaba durmiendo. El patrón de la nave le despertó, y después de enterarse que Jonás estaba huyendo de Dios, le preguntaron qué hacer. Jonás les dijo que le arrojaran al mar y así el mar se calmaría. Los tripulantes no quisieron hacerlo, pero después de mucho esfuerzo sin ningún resultado y un mar más violento, decidieron hacerlo.

Jonás era tan obstinado y sentía tanto desprecio por la gente de Nínive que incluso no le importó morir en el mar, pero Dios tenía otros planes. Él preparó un gran pez para “tragar” a Jonás. Dios también amaba a Jonás, y esta fue una oportunidad para que él se arrepintiera. Jonás pasó tres días y tres noches en el vientre del gran pez, y finalmente oró a Dios y se arrepintió. Dios escuchó la oración de Jonás y mandó al pez a “vomitarlo” en la orilla (Jonás 2).

Jonás luego fue y predicó en Nínive. Los ciudadanos de Nínive, incluyendo su rey, se arrepintieron, y Dios les perdonó y no destruyó su ciudad (Jonás 3).

En vez de alegrarse del gran resultado positivo de su predicación, Jonás se molestó grandemente. Dios le tuvo que enseñar una nueva lección en cuanto a su compasión por las muchas almas en ese pueblo (Jonás 4).

¿Qué podemos aprender de la historia de Jonás?

  1. Cuando Dios nos manda hacer algo, debemos obedecer. Él conoce nuestra mente y corazón, y sabe si obedecemos con disposición. Dios conoce y ve todo, y no podemos escapar de Él, como Jonás no pudo hacerlo.

  2. Nuestra desobediencia puede causar sufrimiento no solamente a nosotros, sino también a otros. Todos los tripulantes del barco sufrieron desesperación y angustia, e incluso sus propias vidas estuvieron en peligro debido al pecado de Jonás.

  3. La desobediencia siempre conlleva consecuencias negativas. Jonás fue echado al mar y terminó en el vientre de un gran pez. La desobediencia a Dios no solamente tiene consecuencias presentes, sino también eternas.

  4. Dios nos ama—sin importar lo que hayamos hecho. Él perdonó la vida a Jonás al preservarlo en el gran pez, y le dio una nueva oportunidad de hacer su voluntad.

  5. Dios escucha nuestras oraciones. Él escuchó la oración de Jonás, incluso desde lo profundo del mar. Él escucha también las nuestras.

  6. Si queremos hacer lo bueno, debemos corregir nuestros errores y hacer lo que Dios manda. Jonás hizo eso al predicar el arrepentimiento en la ciudad de Nínive.

  7. Dios es misericordioso. Él no quiere que incluso los malos se pierdan, así que dio oportunidad de salvación a la gente impía de Nínive.

Jonás pudo no haber aprendido las lecciones de su propia historia, pero nosotros debemos aprender a escuchar y obedecer a Dios con decisión.

Todos Necesitamos Metas

Todos Necesitamos Metas

“¿Recuerdas Cuando…?”

“¿Recuerdas Cuando…?”