La belleza de la mujer

Cuando Dios creó los cielos y la tierra se maravilló de su creación viendo a su alrededor que todo era “bueno”. Solo una vez Dios determinó que el diseño de algo no era bueno. Sucedió antes de crear a la mujer. Dios dijo que “no era bueno” para el hombre que esté solo (Génesis 2:18). Algo faltaba. El diseño estaba incompleto. Sin la mujer, no habría historia ni nadie para leerla. Toda la creación, incluyendo al hombre y la mujer, fue diseñada para exhibir la belleza de la gloria de Dios. El concepto de una mujer bella ha sido distorsionado en esta cultura. Un reporte de YWCA concluyó el año pasado que las mujeres americanas gastan 7 billones de dólares en cosméticos y productos de belleza. ¿Es la búsqueda de la belleza algo malo? Claro que no. Dios aprecia la belleza y nos ha creado para anhelar y apreciar la belleza. El problema radica en no entender la verdadera belleza según el diseño de Dios. La Biblia dice que la belleza de la mujer debe ser primeramente “la interna, de corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Pedro 3:4). No quiere decir que a ella no le interesa vestir bien o lucir bien, sino que según este pasaje, la mujer debe enfocarse más en aquello que permanece. Cuando se trata de belleza, ella debe anhelar ataviarse para reflejar el carácter de su Creador de modo que exhibir su belleza (la del Creador) es más importante y deseable que ir en búsqueda de la belleza del mundo. Una mujer con un espíritu afable es tierna pero su suavidad tiene carácter y determinación para responder apropiadamente y decir sí a lo correcto y no a lo incorrecto. Nuestra cultura nos hace creer que una mujer afable es débil y no tiene personalidad propia. Afable significa apoyarse de Dios y no en nuestra propia fuerza para defendernos y manipular las cosas para que salgan como queremos. Un segundo aspecto de la belleza de la mujer es un espíritu apacible que significa callado. Cuando la Biblia habla de apacible no se refiere a la ausencia de hablar. Callada describe una actitud de calma, serenidad y tranquilidad. Es permanecer quieta, firme y en paz. Un espíritu apacible es lo contrario de estar ansiosa, angustiada y afanada. Un tercer aspecto de la belleza interna de la mujer es su inclinación a ser sumisa. Dios creo a la mujer con la disposición de responder positivamente a ser dirigida. La belleza de la mujer se exhibe con una actitud que respeta a los demás y estima la línea de mando de la autoridad establecida por Dios. Una mujer apacible responde como María cuando dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38). En contraste, Proverbios 9:13 menciona a la mujer obstinada que tiene una mentalidad que dice: “nadie tiene que decirme lo que tengo que hacer”. Favor responder a esta evaluación personal. ¿Qué te atrae más: la belleza del mundo o la de Cristo? ¿Embellecer tu rostro o embellecer tu corazón? ¿Vestirte con ropa fina o vestirte de pureza? ¿Escoger accesorios bonitos o adornarte con un espíritu afable y apacible? ¿Exhibir tu belleza o exhibir Su belleza? ¿Querer verte bien o querer hacer el bien? ¿Estudiar lo último en diseño de modas o estudiar el libro de modas de Dios, la Biblia? ¿Quieres que un maquillista profesional te maquille o quieres que la gracia y la virtud de Dios te embellezcan como dice Proverbios 31:30?