Por lo general, a todos nos gusta recibir invitaciones, siempre que sea por placer y no por compromiso. Sin embargo, lo que no suele hacer tanta ilusión es ver rotuladas las palabras dress code en ellas, es decir, que especifiquen un código de vestimenta. Hace unos años, las normas estaban claras y no había posibilidad de error : esmoquin si la cita era de noche, traje si era de mañana y frac si se celebraba una gala de postín. Pero ahora las cosas han cambiado.
Las reglas en el vestir se han relajado tanto que ahora es complicado descifrar el combo de palabras que especifican qué esperan de tu look: smart casual, casual chic, business casual... Y lo peor de todo es que ya no quedan únicamente asociadas a la fiestas, sino que comienzan a trasladarse a oficinas con códigos de vestimenta menos rígidos. ¿Cómo se supone que debemos vestir si nos piden algo casual? ¿Qué demonios significa la palabrita?
Una buena forma de empezar es buscar en el diccionario: “Que sucede por casualidad”. No es un mal comienzo. Vestir casual supone vestir de manera relajada, es decir, sin la formalidad de un traje. Esto tampoco significa que podamos ponernos el chándal. El resultado final debe ser un look de esos que consigues sin esfuerzo, como por casualidad, como de haber cogido un par de prendas del armario y haber acertado de lleno. Una mezcla entre lo formal del traje con corbata y lo relajado de unos vaqueros.
Una vez acotado el rango, veamos las posibilidades. Podemos ir desde un traje sin corbata (combinado con zapatos o zapatillas) a un blazer con vaqueros oscuros, pasando por un spezzato o combinado de americana con pantalón sastre. Todo dependerá del nivel de formalidad –dentro de la informalidad que supone una situación casual– del evento en cuestión. La decisión final dependerá de ti.
No siempre tendrás que rematar con una camisa y, por supuesto, olvida la corbata. Echa también mano de polos de punto (más formales que los clásicos de piqué) y de jerséis de cuello redondo o alto para utilizarlos como sustitutos de la camisa. Con ellos conseguirás relajar el look sin perder el punto sofisticado.
A los pies, zapatos de cordones (preferiblemente unos Oxford, que pegan con todo), botas Chelsea o zapatillas bonitas. Esto es lo que significa vestir casual: un término medio entre el traje y tus looks con sudadera del fin de semana.
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