No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas.
Como un novicio dócil, audaz como un marino, sumiso como un mártir, altivo como un rey, creyente sincerísimo, de buena fe cristiano y alerta siempre y siervo tenaz de su deber, para cumplir su sino, para alcanzar su empresa y en sus tribulaciones para encontrar sostén, buscó en la cruz amparo y pan pidió al convento; consejo pidió al monje, se confesó con él, con firme fe en sí mismo y en Dios con la esperanza, ceder no quiso un ápice ni paso atrás volver.
“No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo.”
Treinta años más tarde (1625) el rey don Felipe IV man- dó á México, con el carácter de virrey, á don Rodrigo Pa- clieco y Osorio, marqués de Cerralvo, recomendándole muy mucho que recogiese y enviase á España las obras escritas por el Venerable siervo de Dios Gregorio López, de cuya beati- ficación y canonización se ocupó con empeño aquel monarca, según lo testifican una carta que dirigió á Urbano VIII, otra al marqués de Castel-Rodrigo, embajador de España en Ro- ma, y otra al cardenal Barberino, deudo del Pontífice, docu- mentos fechados en Mayo de 1636, y que á la vista tenemos.
Pero el pueblo, que toma apego á todo lo fan- tástico y romancesco, no se da por vencido ante tal argumen- to, y responde culpando á los biógrafos del siervo de Dios de haber adelantado en seis años la llegada del personaje á Veracruz.
Y se puso a hablarles en parábolas: Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó. 2. Envió un
siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. 3.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Ellos le echaron mano y le prendieron. 47. Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al
siervo del Sumo Sacerdote, y le llevó la oreja. 48.
La Biblia (Nuevo Testamento)
El siervo de la gleba se vio exaltado a miembro del municipio sin salir de la servidumbre, como el villano convertido en burgués bajo el yugo del absolutismo feudal.
Por tanto, cuando obra según la razón, actúa en virtud de un impulso propio y de acuerdo con su naturaleza, en lo cual consiste precisamente la libertad; pero cuando peca, obra al margen de la razón, y actúa entonces lo mismo que si fuese movido por otro y estuviese sometido al domimo ajeno; y por esto, el que comete el pecado es siervo del pecado»(4).
Dicen sus biógrafos, el padre Francisco Losa y el licen- ciado Luis Muñoz, que el siervo de Dios Gregorio López es- cribió sobre Cosmografía, Historia, Medicina, Agricultura y otros ramos, del saber humano; y, aunque alguno de sus libros pudiera hallarse á nuestro alcance, no son el sabio ni las producciones de su ingenio los que hoy nos impulsan á bo- rronar cuartillas.
¿No es una bella persona?” Dirás. Lo es, pero el bello este ni siervo tiene ni arca. Esto tú cuanto quieras desdeña y atenúa: y ni siervo aun así él tiene, ni arca.
Por supuesto que, en los dos libros Vida del Siervo de Dios, (y que en la Biblioteca de Lima se encuentran), se ocupan largamente los devotos biógrafos de las luchas que su héroe sostuvo contra las tentaciones del demonio, de las visitas con que los ángeles lo favorecieron, de su ascetismo y p eniten- cia, del cómo hizo la conversión de grandísimos pecadores, de lo« infinitos milagros que practicó antes y después de su muerte, y por fin aseguran que tuvo ciencia infusa, lo que es mucho asegurar.