zorzal

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zorzal

(Voz onomatopéyica que imita el canto de este pájaro.)
1. s. m. ZOOLOGÍA Ave paseriforme túrdida, de color pardo azul o gris, de formas esbeltas y canto melodioso. tordo
2. Hombre astuto y sagaz. zorro
3. la zorzal Chile vulgar Papanatas, hombre simple al que se engaña con facilidad.
4. zorzal marino ZOOLOGÍA Pez acantopterigio lábrido, de color oscuro, cabeza grande y lisa, hocico puntiagudo y labios abultados que abunda en los mares de la península Ibérica. budión
NOTA: Nombre científico: (Symphodus doderleini.)
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

zorzal

 
m. zool. Nombre común de numerosas aves del orden paseriformes (géneros Turdus y Cathanus), de pico fino y cola cuadrada.
zorzal común Ave paseriforme (Turdus philomelus), de dorso pardo y pecho mo teado.
zorzal malvis Ave paseriforme (Turdus iliacus), que se distingue del común por una lista superciliar de color crema y flancos listados.
fig.Hombre astuto y sagaz.
(Amér.) Papanatas.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Sinónimos
Traducciones

zorzal

Drossel, Krammetsvogel, Weindrossel

zorzal

thrush

zorzal

grive

zorzal

鹅口疮

zorzal

鵝口瘡

zorzal

아구창

zorzal

SM
1. (= ave) → thrush
2. (= hombre listo) → shrewd man; (= hombre taimado) → sly fellow
3. (Cono Sur) (= tonto) → simpleton; (= inocente) → dupe, naïve person
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Y después de haber contemplado el panorama penetren los que nos siguen en la venta de San Cayetano, no sin quitarse antes el sombrero ante la imagen del Santo encerrada en una tosca hornacina; saluden a la ventera, una cuarentona renegrida por el sol y picardeada por sus tratos y contratos con la arriería andante; al ventero, un hombrecillo todo nervios y marrullerías, de solapado sonreír y de mirar malicioso, y como nunca por cortés condenóse ningún nacido, saluden también con un «A la paz de Dios, señores» a los en la venta congregados por la sed y por el cansancio, y oigan tras los saludos de rúbrica entre gente bien nacida, lo que dice el señor Antón el Zorzales al reanudar la interrumpida conversación...
Y, endispués de decir esto, se fue pa el Zamora, alevantó el retaco, cogío por el cañón, y ¡vaya si tiée duros los cascos el Zamora, caballeros! -¿Y qué jué lo que jizo el Zamora, tío Zorzales?
Este gracioso posee mil habilidades: caza zorzales con silbato y percha, y jilgueros con liga ó red, y pesca anguilas metiéndose en los charcos y arroyos y cogiéndolas con la mano.
Y si nuestros lectores quisieran tener más noticias de Cristóbal el Mulete y de la Niña del Romero, ya procuraremos llevarlos de nuevo otro día a la venta de San Cayetano para que puedan preguntarle por los dos al tío Antón el Zorzales.
Arrojó el Zorzales la azada en la tierra removida recientemente y sentose cejijunto y sombrío sobre una de las desigualdades del terreno, reflejando en su rostro la terrible lucha que libraban en su corazón, de una parte, su conciencia, y, de otra, las razones con que pretendía acallar su voz inflexible y acusadora y -¡Güeno!
Algunas gotas de frío sudor surcaron la frente del Zorzales, y tirando, al pensar esto, violentamente el cigarro que fumaba, echose al hombro la chaqueta y la azada y se encaminó hacia su hogar, abrumado, más que por el peso de los años, por uno misterioso que angustiábale el corazón y llenábale de sombras el pensamiento.
-Ni pío; de los que han platicao ha sío del Gaspacho y del Veneno, a los que, según parece, han arrecogío, pero tocante al Zorzales no deben haberle jechao mano, poique si no no se hubieran dejao de icillo, ¡que apenicas le gusta farolar al tiniente Mendiola!
Los ojos del Zorzales centellearon de amor y tras algunos momentos de silencio, murmuró con voz sorda: -Pos lo que más me duele de to es no saber si se ha puesto u no más peorsilla con la pícara noticia.
Y ya empezaban a asomar en el pálido horizonte algunas estrellas cuando exclamó el señor Frasco el Zorzales con acento de súplica: -Chiquilla, por los ojitos e tu cara, que ya van más de dos mil millones y ya me duele jasta el corazón, a pesar de que, como dice la copla, ::Mismamente dos panales ::tiée mi niña por mejillas, ::llenos de miel de rosales.
-Pero si es que pa que ella no haiga vinío sin que naide vaya por ella en los doce o catorce días que llevo aquí, sa menester que esté pa que la embarzamen la probetica mía e mi corazón -dijo con voz reconcentrada el Zorzales.
La señora Pepa no se opuso, como otras veces; ya tenía ella noticias de la gravedad de Rosalía, no ignoraba que ésta pedía a gritos no morir sin volver a ver al hombre querido, y comprendiendo que no debía oponerse a satisfacer aquel legítimo deseo de una moribunda, salió de la estancia, regresando a poco con el airoso traje andaluz del Zorzales, al que preguntó: -¿Y cómo vas a dir tú andando dende aquí al pueblo, siendo ésta la primera vez que te alevantas?
El Zorzales había querido acompañar los restos de la mujer amada hasta el lugar de su eterno descanso, y vestido con el traje corto de luto y rodeado de sus más íntimos camaradas, siguió tras los que conducían la caja al cementerio, casi colgado en la florida falda de una colina donde las cruces de madera aparecían engalanadas de flores y trepadoras, fulgiendo como faldellines de ricos verdores bajo el intensísimo azul del cielo.