Los primeros agricultores de América vivieron en el suroeste de Ecuador hace unos 10.000 o 12.000 años,  y cultivaban zapallos y jícaros, según sugiere un estudio que publicó ayer la revista estadounidense Science.

Las investigaciones determinaron que algunos restos de calabacines cultivados en la península de Santa Elena, en Ecuador, son más antiguos que los cultivos más tempranos en Mesoamérica, donde hasta ahora se pensaba que había tenido origen la agricultura americana.

Los estudios fueron realizados por Dolores Piperno, del Instituto Smisthsonian de Investigación Tropical en Balboa (Panamá), y Karen Stothertz, de la Universidad de Texas (EE.UU.).

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La transición de una economía de recolección y caza a otra basada en el cultivo de plantas es uno de los pasajes más importantes en la prehistoria humana, y la ubicación de los primeros lugares donde ocurrió ese cambio es el centro de muchas investigaciones científicas.

Hasta ahora, la mayoría de los investigadores trabajaban sobre la hipótesis de que la siembra de plantas comenzó en el continente en las tierras altas de América Central hace 9.000 o 10.000 años.

Piperno y Stothertz emplearon la técnica de cálculo de antigüedad con carbono 14 en fitolitos, o cristales microscópicos de las cáscaras de frutas de plantas cucurbitáceas. Aunque las semillas, madera, cáscaras y tallos no se conservan bien en los suelos de esa región ecuatoriana, los cristales silíceos sí perduran más en los ambientes húmedos.

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Se comparó el tamaño de los cristales de las cáscaras tomados en los sitios arqueológicos con los fitolitos de especímenes modernos, domesticados y silvestres, para determinar cuándo ocurrió la transición.

Restos de zapallos de 12.000 años
WASHINGTON EFE
Las semillas de cucurbitácea son ricas en aceite y proteína y, según Dolores Piperno y Karen Stothertz, los recolectores tardíos y agricultores tempranos las apreciaban mucho.

Las variedades modernas de una de estas especies, la Cucurbita moshata, crecen con una pulpa abundante y densa que se usa en los pasteles de calabaza.

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Los análisis de laboratorio de los fitolitos, que tienen una lontigud media de 82 a 86 micras (0,082 a 0,086 milímetros), determinaron que los restos de jícaros y zapallos databan de entre 10.000 y 12.000 años atrás.

Las semillas de cucurbitácea son ricas en aceite y proteína y, según Dolores Piperno y Karen Stothertz, los recolectores tardíos y agricultores tempranos las apreciaban mucho.
Las variedades modernas de una de estas especies, la Cucurbita moshata, crecen con una pulpa abundante y densa que se usa en los pasteles de calabaza.
Los análisis de laboratorio de los fitolitos, que tienen una lontigud media de 82 a 86 micras (0,082 a 0,086 milímetros), determinaron que los restos de jícaros y zapallos databan de entre 10.000 y 12.000 años atrás.