Si eres de las personas que despierta con la boca amarga y/o seca, esto podría ser más grave de lo que piensas, ya que expondría un síntoma de una o varias enfermedades graves. A pesar de que se atribuye a la sed la razón más común por la que alguien despierta con la boca seca y amarga, esto es en parte un mito, ya que detrás de estos extraños síntomas se podrían esconder enfermedades como el VIH, la diabetes o malestares hepáticos. La sensación de boca seca se denomina xerostomía, y surge cuando las glándulas salivales dejan de producir suficiente saliva para la boca, algo que se atribuye al envejecimiento, pero se presenta en trastornos como el síndrome de Sjögren, que daña al sistema inmunológico. La hepatitis, cirrosis o el hígado graso, al impedir el correcto funcionamiento del hígado, provocan que el cuerpo acumule altas cantidades de amoníaco, una sustancia tóxica que se elimina normalmente por el sudor y la orina, pero altera el sentido del gusto y genera una sensación a sabor amargo.

VIH y SIDA

El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), causan sequedad crónica en la boca, además de gingivitis, periodontitis, aftas bucales y caries, entre otros padecimientos, trayendo a nuestro cuerpo dolores y molestias.

La diabetes

Por otra parte, esta enfermedad tiene entre sus síntomas la sequedad de la boca, que también puede presentarse por un efecto secundario de los medicamentos o altos niveles de glucosa. Trae un sabor amargo y la sequedad, además del desarrollo de una neuropatía diabética.

Insuficiencia Renal Crónica (ERC)

El sabor metálico en la boca podría ser una manifestación de una insuficiencia renal crónica, ya que al acumular desechos y/o toxinas en la sangre, altera los sabores de los alimentos ocasionando, además, mal aliento. Cabe destacar que esta enfermedad puede tardar varios años en tomar fuerza y ser detectable.

La sinusitis

Por último, en esta enfermedad también se presentan estas sensaciones en la boca, porque aquí la mucosidad y las bacterias que llegan a la cavidad, alteran su estado natural y la percepción de los sabores.