Causas de la diglosia entre el castellano

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Causas de la diglosia entre el castellano Transcripción de Causas de la diglosia entre el castellano La diglosia entre el castellano y las lenguas originarias del país tiene algunas causas, entre las cuales podemos mencionar las siguientes: 2. La alienación colonialista: La construcción de la Colonia, posterior a la Conquista española, no disminuyó la violencia contra el pueblo indígena y su cultura, sino que mantuvo una actitud permanente de favorecimiento hacia la madre patria, España. 3. La República sin reconocimiento de las nacionalidades: El nacimiento de nuestro país como República, no consideró la existencia, durante largo tiempo, de las trece nacionalidades indígenas, menos de los pueblos que las componen, ni de su cultura ni de su lengua 3. Oferta laboral: 1. Conquista española: La principal causa de la diglosia en nuestro país y en muchos países de América Latina. El contacto entre el castellano o español con las lenguas ancestrales en toda América Latina no fue ni casual y menos pacífico. El carácter mismo de la Conquista española fue violento.

Causas de la diglosia entre el castellano y las lenguas originarias del pais Hay razón para recordar un cuento de Leopoldo Lugones, quien decía haber leído, nos sabía dónde, «que los naturales de Java atribuían la falta de lenguaje articulado en los monos a la abstención, no a la incapacidad. No hablan, decían, para que no los hagan trabajar». Se me ocurre, en nuestro caso, que siglos de experiencia han demostrado a los indios en cada diálogo


con un blanco siempre tienen algo que perder lo mismo, aunque con características de *resistencia viva al contacto colonizador* Causas de la diglosia entre el castellano y las lenguas originarias del país LIMITACIONES PARA LO HABLANTES DE QUICHUA 1. Medios de información: 2. Educación bilingüe:

Consecuencias de la diglosia en la vida cotidiana Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE (DLE), el bilingüismo es el “uso habitual de dos lenguas en una misma región o por una misma persona”. La diglosia, en cambio, es un “bilingüismo, en especial cuando una de las lenguas goza de prestigio o privilegios sociales o políticos superiores”. Estos dos conceptos son muy interesantes cuando se trata de contextos como el de nuestro país, en el que conviven varias lenguas, como lo demuestra el artículo 2 del primer capítulo de nuestra Constitución: “El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el castellano, el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso”. No obstante, ya desde nuestra Carta Magna, podemos ver que la situación lingüística de nuestro país no es bilingüe ni plurilingüe, propiamente dicha, sino diglósica, pues, aunque el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural, al igual que el castellano, este último es el idioma oficial a secas. Sí, puede ser utópico que el nuestro sea un país completamente bilingüe o plurilingüe, en el que fuera obligatorio que todos los ecuatorianos domináramos, aparte del castellano, alguno de los otros idiomas oficiales de relación intercultural, y conociéramos alguna de las otras lenguas ancestrales que conviven en varias regiones de nuestro país. Utópico pero maravilloso, porque eso significaría que Ecuador es, de verdad, un país intercultural. Me parece que es muy complicado entender la interculturalidad si no nos acercamos al elemento principal de comunicación del otro, que es la lengua (aunque hablar de ‘el otro’ sea ya una manera de alejamiento). Si no conocemos alguna de las lenguas oficiales de relación intercultural aparte del castellano, es complicado que podamos comprender muchas otras manifestaciones culturales de los pueblos indígenas, como las relaciones interpersonales, la cosmovisión, la comida, el folclor, el vivir diario... Si no entendemos y no nos esforzamos por conocer las dinámicas lingüísticas, no podremos acercarnos, por más buenas intenciones que tengamos, a la ‘vida real’ de los pueblos y establecer un diálogo verdaderamente intercultural. Se habla también de una educación intercultural bilingüe, que pretende, en el papel, que la educación que reciben los pueblos indígenas respete su cosmovisión y sus propios procesos de aprendizaje. Sin embargo, estos procesos y esta cosmovisión muchas veces aún son vistas desde la diglosia, desde el prestigio que tiene una lengua (o una cultura o una manera de ver el mundo) sobre otra. Además, no deberían ser ‘ellos’ los obligados a acomodarse. La interculturalidad y el bilingüismo solo serán posibles si dejamos de mirar sobre el hombro a aquellas culturas que son parte nuestra, que nos configuran, que nos hacen ser los ecuatorianos que somos.


Las lenguas ancestrales están en peligro En las comunidades de los hablantes de los 14 idiomas que existen en Ecuador predomina el castellano. “Esa es la última etapa de un proceso de pérdica lingüística”, manifiesta Sacha Rosero, coordinador de Kichwashun, organización que agrupa a algunos activistas de la lengua, que participó en el simposio internacional ‘Lenguas en contacto: desafíos en la diversidad’. Kichwashun quiere decir ‘hagamos kichwa, hablemos kichwa, seamos kichwa’, explica Sacha, quien señala que el contacto de dos idiomas en un mismo territorio provocan cambios y modismos, así como actitudes negativas y positivas. Las negativas y discriminatorias aún existen en el país, como el hecho de decir “la lengua de los campesinos, la que no sirve”, o usar ciertas palabras para desprestigiar como “el perro runa” al referirse a un animal que no tiene pedigree; y las positivas, desde el punto de vista de que en los indígenas se fomenta el bilingüismo y el trilingüismo. Pero a pesar de que el castellano sea románico hermoso y bien posicionado, los indígenas “tenemos que valorar, hablar y escribir nuestros idiomas autoctonos”, expresa.

Situación grave

“Estamos frente a la imposición de un idioma que nos ha llevado a esta realidad de inminente pérdida de nuestra cultura. “Estamos en la última etapa de pérdida de la lengua”, expresa Rosero al insitir en que en las familias indígenas ya no se habla el kichwa, el tsáfiqui, el awá, el záparo, pero argumenta que existen procesos de revitaliación y de revertimiento sociolingüísticos comprobados como el caso de Cataluña (España), donde el catalán, la lengua cooficial, se imparte en todas las etapas educativas, culturales, comunicacionales; lo mismo ocurre con el euskera, el idioma de los vascos (España), el hawaiano (Hawai) y el guaraní (Paraguay), en los que los hablantes son parte importante. Asimismo, indica que la presión social que ha existido, no solo en Ecuador sino también en el resto de países de América, ha hecho que los padres, pensando en el bien de sus hijos y en que van a conseguir mejores oportunidades, les hayan hablado en español.

Para un proceso de recuperación


Para lograr esa revitalización lingüística en el país se necesita de una educación exclusivamente en lengua ancestral y no bilingüe, del Corpus, que es el proceso de modernización de las lenguas, porque como están vivas pierden o ganan términos todos los años, se modernizan. También se requiere de la producción cultural en la propia lengua y “en eso no estamos mal, porque por ejemplo en Otavalo hay jóvenes raperos en kichwa y eso le da un prestigio especial”, comenta Sacha. También se necesita que los medios de comunicación emitan programas en lenguas ancestrales, tomanto en cuenta el porcentaje de población en cada área. Pero lo más importante es que se active a los hablantes, pues “las lenguas no se pierden porque los que no la saben no lo aprenden, sino porque las personas no las hablan”, culmina.


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