En la última revisión ginecológica, a mi amiga Consu le preguntaron si era activa sexualmente. Dijo que sí. "¿Cuándo fue su último encuentro?". "Hace 8 meses". "Eso no es ser activa sexualmente".

La OMS considera que una persona promiscua es la que tiene relaciones sexuales con dos parejas distintas en un período inferior a 6 meses. De ahí para arriba.

Que la OMS debería revisar sus patrones de lo que es ser o no promiscuo, es obvio. Que la sociedad necesita cambiar su concepto de promiscuidad, también. Sobre todo en lo relativo a su uso en el lenguaje, de modo peyorativo, y contra quien va dirigido cuando se utiliza como insulto: casi siempre contra mujeres y gays.

Seguimos pensando que un tipo que se acuesta con una mujer detrás de otra es un ligón, pero a poco que una mujer tenga varias parejas sexuales es una ninfómana.

La ninfomanía y la hipersexualidad o adicción al sexo son desórdenes psicológicos, y no causan satisfacción al individuo. No confundamos los términos.

Hace unos meses comenté lo absurdo de un artículo en una revista femenina (lo de femenina es una etiqueta que le viene un pelín grande, visto lo visto), en el que se cuestionaba cuántas parejas sexuales son demasiadas.

Ya que nos ponemos en cifras, voy a pensar en voz alta. Una pareja, para considerar que lleva una vida sexual sana y normal, viene a tener relaciones sexuales entre 1 y 2 veces a la semana. Lo que supondría entre 4 y 8 polvos al mes. Como es con una sola pareja, a ninguno de los dos se les catalogaría de promiscuos ¿no?.

Entonces ¿por qué una mujer sin pareja estable tiene que echar 1 polvo cada 3 meses? ¡La OMS ya la llamaría promiscua si echara uno al mes! ¿Es eso una vida sexual sana y normal? Yo creo que no.

Si te cuidas, si no realizas prácticas de riesgo, si utilizas el preservativo SIEMPRE, tener dos (o quince) parejas sexuales no es nada malo. Disfrutar de la sexualidad es sano. Para conocerte bien hace falta mucha práctica, no venimos con manual de instrucciones, no entiendo por qué la sociedad sigue pensando que es algo malo, secreto y que hay que ocultar.

En el film "Y de repente, tú", Amy Schumer interpreta a una treintañera disfrutona, divertida, que vive su sexualidad intensamente, y que no tiene ningún interés en un compromiso a largo plazo con ningún hombre. No voy a hacer spoiler, tranquilas, solo diré que es la parte más divertida y con la que más me identifico de toda la película, antes del punto romanticón (y a little bit moñas).

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Una de las múltiples cualidades que tiene Amante es que me acepta tal como soy, con toda mi vida sexual anterior. No tiene ni medio problema con eso. No le gustaría que fuera mojigata o inexperta, porque no disfrutaríamos tanto como lo hacemos los dos. Le gusto como soy, libre.

Si alguien osa preguntaros cuántas parejas sexuales habéis tenido, hacéos un Samantha Jones, contestad "¿en este año?". No os lo preguntarán más, prometido.