LA SHEKINA

En el primer capítulo de Génesis, antes de crear a Adán y a Eva, Dios dice: "Vamos a crear al hombre en NUESTRA imagen". Y procede a crear al hombre y a la mujer. Es claro en esta frase que Dios no está solo en estos momentos ya que dice "nuestra" imagen. La tradición cabalística nos dice que Dios estaba hablando con la Shekina, el aspecto femenino del Creador, en el momento de la creación. Como ya hemos visto, la manifestación de Dios en el mundo físico es lograda a través de la expresión de la dualidad de la materia y esta dualidad es tipificada en Adán y Eva, creados en la imagen de Dios, Padre y Madre, el Rey Divino y su Shekina. El misterio de La Shekina es expresado también en el concepto del Espíritu Santo. Por eso Jesús dice en el Evangelio, según San Lucas, que Dios Padre perdona todo pecado si el pecador se arrepiente, excepto la ofensa al Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es la Shekina, la bien amada del Creador, su Otro Yo. Y es tanto el amor que los une en la eternidad que Él no perdona jamás a quien la ofende. La Shekina es la Madre Cósmica, manifestada en la tierra como la naturaleza. Todas las diosas de todas las religiones son aspectos de la Shekina y todas las manifestaciones de la Virgen María son también representaciones del Principio Femenino de Dios.

Dios Padre y Dios Madre, el Rey Divino y Su Shekina, son una unidad, es decir son Uno Sólo y su unión es un acto de amor en un plano cósmico y espiritual, similar a la unión entre dos amantes en el plano material. El placer sexual en el ser humano es una copia infinitésima e imperfecta y de una duración insignificante comparado con el éxtasis purísimo y supremo que es la unión eterna de Dios Padre y Madre. Este éxtasis eterno, que no tiene fin se conoce en el Budismo como Nirvana.

La Shekina es la Novia Divina pero también la Madre y la Hermana del ser humano. Ella es el arquitecto del universo creado ya que su acción de restringir su luz en el momento de la creación fue llevada a cabo en virtud de la Palabra que Dios Padre pronuncio al crear el mundo.

El Verbo, es decir, la Palabra de Dios, fué concebida y gestada por la Shekina, de la misma forma que una mujer concibe y gesta a una criatura.

Es por eso que Jesús es identificado como el Verbo hecho carne, ya que fué concebido y gestado por la Virgen Maria, que es una manifestación de la Madre Cósmica.

Parte de la tragedia humana es lo que se conoce en la Cábala como el exilio de la Shekina. Debido al pecado de Adán y Eva, los cuales fallaron en su misión de rescatar a la luz de las tinieblas, la Shekina permanece en la Tierra, separada de su divino cónyuge. Solo se une a él de nuevo los viernes a la medianoche que es, según la Cábala, el momento ideal para una unión entre esposos. En este instante la Divina Presencia, Padre, Madre, Uno, están unificados extendiendo su bendición sobre los cónyuges.

Según el Espíritu de Dios, Creador Supremo y Divina Presencia, se manifiesta como femenino y masculino, así también el espíritu humano fué creado masculino y femenino. Debido a que la Shekina esté en exilio y separada de su divino esposo, el espíritu humano también es separado al nacer y solo nace o encarna una de sus dos mitades, que puede ser la femenina o la masculina. La otra mitad puede nacer a la misma vez en otro cuerpo o puede permanecer en el mundo espiritual, esperando a que su otro yo complete su misión en la Tierra y regrese al mundo del espíritu en cuyo momento, si ambas están suficientemente purificadas, vuelven a unirse en éxtasis eterno. De aquí proviene el concepto de las almas gemelas. Se dice que si las dos mitades del mismo espíritu se encuentran en la Tierra, algo que no es muy común, se reconocen de inmediato, y nada puede separarlos.

La atracción que una persona siente por otra cuando se enamora es debido a que esa persona le recuerda, sin saberlo, varias de las características de su otro yo. Es por eso que es posible amar a más de una persona, porque cada persona de quien nos enamoramos despierta ecos en nuestras almas de nuestro verdadero y único amor, nuestra alma gemela. Esto también explica por que a veces un ser humano puede enamorarse de alguien y esta persona no le corresponde. Esto se debe a que a pesar de que esa persona le recuerda a su otro yo, no lo es en realidad, y esa persona tiene otro yo a quien también está buscando y el cual no separece en nada a la persona que lo ama y a quien no puede corresponder. La unión total con ese complemento de nuestras almas solo puede ser realizada por completo cuando la Shekina se una de nuevo a su Bien Amado, que es Dios Padre.

Según el tercer Libro de Enoch, después que Dios exiló a Adán y a Eva del Jardín del Edén, la Shekina permaneció en el Edén y estableció su residencia sobre un Querubín debajo del Arbol de la Vida. Grandes huestes angelicales bajaban continuamente del Cielo para servir a la Shekina y a llevar a cabo los designios de Dios en la tierra. La luz que radiaba la Shekina era, según el patriarca, trescientos sesenta y cinco mil veces más brillantes que el sol y se extendía de un extremo a otro de la Tierra.

Todo aquel que percibía de cerca su luz estaba salvo de todo peligro, desastre y enfermedad y ni demonios ni ángeles podían tocarlo. Por esta razón, Adán y Eva y sus descendientes acamparon al otro lado de las puertas del Edén para poder de esta manera contemplar continuamente el resplandor deslumbrante de la Shekina. Pero las generaciones que siguieron a Adán y Eva, se desviaron del servicio de Dios y comenzaron a erigir ídolos de oro y piedras preciosas, a los que adoraban en vez del Creador. Los ministros angelicales, indignados ante esta ofensa, llevaron sus quejas a Dios, el cual de inmediato sacó a la Shekina del Jardín del Edén, elevándola con la música de millares de ángeles al Paraíso.

El exilio actual de la Shekina la mantiene en el Paraíso solo los viernes, como hemos visto. El resto de la semana permanece separada de su divino cónyuge hasta que toda la luz de la Creación retorne a Dios. Cada acto de bondad, de amor, de pureza y de compasión acorta la estadía de la Shekina en la Tierra y acerca el momento feliz de su reunión permanente con el Padre Eterno, ya que eleva hacia la luz divina a muchos de los espíritus oscuros que vagan en las tinieblas. Es solo cuando toda esta oscuridad sea purificada y toda la luz divina regrese al AIN SOF AUR que llegará a su término el exilio de la Shekina y los sufrimientos del ser humano en la tierra. El misterio de la Shekina está escondido en las cuatro letras (YHVH) del nombre sagrado de Dios, pronunciado erróneamente como Jehová. Según Enoch, cada ángel tiene una tablilla en su corazón donde están grabadas las cuatro letras del Tetragramaton o nombre sagrado.

La Cábala nos dice que Dios creó el universo con un punto de su Luz, algo que repite el Libro de Génesis, donde Dios dice, "Hágase la Luz", y la luz se hizo. La astrofísica, por otra parte, en la famosa teoría de la Gran Explosión, el llamado Big Bang, teoriza que el universo en sus principios consistió de un solo punto de luz superconcentrada, la cual al explotar, se expandió a través del espacio creando a su paso, galaxias, soles, estrellas y planetas. Pero lo que no nos puede explicar la ciencia es de donde surgió el punto de luz inicial de donde surgió el universo. Algunos astrónomos creen que ese punto de luz siempre estuvo ahí, algo que no tiene gran sentido ya que nuestro universo está basado en la ley de causa y efecto. Si todo tiene un origen y una razón de ser, ¿por qué no el universo?

El Libro de Enoch describe la Divina Presencia como una luz de tal fulgor que no es posible mirarla porque enceguece. El techo del palacio celestial es cruzado por estrellas y relámpagos deslumbradores. La fuente de luz más poderosa del universo procede de los rayos gamma, los cuales son muchos billones de veces más brillantes que la luz del sol. Recientemente se ha descubierto que el origen de muchas de las explosiones enceguecedoras de los rayos gamma proviene de una distancia de más de siete billones de años de luz, mucho más allá de nuestra galaxia. A pesar de esta lejanía inconcebible, los destellos de esta extraordinaria luz cósmica pueden ser detectados por satélites desde nuestro planeta.

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