El promotor cultural Antonio Pico Moreira es uno de los que defienden el uso de las plantas medicinales, pues  sostiene que cuando tiene algún padecimiento en su salud acude al campo, ya que allí encuentra la solución a su problema.

Dice que hay mitos y creencias sobre las bondades que tienen las plantas, pero lo que sí es seguro es que entre esos elementos se encuentra la solución a la mayoría de quebrantos a la salud que presenta el ser humano. “Estos conocimientos ancestrales se fueron trasmitiendo de generación en generación y dan buenos resultados”, destaca. 

Por ejemplo, cuenta, la corteza del beldaco sana las hernias y que para esto hay que cortar la corteza poniendo como molde el pie del afectado. “Una vez que el árbol recupera la corteza, la hernia que tenía la persona se cura”, señala Pico, quien aduce que ese procedimiento se aplicó por años en Santa Ana y otros lugares de Manabí.

Pico cuenta que hace poco en el cantón Chone un sanador aplicó esta curación con cerdos y le dio resultado. “Ante el éxito ha comenzado a hacerlo con las personas”, reseña Pico con su acentuado convencimiento. 

Agrega que las flores del beldaco sirven como alimento para el venado y también para las reses.

 

Otros usos. Pico dice que las mujeres en el campo se daban baños después del parto con la finalidad de recuperar los tejidos que quedan flácidos tras el alumbramiento.

“También, tomándolo como infusión, depura la sangre. Se tiene que hervir la corteza”, explica el conocedor de saberes ancestrales manabitas.

El beldaco (pseudobombax millei, nombre científico), es una especie de planta con flores y se encuentra sólo en Ecuador. 

Sus hábitats naturales son bosques secos tropicales o subtropicales y bosques húmedos de tierras bajas.