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ATLÉTICO NACIONAL SE GANÓ LA LOTERÍA: DE 600 MIL PASÓ A 7,5 MILLONES DE DÓLARES

Faustino Asprilla es el mejor ejemplo para Colombia de cómo el fútbol es una industria: fue avaluado en 600 mil dólares y al final (treinta días después) el Parma desembolsó 7,5 millones de dólares... De entrada, en aquel torneo preolímpico celebrado en Asunción, el que llamaba la atención era Iván René Valenciano. Su fugaz aparición en la Copa América-91 en Chile y la condición de goleador de la temporada colombiana con treinta anotaciones, se constituían en invitación obligada para un seguimiento en el ambiente de los buscadores de talento .

Redacción El Tiempo
El primero en aparecer en el Hotel Armelle fue Ricardo Fuica, un empresario ligado a Paco Casal. Y esta fue la respuesta a la inquietud, desde Medellín: 600 mil dólares.
Listo, lo compro por un millón de dólares ya , dijo Fuica. Y cuando Asprilla empezó a indagar por el tema con Efraín Pachón, quien fue el primero en decirle a Fuica que observara al delantero colombiano, vino la orden de Hernán Darío Gómez: Dejen al Tino tranquilo. No hablen más de plata. Después de la final se arreglará todo .
Obviamente, a cada zancada del morocho, a cada gol, a cada desborde, esta industria del fútbol (periodistas-observadores-técnicos-jugadores-dirigentes-empresarios), le fue poniendo precio. Fuica se quedó a la espera, pero el que se avivó fue Gustavo Mascardi, quien envió dos emisarios a Medellín con una oferta concreta: un millón doscientos mil dólares. Se pisaba el negocio con 150 mil dólares.
La intención era llevarlo al Fiorentina y al morocho le correspondían 700 mil dólares por tres años.
Mientras tanto, Fuica invitó a dos dirigentes del Parma a Asunción para que siguieran de cerca a Asprilla. Y el colombiano los fascinó al punto que la camiseta número 7 se convirtió para ellos en el mejor souvenir para llevar a su ciudad.
La contraoferta fue inmediata: cinco millones de dólares, 500 mil dólares de prima para Asprilla por cada uno de los tres años iniciales y un millón más como opción para el cuarto. Los primeros US$ 300 mil se los colocaban a Asprilla en la mano, en la misma Medellín. Además, le ofrecían un apartamento, carro, y cuatro pasajes de ida y vuelta.
Fuica, que nunca se interesó en el fútbol colombiano, decidió armar viaje a Medellín. El asunto era deshacer el compromiso de Nacional con Mascardi, algo comprensible para todos en vista de la diferencia de cifras. Y la capital de la montaña se citó con Gian Battista Pastorello, el director general del Parma, para finiquitar la negociación.
Allí surgió un inconveniente: había necesidad de un representante del jugador. En todas partes del mundo es una costumbre. Los tratos se hacen de empresario a representante, algo que en Colombia es prácticamente desconocido o, por lo menos, nadie utiliza. Acá, el apoderado es señalado como un vivo que quiere tumbar a los jugadores . Pero en el entorno futbolístico, y en general en el deporte, este personaje ya hace parte de una cultura.
Asprilla le entregó ese poder a José Manuel de Los Ríos, el dueño de la Escuela Carlos Sarmiento Lora, de donde emergió el jugador. Este señor Fuica me daba 150 mil dólares para que yo firmara y prácticamente le endosara esa representación. Y era claro que ese dinero no era deducible de la cifra que iba a ganar Faustino , dijo De Los Ríos.
De pronto, esas conversaciones que se realizaron en Miami, tuvieron un rompimiento... Fuica decía en Colombia que De Los Ríos era un aprovechado, que le había pedido plata, que no le importaba el jugador. De Los Ríos afirmó que Fuica no era serio, que le había ofrecido plata, que quería hacer el gran negocio con Asprilla, que únicamente le interesaba su firma para quedarse con el jugador.
Mientras tanto, la valorización del tulueño se incrementaba: llegaban noticias desde Italia donde se daba cuenta que Nápoles y Juventus solicitaban condiciones por Asprilla.
Mascardi, entonces, reapareció en el negocio para recoger los frutos que otros habían sembrado, con todo hecho, con las ofertas y contraofertas plenamente establecidas.
Total, Parma desembolsó 7,5 millones de dólares, de los cuales cinco llegaron a las arcas del Atlético Nacional. Los otros 2,5 se distribuyeron... Y aunque parezca inverosímil para este medio colombiano, Asprilla bien puede valer ahora entre 15 y 20 millones de dólares. Así es esta industria llamada fútbol y de la cual todavía estamos muy ajenos.
La hora del gran cambio
En Colombia hay muchos que aún no saben la dimensión de lo que representan los triunfos de Faustino Asprilla en Italia...
* La Federación percibió cerca de cien millones de pesos de participación por las transacciones de Faustino Asprilla e Iván René Valenciano, a quien Mascardi negoció por 4,8 millones de dólares para el Atalanta.
* Es el mejor embajador de nuestro país. Porque no solamente acapara carátulas y artículos en Italia, sino en general en toda Europa. Lo más lógico es emprender una campaña publicitaria, vendiendo esa imagen.
* Obviamente, con la celebración de estas actuaciones, se va a despertar un fervor por el fútbol colombiano en el viejo continente. Y los empresarios van a voltear sus miradas, tal como ocurrió hace una década con el ciclismo.
* Es, de alguna forma, una recomendación para las entidades gubernamentales: explotar esta buena imagen para borrar en parte la mala prensa con la que se refieren generalmente a Colombia.
* Llamado, por supuesto, a la Federación. Anunciar a Asprilla en la alineación de una selección ya es un gancho taquillero en cualquier país europeo. Y por consiguiente, la oportunidad para conseguir partidos de preparación y colocar en la vitrina a otros jugadores. Si a Higuita lo exigían, cómo será ahora con el tulueño?
Algunas de las prerrogativas de las que circunstancialmente goza nuestro país por esta industria llamada fútbol.
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Redacción El Tiempo
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