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Finanzas

13 nov 2009 - 5:00 a. m.

Vodka, la sutileza de su materia prima

Vodka, la sutileza de su materia prima

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13 nov 2009 - 5:00 a. m.

Totalmente transparente e inoloro, pero con mucho carácter, este licor tiene matices propios según haya sido elaborado de cereales, tubérculo o incluso uvas. Degustar.

NATALIA DÍAZ BROCHET *
Subeditora de PORTAFOLIO
Whisky, Escocia, cebada.
Tequila, México, agave.
Vino, Francia, uva.
Ron, Cuba, caña de azúcar.
Vodka, Rusia, papa.
No es un juego de palabras, son las asociaciones que la mayoría de personas hacen al mencionar cada uno de esos licores, las cuales son correctas. De hecho, producir estas bebidas alcóholicas se han convertido en un estandarte mundial de esos países.
Pero no son los únicos que los producen y, en algunos casos, se pueden producir de a partir de otras plantas. Por ejemplo, los gringos hacen whisky de maíz; los chilenos, argentinos, australinos, españoles y otros tantos, también hacen vino. Los mexicanos incluyen buenos rones en su lista de producción de bebidas alcohólicas y, obviamente, con el vodka pasa lo mismo, aunque con más variedad, según parece.
Esta bebida destilada también la hacen en Polonia, Finlandia, Suecia, Holanda, Francia y en otros muchos sitios. Pero además, se puede hacer de otras cosas además de la papa. De cereales como el centeno, el maíz, la cebada y el trigo, incluso de la caña de azúcar y hasta de la uva también se puede sacar vodka. En realidad, cualquier planta rica en almidón es buena materia prima para este licor.
Se elija la planta que se elija, se hace una fermentación con ella, que luego se destila varias veces en alambiques hasta lograr un licor con un alto grado de alcohol, y alto significa llegar a más de 90 grados. Beberlo así, es todo un fogonazo para el paladar y la garganta. Por eso, ese licor debe ser reucido con agua pura, hasta llegar a un nivel bebible que generalmente es de 40 grados o un poco más.
El producto final es un líquido totalmente transparente, incoloro y prácticamente inodoro, que los rusos y habitantes de los países bálticos y de Europa oriental suelen tomar en pequeños tragos de un solo sorbo y sin mezclar.
Uno los entiende: en esos fríos, un sorbo rápido puede caletar a cualquir congelado.
Por el contraio, en Colombia y otras partes del mundo occidental, siempre se bebe con un mezclador o se utiliza como ingrediente de cocteles. Basta recordar que es el principal del famoso martini, pero aguanta todo tipo de combinaciones.
Crear cocteles con vodka es la afición de muchos barmans en e lmundo entero y han llegado a usar productos como pepino cohombro, pimentón, maracuyá y
Sin embargo, el auge de los vodka premiun permite degustarlos solos. Obviamente, la materia prima con la que esté hecho le dará algunas notas particulares que vale la pena aprender a reconocer. Dos ejemplos de ello: el holadés Ketel One y el francés Ciroc.
* Una invitación de Diageo


Ketel One conserva la tradición de cinco siglos

Schiedam, Holanda. A pocos kilómetros del gran puerto de Rotterdam, está Schiedam, una pequeña ciudad famosa por dos cosas: sus grandes molinos que datan del siglo XII y quizás más atrás, y por haber sido la capital mundial de la producción de ginebra.
Su auge lo tuvo en la Edad de Oro Holandesa, por allá en el siglo XVII, cuando se cerraron las importaciones de bebidas alcohólicas de Francia. En ese momento comenzaron a surgir destilerías para preparar bebidas espirituosas. Cerca de 400 se afincaron en esta ciudad, que se convirtió en una gran exportadora de licores.
Ese auge fue desaparciendo, pero algunas empresas se empeñaron en seguir de pie. Una de ellas es la Destilería Nolet, que surgió en 1691, cuando Joannes Nolet llegó a Schiedam. Cinco siglos después, la familia y la destilería siguen allí produciendo, no ginebra, sino uno de los vodkas premium más reconocidos del mundo: Ketel One, el cual está cargado de historia y tradición.
De hecho, el dificio original de la destilería aún se conserva y allí todavía funciona el primer alambique de cobre alimentado con carbón que se utilizó para fabricar este vodka suave y fresco, que se hace con trigo producido en el sur de Holanda y el norte de Francia.
Claro está que la modernidad también llegó. Ahora cuenta con un molino que genera el 25 por ciento de la energía que consume un moderno edificio donde se levantan numerosos alambiques de 35 metros de altura y en el cual robots se encargan de almacenar y mover los dos millones de cajas con nueve botellas de litro que producen cada año. Casi el 90 por ciento se exporta principalmente a Estados Unidos, pero ahora quieren conquistar el mercado latinoamericano, incluida Colombia, de la mano de la multinacional Diageo.
Esos son los nuevos impulsos que le dan Carolus y Bob Nolet, la décima y undécima generación, ahora al frente del negocio. Un caso sorprendente para una empresa familiar.

Ciroc demuestra que con las uvas también se puede

Cognac, Francia. Las colinas entapetadas con viñedos de Cognac y Burdeos, al sur de Francia, se las conoce muy bien Jean Sebastien Robicquet. Por estos verdes y tupidos paisajes anda desde niño, gracias a la tradición vitivinícola de su familia, que se remonta a varias generaciones atrás.
Por eso mismo fue que se hizo enólogo, pero su espíritu inquieto y curioso también lo hizo estudiar derecho, economía y gestión de la industria vitinícola.
Pero, viniendo de donde viene, imposible resistirse a la tentación de tomar la uva y producir licores. Y eso hizo, con con la recnocida firma Moët-Hennessy, con la cual inventó diferentes tipos de brandy y de coñac. Inquieto como es y con ganas de innovar y marcar un rumbo nuevo al negocio que su fmailia le enseñó, se lanzó a hacer algo que para muchos no se podía hacer: producir vodka con uvas.
Un capricho con visión de negocio que tardó un año en diseñarlo. Las uvas Muazac Blanc y Ugni Blanc, cultivadas en las históricas regiones francesas de Gaillac y Cognac, se convirtieron en su materia prima.
"Un día se me ocurrió que podíamos destilar más la uva para obtener un vodka con verdadero sabor frutal", cuenta Robicquet, quien empezó hace unos ocho años a trabjar en ello.
Para su producción, utiliza una moderna tecnología combinada con los métodos tradicionales de preservación del siglo X que fueron creados por los monjes benedictinos en la Abadía de San Miguel. En su proceso de elaboración se aplican las técnicas de maceración y la innovadora fermentación en frío que normalmente forman parte del proceso de elaboración del vino. El producto, luego, es destilado cinco veces.
El invento le funcionó, porque Ciroc -nombre que junta cielo y roca, por el paisaje- se posicionó inmediatamente en la categoría de vodkas premiun, que se distingue por un refinado aroma cítrico, y se expandió rápidamante. De hecho se consigue en Colombia.
 

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