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Soya, 10 formas de consumirla

Este alimento tiene un alto volumen de fibra, no contiene colesterol y tampoco grasas saturadas.

LA SOYA, originaria de China, es  la reina de las leguminosas. Es pariente cercana de las arvejas y las habas y por alguna razón en la cocina occidental no se le apreció mucho, pues sus primas aparecen con mayor frecuencia en los guisos. Esta humilde planta, cuyas vainas contienen entre dos y cuatro porotos y son oscuras y vellosas, se ha ganado su lugar en la realeza nutricional por sus muchos atributos, que la elevan a la primera categoría en beneficios.
Cada grano de soya está compuesto en un 38% de proteína, un 18% de aceite (que en un 85% es insaturado), 30% de hidratos de carbono (de ellos el 15% son fibra) y un 14% de agua. Contiene los ocho aminoácidos esenciales, que el cuerpo humano no sintetiza y por ello debe obtenerlos de los alimentos: fhenilalanina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, threonina, tryptophano y valina. También tiene una buena proporción de los otros 12 aminoácidos denominados esenciales. Es por todo esto que la Organización para los Alimentos y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) le han dado la calificación máxima que puede alcanzar un alimento proteico.
Como si fuera poco, la soya es una gran fuente de vitaminas, principalmente de complejo B (tiamina, riboflavina y acido fólico), así como de las vitaminas liposolubles: A, E y K. Sin mencionar que, entre otros minerales, contiene calcio, fósforo, hierro, magnesio y potasio.
Y lo más interesante es que la soya tiene un alto contenido de isoflavonas (fitoestrógenos), que son estrógenos con las mismas cualidades que los humanos, aunque su origen es vegetal. Estas son muy apreciadas porque han demostrado tener propiedades anticancerígenas y antioxidantes, así como influencia en la mineralización ósea.
Los países con más alta producción de soya son, en su orden, Estados Unidos, Brasil, Argentina, China, India, Paraguay, Canadá y Bolivia, entre los dos primeros está el 60% de la producción mundial, según datos de la FAO.
Para procesar el grano y obtener sus derivados, estos son lavados y abiertos, para ser descascarados y laminados en hojuelas. A estas les extraen el aceite y luego las secan, y es de este material que se fabrican las harinas, los concentrados y demás derivados.
Lo último
Los científicos también han caído rendidos ante el fríjol de soya. Las estadísticas muestran que las mujeres asiáticas que consumen diariamente soya y sus derivados presentan menopausias más tardías que las de las occidentales. Esto se asocia a las isoflavonas o fitoestrógenos que contiene (especialmente genisteína, daidceína y gliceteína) dado que estas sustancias actúan de manera similar a los estrógenos.
De igual forma, hay menor incidencia de tumores de seno, próstata, colon, ovarios, y endometrio que las personas que se alimentan a la manera occidental. Estudios mostraron que había una correlación con el consumo de soya, pues se comprobó que la cantidad de isoflavonas que consumen los asiáticos en su dieta es de 45 mg día en promedio, mientras que en los occidentales no llega a los 5 mg diarios.
En la Universidad de Wake Forest, el científico Mark Cline encontró que la soya dietética contrarrestaba la proliferación de células que la terapia de sustitución de estrógenos causaba en las glándulas mamarias y el tejido del endometrio entre los monos hembra, y que anticipaba la existencia de cáncer. La conclusión es que la proteína de la soya actúa como la progestina, reduciendo el riesgo de desarrollar lesiones cancerosas. Sin embargo, falta investigar en qué proporciones se puede combinar la terapia de sustitución de estrógenos con la soya para asegurar su beneficio.
Por otra parte, los investigadores han encontrado que la genisteína presente en la soya reducía en ratas las tumoraciones precancerosas de colon de manera importante, y catedráticos de la universidad de California, en Berkeley,w concluyeron que a los ratones a los que se aplicó en la piel otra proteína de la soya (la lunacina) tenían menos riesgo de padecer cáncer de piel que los ratones no tratados con ella.
Pero no se exceda: los médicos dicen que la soya y sus derivados son bien tolerados, pero se deben tomar con moderación.  Afirman que su consumo excesivo puede dejar al organismo sin yodo (por lo que es recomendable tomar un suplemento de forma paralela) y entorpecer la absorción del zinc y de hierro. De igual forma, la soya tiene un alto contenido de purinas, por lo que deben evitar su consumo las personas que tengan altos sus niveles de ácido úrico, pues pueden desarrollar gota.
Por qué consumirla
La inclinación mundial por consumir cada vez más alimentos sanos ha traído un crecimiento del mercado de alimentos de soya en todo el mundo. Se recomienda consumir soya en todas las épocas de la vida: a los niños en crecimiento, a las mujeres en embarazo y lactantes, a los adultos y a los ancianos.
Las semillas tienen un alto contenido de fibra,  no tienen colesterol y tampoco grasas saturadas.  La poca que tienen es rica en lecitina, esencial para las membranas celulares, el sistema nervioso y el cerebro.
¡TODOS A PROBARLA!
Deléitese con las preparaciones que puede hacer con la soya y reciba desde ya sus múltiples beneficios:
FRÍJOL DE SOYA (SECO O FRESCO).  Puede prepararse al igual que las arvejas, habas y otros granos, cocinándolos en agua y poniéndoles un guiso o añadiéndolos a una ensalada o sopa.
BROTES DE SOYA. Las semillas de soya germinadas de tres o cuatro centímetros se consumen crudas en ensaladas. Estos brotes se consiguen en el supermercado o pueden cultivarse en casa (se ponen a germinar los granos, con el mismo método de los fríjoles, en un frasco con papel secante humedecido). Tienen grandes cantidades de vitamina C.
LECHE DE SOYA.  Hoy la venden líquida en los supermercados en envases larga vida y en polvo empacada al vacío. Esta leche se obtiene al hervir granos de soya molidos en agua, que se aromatiza con vainilla o con otros sabores. Con ella se pueden fabricar yogures, malteadas, helados y quesos.
SOYU. Es una salsa que se hace fermentando los granos de soya con trigo tostado, agua y sal. Se usan dos variedades, uno grueso por su textura y otro más liviano, de color más claro. Los japoneses lo usan frecuentemente como un condimento y se dice que combina perfectamente con cualquier alimento, pues fortalece su sabor.
MISO. Este puré se obtiene fermentando granos de soya con cebada o arroz y un poco de sal. Los japoneses lo consumen casi a diario en sopa y en otras preparaciones, generando muchas formas de miso, todas diferentes en sabor, color y  apariencia.
TEMPEH. Este es un producto típico de Indonesia, que se obtiene fermentando los granos de soya a través de un hongo (Rhizopus) el cual une los fríjoles y forma una especie de pastel blanco compacto, que sabe a nueces.  Normalmente el tempeh se corta y se fríe hasta dejarlo dorado y crujiente. También lo usan para sopas, ensaladas y sándwiches, o fabrican cremas de untar.
LECITINAS DE SOYA. Estas se obtienen del aceite de soya una vez se extrae el alcohol  de las hojuelas.  Existe una gran variedad de lecitinas refinadas, que se usan en las mezclas de bebidas instantáneas, fórmulas para niños, salsas y caldos de carne, así como en los chicles y los productos de panadería sin grasa. ¡Búsquela en los ingredientes de las etiquetas!
ACEITE DE SOYA.  Se consigue en los supermercados y contiene 85% de ácidos grasos poliinsaturados y un 15% de ácidos grasos saturados. Es fuente de lecitina, por lo cual aporta los beneficios descritos anteriormente.
TRES DELICIAS
TOFU. Queso que se obtiene haciendo cuajar la leche de soya. Es de color blanco y sin sabor ni olor, por ello lo acompañan de ingredientes fuertes, a los que potencia sus sabores. Se consigue en los supermercados.
HARINA DE SOYA.  Se obtiene moliendo hojuelas de soya desgrasadas y descascaradas. Contiene 50% de proteína, se usa para enriquecer otras harinas de cereales. Sirve para hacer panes, galletas y bizcochos.
CARNE DE SOYA. La pulpa que queda después de la preparación de la leche puede usarse, una vez cocida, para sopas y hacer paté, hamburguesas, salchichas o croquetas de soya, pues su textura es similar a la de la carne.
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