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LA CUARESMA: PARA QUE

Todos los años desde el miércoles de ceniza hasta la semana santa, se habla de la cuaresma. Hoy nos resta, prácticamente, una semana para terminarla. Sin embargo, me parece conveniente que nos preguntemos: para qué sirve la cuaresma?.

Si queremos responder para qué sirve la cuaresma, tenemos que preguntarnos antes: qué es, en verdad, la cuaresma?. Son cuarenta días de preparación espiritual a la semana santa, o sea, a la pascua de Cristo (su muerte y resurrección) mediante el ayuno, la oración y la práctica de la caridad fraterna.
Entonces, la cuaresma es un llamado, un anuncio, un reclamo a los hombres y a las mujeres de todos los tiempos para que encuentren en Jesucristo, en su persona y en su palabra, el sentido de sus vidas. La cuaresma es como un testigo anual que nos recuerda la importancia de la Cruz de Cristo, como signo e instrumento de salvación. La cuaresma es el ofrecimiento público y solemne de la pascua de Cristo, su muerte y resurrección para la redención de todos.
Es necesario, ahora, detenernos en la andadura misma de la cuaresma, en el camino que ella señala para prepararnos a la pascua y en las exigencias que conlleva. La cuaresma, en definitiva señala el imperativo de optar por Cristo, camino - verdad y vida . La opción por Cristo en la Biblia se llama conversión . Por lo mismo, la invitación cuaresmal es precisa y concreta: conviértanse .
Es decir regresen a Dios, a su voluntad, a su alianza, a su Reino, a su Enviado, a su Hijo predilecto... A continuación vamos a describir los elementos de la conversión como proceso de salvación:
1. La conversión es un encuentro de la persona humana consigo misma, con su propia verdad. Su vida es un camino que siempre puede reiniciarse, reorientarse y que tiene la oportunidad de recomenzar. Hay que tener en cuenta que la conversión afecta la totalidad del ser, su reflexión y su acción.
Entonces, este primer momento de la conversión es un darse cuenta, un recapacitar en la propia situación personal. En síntesis es descubrirse pecador, alejado de Dios, necesitado de perdón y misericordia y, a la vez, un querer recibir ayuda, un darse cuenta que por sus propias no se puede volver, un abrirse con humildad a la gracia que impulsa y ayuda a tomar la decisión. En esto hay un doble riesgo que podemos expresar así: dejar el regreso para un después que nunca llega y el escrúpulo maniqueo de no considerarse digno. De aquí lo fundamental del segundo momento;
2. El origen y el por qué de la conversión es el amor misericordioso de Dios. El es un Padre que pacientemente espera que regrese su hijo. El es un Padre que siempre perdona. Esto es lo que en profundidad explica y define la conversión. Por eso, el llamamiento cuaresmal a la conversión denuncia el pecado, pero sobre todo, anuncia la Buena Nueva de Jesucristo que nos presenta a un Padre, rico en misericordia, que muestra su poder en el perdón. El núcleo de la conversión está, pues, en el encuentro del hijo que se fue con el Padre que hace fiesta por su regreso. Este encuentro no es sólo amoroso y festivo sino que también rehabilita al hijo en su condición filial y le restituye todos sus privilegios;
3. Los dos primeros momentos de la conversión pueden quedarse en la intimidad de una experiencia personal, sin testigos, sin expresión comunitaria. Sabemos que la persona humana no se agota en la interioridad de su conciencia sino que también es relación. Por eso, la necesidad de que la conversión se selle, se ratifique comunitariamente. Esta ratificación se efectúa de dos maneras: la primera, mediante el poder que recibió la Iglesia de atar y desatar en la fuerza de Espíritu a través del sacramento de la confesión o penitencia. A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis les quedan retenidos (Jn 20.23) y la segunda, mediante la nueva vida que se sigue después del perdón: principalmente haciendo a los demás conforme se ha hecho con uno, esto es, perdonando, reconciliándose, amando... hasta setenta veces siete (Mt 18.21).
La conversión necesaria y urgente en la cuaresma es la tarea permanente del creyente. Siempre hemos de estar en actitud de encuentro con nosotros mismos, con el Padre Dios y con los demás. Siempre y cada vez más debemos ponernos en las manos de Dios.
Querido lector de TIEMPO CARIBE, al terminar la lectura de este artículo te pido un minuto más para que te cuestiones sobre lo siguiente:
Cuál es tu concepción de la cuaresma?
Coincides en algo con el planteamiento hecho? En qué?
Has escuchado el llamamiento a la conversión? Estás optando por Jesucristo?
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