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LA SALIVA Y SU IMPORTANCIA

El proceso de la digestión comienza en la boca, donde los alimentos son embebidos por la saliva, triturados y divididos por al acción de la masticación y, una vez formado el bolo, deglutidos. La saliva es el producto de secreción de tres glándulas salivales pares: las submaxilares, las sublinguales, y las parótidas, y de pequeñas glándulas situadas en la mucosa de la boca.

En el humano, las glándulas salivales segregan continuamente saliva de abstinencia o de reposo. Las cantidades no son uniformes pues, mediante estímulos adecuados, pueden aumentar extraordinariamente con gran rapidez. Su calidad será modificada además según la naturaleza del estímulo. Durante 24 horas, la cantidad de saliva segregada oscila entre 600 y 1.500 mil; es casi nula durante la noche en período de sueño. La aplicación en la mucosa de la boca de estímulos térmicos (calor o frío), mecánicos (masticación de arena, piedrecillas, parafina, goma, etcétera) o químicos provoca un aumento en la secreción de la saliva.
Entre los estímulos químicos, el más eficaz es la sensación gustativa agradable producida por los comestibles. Sustancias no comestibles (ácidos, álcalis, amargos) que ocasionan sensaciones gustativas desagradables causan también abundante secreción de saliva. Deben mencionarse además los estímulos originados en el esófago o el estómago. La distensión del esófago y la introducción de alimentos en el estómago estimulan la secreción salival. Las irritaciones de la mucosa bucal por dientes en mal estado u obturaciones defectuosas son causa de salivación abundante. El flujo salival aumenta cuando por cualquier motivo se eleva la acidez de la sangre.
Por último, deben mencionarse los reflejos condicionados cuyo mejor ejemplo es aquel por el que se nos hace agua la boca . Así sucede al ver la comida o pensar en ella. Si se asocia al acto de proporcionar alimentos un estímulo cualquiera, incapaz por sí mismo de producir secreción salival (por ejemplo, el sonido de una campana) y durante cierto tiempo se aplican simultáneamente los dos estímulos, llegará un momento en que el solo sonido de la campana producirá la secreción salival. Este es el reflejo condicionado. Papel de la saliva Aunque las funciones de la saliva son importantes, la integridad de las glándulas salivales no es indispensable para la vida del hombre. Existen casos de ausencia congénita sin que ello ocasione trastornos digestivos graves. Extirpar las glándulas salivales del perro o el conejo no altera tampoco su vida normal ni su supervivencia. En cambio, un caballo con dos fístulas en las parótidas tiene dificultades en la masticación y en la deglución; come menos, tarda más en hacerlo y puede llegar a sufrir trastornos serios.
En ratas recién nacidas, la ausencia de glándulas salivales lleva a tales dificultades para la deglución que los animales mueren de inanición. La supresión de la secreción de la glándula parótida en la oveja produce al cabo de cierto tiempo un estado de inanición que puede conducir a la muerte del animal.
Las principales funciones de la saliva son: diluir los alimentos y lubricarlos favoreciendo así la masticación y la deglución, disolver las sustancias alimenticias permitiendo la gustación, humedecer las mucosas de la boca, proteger los dientes e iniciar la digestión de ciertos hidratos de carbono.
Para que una sustancia actúe sobre los brotes gustativos y despierte una sensación tiene que estar en solución. Por lo tanto, al disolver los alimentos sólidos, la saliva favorece la gustación.
Por otra parte, la saliva lubrica la mucosa de la boca y facilita así la masticación y la fonación. Las personas que hablan en público necesitan suplir a veces la cantidad insuficiente de saliva con frecuentes tragos de agua. También ejerce la saliva una acción protectora sobre los dientes siendo más comunes las caries dentarias en los casos de asialia.
La saliva humana y la de algunos herbívoros contiene una amilasa llamada ptialina que desdobla el almidón y al glucógeno hasta el estado de maltosa. Como la permanencia de los alimentos en la boca es breve, la ptialina puede apenas ahí ejercer su acción. Sin embargo el bolo alimenticio empapado de saliva permanece durante algún tiempo en el estómago antes de ser penetrado por el jugo gástrico y es durante ese lapso que la sustancia ejerce su acción hidrolítica.
Cuando la reacción del medio se vuelve muy ácida, cesa la función digestiva de la saliva.
Y cuando el organismo pierde agua en exceso (transpiración, diarrea, poliuria, hemorragias), la secreción salival disminuye hasta desaparecer. La sequedad de las mucosas bucales que entonces resulta es uno de los principales componentes de la sensación de sed.
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