El sistema republicano de gobierno impacta a diario las vidas de todos los ciudadanos americanos; fortalece nuestra democracia; y garantiza balance y diversidad en los asuntos públicos. Sin ese sistema de gobierno republicano, por ejemplo, hoy Puerto Rico tendría un IVU de 16% como pretendió el exgobernador Alejandro García Padilla.
En el sistema republicano, el pueblo es el soberano y la fuente primaria de autoridad pública. El pueblo le “cede” ese poder a los funcionarios que elige durante periodos limitados. Este sistema político se compone de tres ramas de gobierno independientes entre sí y balanceadas en sus respectivos poderes. Esas ramas son el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
El gobierno republicano es la antítesis del autoritarismo y el monarquismo e impide que una de las tres ramas del gobierno pueda imponer sus decisiones unilateralmente sin el contrapeso de las otras.
Aquí, a partir de la aprobación por el Congreso de la Ley federal 600 de 1950 —conocida como el Estatuto de Relaciones Federales con Puerto Rico—, se autorizó el establecimiento de un gobierno constitucional con forma republicana. Ese acto congresional sobre la Isla no fue accidental. Todos los estados, al igual que el gobierno federal, tienen y deben tener gobiernos de forma republicana.
Al aprobarse la Constitución de Puerto Rico en 1952 —mediante la Ley Pública 447— el Congreso federal se aseguró de que el gobierno de Puerto Rico tuviera una forma republicana. El Congreso fue más allá al asegurarse de que ninguna enmienda local que hiciéramos a nuestra Constitución podría alterar esa forma republicana o eliminar nuestra Carta de Derechos. Entiéndase, pues, que además de servir a los propósitos de nuestra democracia, el sistema republicano de gobierno es un requisito fundamental en nuestra relación con el pueblo y el gobierno de los Estados Unidos. Así de importante es.
La Ley federal Promesa de 2016 y su Junta de Supervisión Fiscal, sin embargo, son un contrasentido tóxico a los principios democráticos del sistema republicano de gobierno. Ese tipo de imposición antidemocrática solo es posible en una colonia como el ELA. Es vergonzoso que hay gente en la Isla que apoya esa contradicción.
El pasado año, la junta fiscal provocó la controversia para que se eliminara la Ley 80 que garantiza protecciones laborales a patronos y a más de 800,000 trabajadores en el sector privado o eliminar el bono de Navidad de los empleados públicos. Una cosa o la otra. Se utilizaron hasta argumentos y acusaciones dramáticas, ridículamente actuadas. Alegaban que quien se empeñara en defender la Ley 80 dejaría a los empleados públicos sin el bono de Navidad y sería el responsable de que los niños no recibieran sus regalos navideños.
Si en este Senado hubiéramos cedido a aquel dramatismo novelesco, hoy no habría Ley 80 y esos 800,000 trabajadores y sus patronos estarían sin ninguna seguridad de empleo. Nadie dude que ahora, en este nuevo año, la junta fiscal estuviera diciendo que la eliminación de la Ley 80 no fue suficiente y también sería necesario reducir o suspender el bono de Navidad u otras protecciones laborales.
Después de Promesa, quedan algunos “flecos” en esta colonia del sistema republicano de gobierno que el Congreso y su junta han arrastrado por el piso. Defendimos nuestra posición de que la recuperación de Puerto Rico es posible sin eliminar la Ley 80 ni el bono. Habíamos aprobado un presupuesto balanceado, según el plan fiscal de cinco años y que en nada se afectaría con la continuidad de la Ley 80 y el pago del bono. El tiempo nos dio la razón.
Los legisladores somos elegidos por el pueblo. Tenemos la obligación de dar explicaciones por nuestros actos. Somos cuidadosos, al máximo de nuestras capacidades, en la toma de decisiones. No tenemos el monopolio de la verdad ni la razón, pero tampoco reconocemos ese monopolio a nadie dentro o fuera del gobierno. Colaboramos con la diversidad de opiniones que algunos no entienden y de esa diversidad surgen los mejores resultados.
Así es la democracia. Así debe ser. Mientras sea presidente del Senado, así será. Abrir puertas, escuchar, analizar, entender, confrontar ideas, ser justos y actuar.
Recibe más información sobre esta y otras noticias. Pulsa aquí si eres usuario de Android o de iPhone.